Los guardias de la Universidad deberán «reprimir o tráfico de estupefacientes»

M. Cheda SANTIAGO

EDUCACIÓN

Exigirá al nuevo servicio de seguridad que impida el consumo de drogas en facultades La institución académica fiscalizará si sus vigilantes cumplen el programa de rondas

16 mar 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

Las normas técnicas redactadas por la Universidade de Santiago para renovar su sistema de seguridad prevén drásticos recortes en el despliegue de personal y, pese a ello, la asignación de una veintena de tareas a la empresa que finalmente resulte adjudicataria del contrato. Las hay rutinarias, como la protección del patrimonio, pero también ciertamente llamativas. «Os vixilantes -establece el pliego de reglas en su apartado cuarto- realizarán o servizo sen arma e desempeñarán as seguintes funcións: (...) Represión do tráfico de estupefacientes». En concreto, los guardias privados «deberán impedir o consumo ilegal de drogas tóxicas ou substancias psicotrópicas» en el interior de las 19 facultades y escuelas, en los colegios mayores, en las bibliotecas y en el resto de centros e instalaciones que la institución académica posee en Compostela. El documento apostilla que habrán de hacerlo «de acordo coa normativa vixente». Además, advierte a los vigilantes de que la USC probablemente les encomendará la regulación del acceso a determinados edificios y actos. Dentro de este marco, incluso quedarán obligados a poner en marcha «controis de identidade das persoas e, se procede, a impedir a súa entrada, sen reter a documentación persoal, e, de ser o caso, a tomar nota do nome, apelidos e número do DNI ou equivalente». Los agentes, de acuerdo con la misma fuente, únicamente operarán «vestindo o uniforme e ostentando o distintivo do cargo que sexan preceptivos, aprobados polo Ministerio de Interior (...) e que non poderán confundirse cos das Forzas Armadas nin cos das Forzas e Corpos de Seguridade [do Estado]». Nunca se enfundarán ese traje fuera de sus horarios y lugares de trabajo habituales. Y nada de rajarse. Pues los profesionales al servicio de la Universidade de Santiago «actuarán coa iniciativa e resolución que as circunstancias requiran, evitando a inhibición ou pasividade», puede leerse en la normativa bajo el epígrafe «Dilixencia». Asimismo, siempre que observen la comisión de algún delito en los dominios bajo su custodia, reaccionarán entregando «inmediatamente» a la policía a los supuestos delincuentes y cuantas pruebas que obren en su poder. La compañía que se ocupe de esos menesteres se va a encargar también de instalar en los campus sur y norte un avanzado sistema electromagnético o similar que, en contacto con aparatos portados por sus empleados, registrará el número de rondas que ellos efectúan y los puntos que éstas abarcan. Así, el equipo de Senén Barro se encontrará en disposición de fiscalizar el grado de cumplimiento de lo pactado. Todas estas cláusulas condicionarán la subasta pública del servicio de protección de la USC por un períodos de doce meses. Iniciado anteayer, el proceso concluirá a partir del 23 de abril, cuando la institución planea empezar a analizar las ofertas que formulen las empresas del sector interesadas en ganar la puja. De estas cosas se encargan ahora 41 empleados de Prosegur. En opinión de ese colectivo, las condiciones impuestas por el rectorado para la renovación del grupo de vigilancia obligarán a recortar a la mitad la plantilla actual. Las normas, de hecho, rezan que, entre las 8.00 y las 22.00 horas, de lunes a viernes, sólo dos guardias deberán apañárselas para garantizar la seguridad de los campus sur y norte y de todas las dependencias universitarias.