«No quiero que una familia sacrifique a su hijo en el altar de la equidad»

EDUCACIÓN

Gerardo Echeita, profesor de la UAM y experto en inclusión educativa
Gerardo Echeita, profesor de la UAM y experto en inclusión educativa CESAR QUIAN

Gerardo Echeita, profesor en la UAM y experto en inclusión educativa, matiza que no es lo mismo escolarización que inclusión

12 mar 2018 . Actualizado a las 10:13 h.

Gerardo Echeita Sarrionandia estuvo hace unos días en A Coruña para participar en unas jornadas organizada por el CFR para los orientadores escolares sobre diferentes aspectos de su ámbito. Él es profesor del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), donde se ha centrado en la inclusión educativa de las minorías en la escuela, y de hecho es docente en el máster de Integración de Personas con Discapacidad de la Universidad de Salamanca (USAL) y de la materia de Diferencias individuales, diversidad e inclusión del máster de Psicología de la Educación de la UAM, entre otras cosas.

-Galicia presume de que el 90% de sus alumnos con necesidades educativas especiales (NEE) están integrados en la escuela ordinaria.

-La cuestión no es tanto el porcentaje sino la calidad de la educación que reciben estos alumnos. Solo la escolarización en los centros ordinarios no garantiza la inclusión. ¿Se sienten estos niños con necesidades especiales valorados por sus profesores, reconocidos por sus compañeros y que aprenden lo que deben? En cuanto al porcentaje en sí, yo me pregunto, ¿qué pasa con el 10% restante? Es como si uno estuviese contento de escolarizar al 90% de los niños sin necesidades educativas especiales. ¿Y el 10% que falta? Porque en el caso de la inclusión, todos los menores, absolutamente todos, tienen derecho a estar en un aula ordinaria.

-¿Incluso aunque no tengan el apoyo necesario? Porque tal vez su familia prefiera que se mantenga en un centro especial antes de estar en una clase sin ayuda de ningún tipo.

-Esta es la gran cuestión. Pero eso no le resta al niño o niña el derecho a estar en un aula ordinaria. La expresidenta del Tribunal Constitucional María Emilia Casas lo dijo una vez claramente: «Si no se crean las condiciones para ejercer un derecho, se da una situación de ablación de ese derecho». Por eso, cuando se habla de inclusión, la cantidad no significa nada. Lo importante es la calidad de la experiencia educativa.

«La educación combinada está poco cuidada, y tampoco ni bien regulada, supervisada ni evaluada»

-¿No está a favor de la escolarización mixta en ningún caso?

-La educación combinada está poco cuidada, y ni bien regulada, supervisada ni evaluada. Entiendo que para las familias la escolarización en centros ordinarios sin suficientes medios es una frustración enorme, pero si yo acepto eso, no quiero que nadie sacrifique a su hijo en el altar de la equidad de las generaciones futuras. Pero si digo que vale, que se puede mantener a un porcentaje de alumnos en el centro especial, estamos dando un paso atrás.

-¿Cómo se puede aprovechar el conocimiento de los profesionales de los centros especiales?

-En Portugal, por ejemplo, todos los centros de educación especial son hoy centros de recursos, para colaborar con los ordinarios en sus políticas inclusivas.

«¿Cómo se mide la inclusión? Tal vez preguntándonos cuántos alumnos con necesidades educativas especiales terminan ESO?»

-La calidad educativa de esas políticas, ¿cómo se mide?

-Por ejemplo, preguntándonos: ¿cuántos alumnos con NEE terminan ESO? Con ese dato sí tendremos evidencia de un bienestar, de una integración. También hay otro tipo de mediciones, más complejas, para saber dónde estamos.

-¿Qué se puede hacer para evitar esta escolarización sin inclusión? ¿Qué modelos funcionan?

-Uno de nuestros problemas es la triple red de centros: concertada, privada y pública; y que en Madrid es más con el distrito único [las familias pueden elegir cualquier colegio de la ciudad]. Frente a esto, los países nórdicos no tienen esa segregación escolar entre centros con muchos o pocos alumnos con NEE, porque su educación es fundamentalmente pública.

«Galicia no puede presumir de inclusión si le falta un 10%. No lo haría si fuese alumnado sin necesidades»

-Pero en Galicia el centro con más alumnos con NEE es un concertado religioso...

-Más allá del caso gallego, que no conozco tanto, creo que la cuestión es introducir en el sistema mecanismos de control para que los centros cumplan la ley. La inspección, que en teoría es un cuerpo de élite, tendrían que ser los primeros garantes de las leyes, tanto en el control de las normas como en el asesoramiento sobre cómo conseguirlo.

-Parece que ese es uno de los problemas. Las familias con alumnos con NEE están un poco a expensas del maestro que les toque.

-Aquí funciona una responsabilidad externa, pero también una interna, la de cada profesional para con su trabajo, su ética.

-Hay quien dice que no puede haber verdadera inclusión en las aulas si no hay trabajo colaborativo en clase.

-No creo que el trabajo colaborativo sea el único camino, aunque sin duda ayuda, porque aprender entre iguales es de enorme valor, un valor inestimable. A mí en esto me gusta usar la metáfora de las manos: un profesor con dos manos lo tiene bastante difícil para atender a una clase, pero si cuenta con más manos es más fácil. Es la cultura de colaboración entre compañeros, y no solo porque pueden colaborar las familias [el CEIP San Xoán de Filgueira de Ferrol así se hace], los voluntarios o los apoyos terapéuticos, que en vez de quitar del aula al niño se pueden quedar. A eso se denomina comunidades de aprendizaje y, bajo la supervisión del docente, es muy interesante.

«Tenemos que luchar para que la próxima generación sea la de los profesores mejor formados, convencidos de su compromiso con la equidad»

-¿Qué opina de tener un mir educativo o algo similar?

-Hay que reforzar la formación del profesorado para no estar condenados, como Sísifo, a subir la piedra cada día. Tenemos que luchar para que la próxima generación sea la de los profesionales mejor formados, convencidos de su compromiso con la equidad.

-Partiendo de la situación que tenemos actualmente, ¿cuánto tiempo se tardará en ver una inclusión real si no hay retrocesos?

-Se tarda mucho, una generación a lo mejor. Pero en 1994 España acogió la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales. Si en ese momento se iniciase el proceso de reforma, ahora estaríamos bien.

-Cuando habla de necesidades educativas especiales no se refiere solo a los alumnos con alguna discapacidad o problema físico o de aprendizaje.

-Hay que proteger a las minorías. A todos los niños y niñas que tengan problemas emocionales, familiares, afectivo-sexuales...