Luigi Mangione, el niño bien que pasó de estudiante modelo a asesinar al directivo de UnitedHealthCare
ECONOMÍA
Nacido en una familia acaudalada, el joven de 26 años se graduó con honores en una de las mejores universidades de Estados Unidos
12 dic 2024 . Actualizado a las 08:54 h.«Era súper normal e inteligente», eso era lo que decían de Luigi Mangione sus compañeros de universidad, una descripción que choca —y mucho— con lo sucedido hace unos días en pleno centro de Manhattan. Mangione, pistola en mano (una impresa en 3D y, por tanto, sin registrar) asesinaba con tres disparos a Brian Thompson, consejero delegado de UnitedHealthCare, un gigante del sector asegurador (y cuarta empresa más valiosa de todo Estados Unidos) que presta cobertura sanitaria a 50 millones de americanos.
La historia ha dejado estupefacto a medio mundo. No solo por la sangre fría y la escenografía desplegada por el asesino —que llegó a escribir las palabras retrasar, defender y destituir en las balas usadas para el crimen—, sino por toda la mochila que carga Mangione a sus espaldas. Para sorpresa de muchos, detrás de este joven de 26 años no se esconde un radical anticapitalista. Tampoco un pobre ciudadano expulsado del voraz sistema liberal americano. Más bien todo lo contrario. Niño bien, Mangione nació en el seno de una familia acaudalada que cumplió con los estándares del sueño americano. Lo consiguieron después de que el fundador del clan, un siciliano que aterrizó en la tierra prometida con una mano delante y otra detrás, fuera acumulando un patrimonio que hoy en día conforman un club de campo en Maryland, una cadena de residencias de ancianos, una emisora de radio y un sinfín de propiedades inmobiliarias.
Tampoco su estela educativa hacía sospechar del giro que llevó a Mangione a liquidar a Thompson en plena calle. Alumno aventajado, en el instituto Gilman de Baltimore —donde cada curso exige el desembolso de casi 38.000 dólares— era considerado el más listo de su promoción. Inteligente y educado, en el colegio destacó por su faceta autodidacta (que lo llevó a aprender a escribir códigos informáticos) e incluso con solo 18 años fundó con sus compañeros una empresa de desarrollo de videojuegos.
Universitario con honores
Igual de luminosa fue su era universitaria. Se graduó con honores en la Universidad de Pensilvania —incluida en la prestigiosa Ivy League, en la que figuran las mejores facultades del país, con nombres tan conocidos como Yale o Harvard— y trabajó en startups de renombre.
Pero todo se torció hace unos meses. La rumorología habla de que, en una lección de surf, la espalda del joven sufrió una terrible lesión que lo condujo a malvivir con un insoportable dolor. En su perfil de X se podía ver la imagen de una radiografía de lo que suponía ser su columna vertebral atravesada por varios clavos. El dolor lo llevó a extirpar por completo a sus allegados de su vida. Su familia llevaba seis meses sin tener noticias de él y sus amigos todavía estos días se mostraban estupefactos por su deriva. A partir de ahí, comenzó su particular batalla contra las aseguradoras, por las que desarrolló una terrible inquina. De hecho, en un cuaderno hallado por la policía, el joven declaraba su «animadversión por la América empresarial» y calificaba la reunión con inversores a la que acudía Thompson en el momento de su asesinato como «una convención anual de tacaños parásitos».
Su modus operandi guarda ciertas similitudes con el de Theodore Kaczynski, más conocido como Unabomber. Precisamente los escritos de este terrorista, matemático y neoludita, se habían convertido en una especie de biblia para Mangione, que en la aplicación Goodreads había reseñado recientemente uno de los libros: «Fue un individuo violento, encarcelado con razón, que mutiló a personas inocentes. Aunque estas acciones tienden a ser calificadas como las de un loco ludita, sin embargo han de verse más exactamente como las de un revolucionario político extremo». Lector voraz, su perfil en esta red social acumulaba más de 300 volúmenes entre los que se encontraban títulos de economía o filosofía.
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Pero a Mangione, la inteligencia, le falló en su último capítulo. Los errores se acumularon en el momento del asesinato y la vanidad le jugó una mala pasada. En el hostal en el que se alojaba se bajó la máscara para flirtear con la recepcionista, una pista que condujo a las autoridades a su detención en un McDonald's.