Ocho claves que explican que un colegio sea bueno

EDUCACIÓN

Una investigación vasca apunta al liderazgo educativo, la buena gestión del tiempo, las expectativas positivas hacia el alumnado y la atención a la diversidad

19 dic 2018 . Actualizado a las 12:25 h.

¿Qué hace que un colegio sea bueno? ¿Cuándo se puede decir que lo es? Estas dos preguntas son muy difíciles de contestar de forma objetiva, pero el equipo de investigación de Luis Lizasoain, profesor de Métodos de Investigación en Educación en la Facultad de Educación del País Vasco, ha realizado un estudio a partir de datos estadísticos y lo ha completado con una visita a los centros y un análisis de su funcionamiento. Todo esto le ha permitido establecer las claves de lo que denomina centros de "alta eficacia escolar", que podemos traducir coloquialmente por "buenos colegios", y lo contaba en una interesante conferencia  organizada por el Consejo Escolar de Euskadi con la colaboración de la cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.

La alta eficacia escolar hace referencia al centro que está sustancialmente por encima de la media de su entorno. Todos los estudios y pruebas apuntan que la clase sociocultural de la familia es el factor diferenciador del alumnado, más allá de la titularidad del centro, el barrio de residencia o el país de procedencia del estudiante. Cada grupo social tiene unas puntuaciones medias en las evaluaciones externas (ya sean las de diagnóstico o las de PISA) y aquel que está muy por encima de lo que se considera su espacio "natural" se podría decir que es un buen colegio. El estudio de Lizasoain estableció unas puntuaciones medias para el total de los centros del País Vasco y destacó aquellos colegios que superasen en 22 puntos la media asignada a los centros del mismo ISEC (un indicativo de ingresos familiares) y aquellos que estuviesen 22 puntos por debajo. Después, los investigadores visitaron los colegios (muy pocos en ambos extremos) y analizaron cómo funcionaba cada uno. A partir de ahí pudieron determinar qué hace que un colegio sea bueno.

Factores de contraste

"Encontramos bastantes ámbitos de contraste entre unos colegios y otros -explica a La Voz Luis Lizasoain- pero no los hemos querido jerarquizar, decir qué es más importante, porque depende mucho de las circunstancias del centro". Hay al menos ocho factores que se repiten en los centros más eficaces:

  1. Liderazgo del equipo directivo. Es una condición obligada para que haya estabilidad en los proyectos. Si la dirección no colabora, los profesores más activos se convierten en "francotiradores" y a la larga se sienten abandonados y quemados.
  2. Formación permanente del profesorado en el centro. "No se trata de formarte en lo que te interesa, que también, sino en que el centro tenga un proyecto y vaya formando a sus profesores para poder desarrollarlo", dice Lizasoain. En Galicia este sistema está funcionando muy bien en la escuela pública, y el curso pasado lo siguieron el 60% de los centros.
  3. Expectativas hacia el conjunto de los estudiantes. Es uno de los asuntos más novedosos e interesantes: "Un día, visitando un centro de bajo rendimiento -recuerda Lizasoain- salimos al patio a la hora del recreo y la directora, señalando con un gesto a todos sus alumnos, me dijo: '¿pero qué quieres que haga con esto?'". Hay que creer en el alumnado, apunta el investigador, tanto la familia como el claustro. Eso pasa por ejemplo en el IES Luís Seoane de Pontevedra (conocido como Monteporreiro) donde se anima a todos los estudiantes a ir a la universidad, algo que hace años era impensable.
  4. Relación fluida con las familias. Es difícil de conseguir en la adolescencia, pero hay centros (como el IES de Milladoiro) que ha hecho de la relación con el entorno un eje fundamental de su política educativa. Y les funciona muy bien, porque las familias que se sienten escuchadas e integradas en el centro suman en favor del alumno.
  5. Buen uso del tiempo. Es otra de las características menos conocidas. "A veces -apunta el investigador vasco- el cambio entre clase y clase hace que se pierdan diez minutos y eso al cabo de la semana es mucho tiempo por asignatura. En otras ocasiones, de los 55 minutos de clase las conductas disruptivas frecuentes reducen a menos de media hora la actividad lectiva propiamente dicha".
  6. Coordinación interna. Otro ejemplo de habilidad soft importante para el buen funcionamiento del centro. Trabajar de forma coordinada entre profesores y departamentos permite evitar repeticiones y contradicciones y maximiza el esfuerzo de cada docente.
  7. Atención a la diversidad con refuerzo educativo. Los buenos colegios hacen una detección rápida de alumnado con NEE (necesidades educativas especiales) y consiguen un refuerzo extra para ellos. Profesores de apoyo, especialistas y clases extra son las ayudas que más éxito tienen.
  8. Metodologías didácticas activas.Aunque es importante que el centro esté abierto a metodologías activas, "no está tan claro que eso mejore la situación del colegio por sí mismo", apunta Lizasoain. Eso sí, los buenos colegios animan a los profesores a investigar opciones que se adapten al entorno y no entorpecen las iniciativas docentes.

Estos son los ocho factores principales que diferencian los buenos colegios de los menos eficaces, aunque la investigación vasca también apunta a otros como el clima escolar, la estabilidad de la plantilla, la cohesión del claustro o la evaluación constante. "El estudio Talis del profesorado indica que al 30% de los docentes españoles nadie les ha dicho nunca nada de su tarea".

"A los docentes no hay que pedirles que sean héroes, aunque sí exigirles profesionalidad y compromiso"

En cuanto a las características que tienen los centros de baja eficacia, Lizasoain reflexiona: "Igual que uno dice "aprobé" y "me suspendieron", en estos centros la explicación de sus malos resultados siempre es cosa de los demás, ya sea el entorno o la inestabilidad de las plantillas". El profesor vasco apunta que a los docentes "no hay que pedirles que sean héroes, aunque sí exigirles profesionalidad y compromiso". El sistema actual además no incentiva en la educación pública la permanencia del profesorado en centros de entornos poco favorecidos. "El incentivo no tiene por qué ser económico -explica Luis Lizasoain- y de hecho los profesores no piden subida de sueldo en estos casos. Lo que les gustaría tener es más apoyo de especialistas y mejor formación", una tarea que debe encarar con seriedad la Administración.