Las empresas suben el kilometraje hasta el máximo deducible en el IRPF

G. Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

JOSE PARDO

La media de la compensación alcanzó los 26 céntimos fijados por Hacienda

24 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras casi 18 años congelado, Hacienda actualizó en julio del 2023 el importe de las asignaciones por gastos de locomoción que las empresas pueden abonar a sus trabajadores sin que estos tengan que tributar por ellas en el impuesto sobre la renta (IRPF). Hasta el pasado verano, esa cuantía máxima estaba fijada en 19 céntimos por kilómetro recorrido (más gastos de peaje y aparcamiento), una cifra vigente desde finales del 2005 y que se actualizó de golpe un 37 %, hasta los 26 céntimos por kilómetro.

El movimiento del fisco fue replicado por las empresas, que elevaron el año pasado las asignaciones por locomoción hasta un promedio de 0,26 euros, alcanzando el máximo exento en el IRPF con los nuevos criterios de Hacienda. El nuevo importe medio supone una subida de un céntimo respecto al abonado por las empresas el año anterior, según las conclusiones de un informe elaborado por Emburse Captio, empresa especializada en soluciones de gestión de los gastos de empresa, que para elaborar el documento ha analizado más de cien millones de tiques de desplazamientos tramitados a través de sus aplicaciones.

Pese a igualar ya el tope exento en la renta, el importe medio del kilometraje todavía está lejos del récord de 33 céntimos que se llegó a abonar en el 2016, cuando la gasolina se pagaba en el surtidor en el entorno de los 1,20 euros por litro y el diésel, por debajo de 1,1, muy por debajo de los precios actuales en los surtidores.

Pero una cosa son las medias y otra, claro, las situaciones particulares. Así, el precio por kilómetro varía en más de dos euros en función de la empresa, de forma que el más bajo se situó el año pasado en los 0,05 euros (un céntimo por encima del mínimo del 2022) y el más alto, en los 2,1 euros.

Incluso dentro de la misma empresa hay diferencias en función de factores como la antigüedad de los trabajadores o su responsabilidad dentro de la compañía. Unas diferencias que se han disparado en los últimos años hasta alcanzar ahora los 2,05 euros, frente a los 0,46 euros de brecha que existían en el 2016.

De acuerdo al estudio, lo más frecuente es que las empresas abonen entre 0,21 y 0,30 euros por kilómetro, el rango de precios establecido en el 34 % de las firmas. Otro 29 % pagan entre 0,31 y 0,40, mientras que el 28 % se sitúan entre los 0,11 y los 0,20. Las que se encuentran en los extremos son minoría: apenas un 5 % pagan los gastos de locomoción por encima de los 0,40 euros y solo un 3 % los retribuyen a menos de diez céntimos.

Los vales comida, congelados

Si Hacienda justificó la actualización del importe del kilometraje por la subida del combustible tras la pandemia, donde todavía no ha admitido el ajuste es en los gastos por cheque restaurante, la cuantía que ingresan las empresas para que sus empleados puedan pagar sus comidas durante la jornada de trabajo. Desde hace seis años, la cuantía de esos vales exenta en el IRPF está congelada en 11 euros (en el 2018 había subido de 9 a 11 euros), una cantidad con la que hoy en día es casi imposible consumir un menú del día en cualquier localidad de España, por lo que la Asociación Española de Empresas de Vales de Comida y Otros Servicios, la patronal de las empresas que gestionan los tiques restaurante, llevan dos años reclamando que su importe se eleve hasta los 13 euros, para cubrir los gastos reales en los que incurren las empresas.