Un ourensano en la Ivy League

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

EDUCACIÓN

Estudia en una de las ocho universidades con mayor prestigio de Estados Unidos

20 jun 2016 . Actualizado a las 10:27 h.

En el selecto club de la Ivy League -un grupo de ocho prestigiosas universidades de Estados Unidos- también hay cuota ourensana. Es Manuel Pereira Arias. Acaba de finalizar su primer año en la Universidad de Brown, en la ciudad de Providence (estado de Rhode Island) y sus sensaciones no pueden ser más positivas. «Estoy encantado», asegura sin dudar este joven estudiante de Economía y Relaciones Internacionales, que hincó los codos en busca del sueño americano y lo logró entrando en una de las universidades norteamericanas más reputadas: «La Ivy League comenzó siendo una liga de deportes para el fútbol americano, pero después se convirtió en algo más. Coincidió que estaban ocho de las universidades con más prestigio e historia». En esa lista no faltan nombres como Harvard, Yale, Princeton o Columbia. «Son las que tienen un mayor presupuesto y un porcentaje de admisión más bajo. Por eso es tan complicado entrar y atrae a muchos profesores de prestigio. A mí, por ejemplo, el año que viene me va a dar clases un amigo de Varufakis», explica el joven ourensano.

Otra de las ventajas de la Universidad de Brown es que le concedieron una beca que le permitió estudiar sin tener que pedir un préstamo -en Estados Unidos la universidad es privada y su precio ronda los 60.000 euros-. Otro punto a su favor, según explica Manuel Pereira, es que al estar en la élite tiene la opción de acoger a alumnos de minorías, lo que da un toque de diversidad cultural al campus, en el que conviven unos 8.000 alumnos. «No es de las universidades más grandes, pero tiene un porcentaje de afroamericanos, hispanos, nativos de raza india americana y algunos internaciones. Españoles somos siete, pero gallego solo estoy yo», asegura el joven ourensano.

El día a día de Manuel Pereira en el campus de Brown comienza muy temprano, ya que la mayoría de clases se agrupan en horario matinal. Su vida discurre en el recinto universitario, ya que lo normal es que los alumnos apenas salgan del campus, ya que las residencias pertenecen todas a la universidad, al igual que el comedor. El poco tiempo libre que le dejen los estudios los emplea en actividades extraescolares, a lo que suma un trabajo en el servicio de cátering de la propia universidad. «Los fines de semana tienes más tiempo para relajarte y estar con los amigos, aunque siempre en el entorno del campus», explica.

Parte de su tiempo también lo dedica a participar en un club que se denomina Modelo Naciones Unidas: «En España aún no está muy implantado, pero sí en otros países y que básicamente funciona como un club de debate en el que cada uno representa a su país. Yo tuve la oportunidad de asistir a dos conferencias en Toronto y Nueva York».

A la hora de comparar el sistema educativo de ambos países, Manuel Pereira tiene claro con cuál se queda: «La gran ventaja de su modelo es la flexibilidad. La gran razón por la que quería ir allí es por cómo tienen estructurada la educación. Te dan más flexibilidad para coger las clases que te gusten. Conciben la etapa universitaria como algo más que estudiar a lo loco para sacar un título. Lo vinculan más a que tú aprendes y muestres interés por aprender. En Brown siempre nos dicen que exploremos otros ámbitos para enriquecernos». A la pregunta del millón sobre qué hará en su futuro, Manuel Pereira duda, aunque acaba por confesar que quizás se decantaría por vivir y trabajar en España: «En el ministerio de Asuntos Exteriores sería un buen reto». Ahora recarga pilas en su tierra natal para el próximo curso.