«É un home de mundo que nunca esqueceu as súas raíces; un home incansable, valente, con valores familiares e gran deportista», señaló Alfonso Rueda
11 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.De Galicia emigraron hace un siglo Venancio Vázquez y María Raña para buscar un futuro mejor. En México prosperaron y sus hijos se convirtieron en grandes empresarios con una destacada presencia en varios sectores. Uno de ellos, Olegario Vázquez Raña, recogía ayer el Premio Ourensanía 2024, el galardón que le concedió la Diputación de Ourense en reconocimiento a su importante trayectoria profesional, su ejemplo como emigrante que representa la idiosincrasia ourensana y por mantener vivo su compromiso y vinculación con la tierra de la que partieron sus progenitores, el municipio ourensano de Avión. El presidente de la Xunta destacó la trayectoria profesional del galardonado y sus vínculos con los orígenes familiares. «Olegario é un home de mundo que nunca esqueceu as súas raíces; un home incansable, valente, con valores familiares e gran deportista», señaló Alfonso Rueda. Recordó el presidente del Gobierno autonómico el gran legado de la diáspora: «Quero destacar a contribución de toda a emigración, e nomeadamente de empresarios como Olegario Vázquez Raña á hora de transformar Galicia nunha terra moderna e con oportunidades para emprender e traballar», indicó.
El presidente de la Diputación ourensana, Luis Menor, se mostró especialmente satisfecho de la decisión del jurado que preside: «Ourense é unha provincia emigrante e Olegario Vázquez Raña exemplifica a audacia, o esforzo, o sacrificio e o traballo daqueles que se viron obrigados a deixar a súa terra para buscar un porvir... E aínda atopándoo, nunca esqueceron as súas raíces. O Premio Ourensanía deste ano conecta co máis profundo da idiosincrasia ourensá».
Visiblemente emocionado, el galardonado dijo sentirse orgulloso por vivir «entre dos tierras que amo profundamente, México y España» y por recibir un galardón que considera muy importante «porque es de la tierra de mis papás, a la que le debo tantas cosas, y la mía propia».