Galicia dispone de 2 millones de metros de suelo industrial que no logra colocar

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

CESAR QUIAN

Buena parte de la oferta es cara o está lejos de las zonas con más demanda

05 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los principales organismos promotores de suelo empresarial en Galicia, adscritos a la Xunta y a la Administración del Estado, tienen ahora mismo en venta dos millones de metros cuadrados de suelo que no consiguen colocar con facilidad, pese a la gran demanda de superficie que dicen tener las organizaciones de empresarios. Los precios elevados, en algunos casos, unidos a la ubicación poco atractiva de muchos de esos polígonos, a la falta de incentivos o a la farragosa tramitación burocrática que hay que seguir para la autorización de las actividades y la urbanización de las parcelas, provoca que para muchas empresas siga siendo más sencilla la alternativa de cruzar la Raia e instalarse en el Norte de Portugal.

La Xunta es el principal promotor de suelo empresarial en Galicia. Tiene disponibles en el mercado 330 parcelas, que suman un total de 793.459 metros cuadrados, lo que representa el 41 % del suelo empresarial que está ahora mismo en venta. Le sigue la Sepes, la entidad pública de suelo adscrita al Ministerio de Vivienda, con terrenos disponibles en cinco polígonos de Galicia, y que representan el 34,8 % del suelo empresarial ofertado en el mercado.

Y en tercer lugar se sitúa otro organismo estatal, la Sociedad Empresarial del Atlántico (SEA), que tiene una bolsa de terreno en venta o alquiler con opción a compra de 467.477 metros cuadrados repartidos en diez polígonos, lo que representa el 24 % de la oferta gallega.

Precios más caros

También hay diversas iniciativas privadas que han promovido suelo empresarial e incluso algunos organismos de naturaleza pública que también ofertan terrenos de manera más accesoria. Es el caso, por ejemplo, del Consorcio Zona Franca de Vigo, que en el parque Porto do Molle, en Nigrán, oferta doce parcelas de suelo empresarial que suman una superficie total de 60.142 metros cuadrados. Casi todo este terreno es para uso ocio-recreativo o de oficinas, pero en medio también hay una parcela de 6.655 metros de uso industrial que está en la ventanilla de venta a un precio de 136,31 euros, es decir, más del doble de los costes promedio que maneja la Sepes o Xestur, y hasta cuatro veces más caro que los precios promedio del suelo industrial que se manejan en las zonas empresariales del Norte del Portugal.

Las bonificaciones de entre el 30 y el 50 % en el coste que aplica la Xunta en la venta de suelo industrial, como una especie de antídoto para detener la incesante deslocalización de empresas en favor de Portugal, hizo más atractiva su compra para los empresarios autóctonos. Ahora bien, aunque la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) valora que los descuentos son una medida en la dirección correcta, es insuficiente para competir con los precios de saldo, incentivos fiscales, acceso a grandes infraestructuras logísticas y otras facilidades que ofertan a modo de paquete en varias localidades al sur del río Miño.

En muchos polígonos gallegos hay parcelas a la venta por menos de 30 euros el metro cuadrado, que es el coste medio en el Norte de Portugal. Es el caso, por ejemplo, de las parcelas que se comercializan en los parques empresariales de Ortigueira, Cervo, Lourenzá, Monterroso, Quiroga, Xermade, Pereiro de Aguiar, O Barco de Valdeorras, Celanova o Monforte de Lemos.

En todo esos casos, la ubicación de los polígonos industriales está muy alejada de los grandes centros económicos y logísticos de Galicia, que pivotan en torno a las ciudades de A Coruña y Vigo y, por extensión, a lo largo de toda la columna vertebral de la autopista AP-9.

Coincide, además, que en la zona de mayor demanda de suelo empresarial de Galicia, que es la que circunda la ciudad de Vigo, Xestur no tiene en venta ni un solo metro cuadrado de suelo. Ni tampoco la Sepes o la Sociedad Empresarial del Atlántico, que no disponen de suelo en dicha área.

Es más, en el conjunto de la provincia de Pontevedra, Xestur tiene a la venta 112.400 metros cuadrados de suelo industrial, aunque la mayor parte (85.817 metros cuadrados) están ubicados en el parque de A Reigosa, en Ponte Caldelas. Por contra, en la provincia de A Coruña tiene en venta casi 400.000 metros.

También el número de parcela ofertadas da fe de los alejadas que están de las zonas de mayor demanda. En Ortigueira hay 41 en venta; en Xinzo, 23; en Monterroso, 22. En Culleredo, solo hay una disponible, y en Arteixo se venden unas 80, pero a la friolera de 124 euros el metro cuadrado.

«El dinero es muy miedoso, y la gente va a donde ponen las cosas fáciles», advierte la patronal

En Galicia hay dos millones de metros de cuadrados de terreno en venta para instalaciones industriales, pero, aun así, «la demanda empresarial de suelo es muy alta». «Parece una contradicción, pero no lo es». Lo atestigua Juan Manuel Vieites, presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), que en su libreta también anota los altos precios, el exceso de burocratización en los trámites, la falta de incentivos fiscales o la lejanía a los grandes centros logísticos de distribución como hándicaps que hacen menos atractiva la oferta gallega en relación a la de otras comunidades limítrofes y, sobre todo, respecto al Norte de Portugal.

«El dinero es muy miedoso, y la gente va a donde ponen las cosas más fáciles y más ágiles», señala Vieites, quien advierte que la pérdida de tiempo en tramitaciones administrativas farragosas «es algo que a los empresarios les cuesta dinero».

Desde la CEG ponen de relieve que hay una «hiperregulación relacionada con el establecimiento de actividades empresariales», pues están sometidas a todo tipo de autorizaciones e informes, de Medio Ambiente, de Patrimonio, de Aguas, a veces también de impacto sobre el Camino de Santiago, circunstancia que no concurre —o no al menos de la misma manera— en el caso de Portugal. «Y cuando quieres ampliar un polígono, te topas con las comunidades de montes, y hay que hacer infinidad de cambios, y espera que no se judicialice el proceso», esgrime el presidente de la patronal gallega.

Un «galimatías» jurídico

Implantar una empresa en Galicia «es someterla a un galimatías jurídico, administrativo y normativo, con plazos desesperantes que superan los 20 meses en muchos casos», añade a su vez Benito Iglesias, presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias, quien corrobora que el éxito de Portugal para atraer muchas empresas gallega estriba en ofrecer «precios del suelo de derribo y agilidad administrativa, junto a los bajos costes laborales y fiscales».

La reciente separación del promotor de suelo Xestur de la Consellería de Vivenda, que ahora pasa a depender de Economía e Industria, es percibida por la patronal como una señal positiva que puede permitir avanzar en la buena dirección, al igual que las bonificaciones en la venta de suelo. Pero insisten en que es preciso agilizar las tramitaciones.