Las escuelas de idiomas se plantean si deben cambiar su modelo de enseñanza

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

EDUCACIÓN

JOSE MANUEL CASAL

La dura competencia y lo que se tarda en obtener un título debilitan la opción pública

18 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La inmediatez, como en otros ámbitos de la vida, se ha convertido también en conditio sine qua non para el estudio de otros idiomas. Recientemente, la Consellería de Educación publicó unos datos que revelaban que en tan solo dos años las escuelas de idiomas habían perdido dos de cada diez alumnos que tenían en Galicia en el 2014. ¿Tienen menos interés los gallegos por las lenguas extranjeras que antes?

Según lo que explican la mayoría de los responsables de estos centros, no. El problema es que un elevado número de alumnos, en su mayoría universitarios, necesitan obtener la titulación B2 de una lengua extranjera para acceder a un máster. «El objetivo se puede conseguir a través de una escuela de idiomas, pero tardas seis años. Sin embargo, en una academia lo puedes tener en dos», comenta Blandine Mouret, directora de la escuela de idiomas de Lugo. Si a esto se le suma la fuerte competencia del sector privado en este terreno y que una clase aglutina desde jubilados a adolescentes -«con lo que eso puede ralentizar el tiempo de aprendizaje para algunos», comentan desde la dirección de la sección de Ribadeo-, son muchos los que creen que hay que darle una vuelta al modelo de estos centros.

En la escuela oficial de idiomas de Ourense, según explica la directora, Nancy Casielles, están «en período de reflexión interna; de hecho, la próxima semana vamos a enviar un informe a la consellería con las causas que nosotros creemos que han desembocado en un descenso de matrículas -que no de alumnado, matiza-. Y es que hay personas que por determinadas razones no pueden inscribirse». Este centro es el que ha notado un descenso más acusado en las matrículas, aunque de los 39, todos han visto reducido el número de sus alumnos, a excepción de las secciones de Viveiro, O Barco y Arteixo, en las que se ha incrementado ligeramente.

Con la mejora de la economía, la demanda más ajustada del ingreso en una escuela de idiomas -o la vuelta a un número de alumnos «más habitual», como especifican muchos directores- ha hecho que estos centros tengan un perfil de estudiantes que tiende más al placer que al deber. Es decir, aunque siguen apuntándose aquellas personas que desean tener un título, prima la idea de aprender un idioma por una cuestión de ocio, de socialización o incluso cultural. Lo resume Blandine Mouret: «Si la gente quiere aprender una lengua viene a la escuela, si quiere un título se va a otro sitio». Salvando las excepciones y los casos que no puedan -o no quieran- permitirse los costes de una academia, con precios desorbitados en relación a los 127 euros que cuesta la matrícula del primer curso de la escuela de idiomas.

Mientras muchos estudiantes de inglés, que a su vez son los más numerosos, optan por derroteros alternativos para aprender la lengua del brexit, otros idiomas se mantienen estables. Es el caso del francés o el italiano. Según María José Conde, la directora del centro de Ferrol, «estos idiomas son de los que menos varían en cuanto a demanda: no lo hicieron en la época del bum ni lo hacen ahora. Tienen alumnos muy fieles». Explica Conde que los estudiantes de estas lenguas no están sujetos a las condiciones socioeconómicas de los países en los que se habla. Algo que sí ocurre con el alemán. «Hay muchísima diferencia con respecto a hace algunos años, cuando tantos jóvenes veían sus perspectivas de futuro en Alemania; la demanda nos sobrepasó».

La demanda de chino

Aunque en términos generales la demanda de chino ha descendido con respecto a los últimos dos años, según numerosos centros que ofrecen entre cuatro o cinco idiomas, la mayoría de los alumnos que ya están aprendiendo alguna lengua solicitan que en los centros que no lo tienen se imparta este idioma, aunque en la mayoría de casos no se plantean, de momento, incorporarlo a corto plazo. También hay una demanda llamativa de estudiantes que reclaman gallego. Sobre todo, cursos específicos como el de Linguaxe Administrativa o aquellos con los que se obtiene la titulación Celga 4. Las clases de español para extranjeros también son muy demandadas en Galicia: en este caso por el aumento de foráneos en la comunidad.