La banca europea se desangra en bolsa tras anunciar Italia un nuevo impuesto al sector

clara alba MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

Giorgia Meloni, primera ministra italiana
Giorgia Meloni, primera ministra italiana JONATHAN ERNST | REUTERS

El Gobierno de Meloni impone por sorpresa un gravamen del 40 % sobre los beneficios extraordinarios de las entidades

09 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Máximo nerviosismo en las bolsas europeas con duras caídas para el sector bancario. El gobierno italiano de la ultraderechista Giorgia Meloni prendía la mecha en la noche del lunes al acordar un impuesto del 40 % sobre los beneficios extraordinarios de las entidades financieras. Y la reacción del mercado no se hizo esperar, ante una medida que llegaba por sorpresa y que ha pillado con el pie cambiado a muchos inversores. Aunque los números rojos con los que abrían los mercados se moderaban a medida que transcurría la sesión, la Bolsa de Milán se dejó más de un 2 % al cierre. Entidades como Bper Banca o Banca Monte dei Paschi se desplomaban más de un 10 %, mientras que Banco BPM o Intesa Sanpaolo cedían más de un 9 %. Por su parte, Unicredit o Mediolanum registraban descensos cercanos al 6 %, que se limitaban al 3 % en Generali o Mediobanca.

El efecto contagio llegaba al resto de plazas europeas con el índice Eurostoxx Banks —que agrupa los mayores bancos de la región— perdiendo un 3,7 %. En el caso español, Santander lideró las caídas del Ibex 35, con un descenso del 2,71 %, seguido de Unicaja y Sabadell, que se dejaban un 2,45 y un 2,16 %, respectivamente. Los números rojos fueron del 1,9 % para BBVA y Bankinter, mientras que CaixaBank perdió cerca del 1,5 %. La presión bajista provocó que el selectivo español despidiese la sesión con pérdidas del 0,67 % que, no obstante, fueron mucho más moderadas que el 1 % que se superó en los momentos más tensos de la jornada. Así, el indicador logró mantener in extremis los 9.300 puntos.

Incertidumbre regulatoria

En todo caso, la incertidumbre y la falta de detalles fue lo que más pesó sobre los inversores, ya que de momento solo se sabe que el gravamen se aplicará cuando el margen de intereses de los bancos (la diferencia entre lo que ingresan por dar créditos y los intereses que pagan por los depósitos) alcance un porcentaje aún por determinar, y siempre que la cantidad no supere el 25 % de su patrimonio.

En línea con lo que han hecho otros países como España, la recaudación que se consiga con la medida se destinará a ayudar a los hipotecados y a rebajar la carga fiscal de los ciudadanos, según explicó el Gobierno italiano.

«Al parecer, el Ejecutivo de Meloni pretende recaudar hasta 2.000 millones de euros», indica Rafael Alonso, analista de Bankinter. «Todavía se desconocen los detalles, pero parece que el impuesto tendría un alcance limitado a los resultados del 2023», añade. En todo caso, el experto considera que es una mala noticia para las cotizadas bancarias italianas, pues ese objetivo de recaudación representa en torno al 14 % de los beneficios del sector en el 2022 y del 10,5 % de las ganancias netas estimadas para este 2023. «Es un incremento significativo de la fiscalidad que reduce la generación de capital del sector y genera incertidumbre regulatoria», advierte.

El vicepresidente del Gobierno italiano, Mateo Salvini, defendió la figura impositiva, asegurando que la subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) ha supuesto un incremento del coste del dinero para familias y empresas «que no se ha trasladado con la misma rapidez a los consumidores que tienen depósitos en cuentas corrientes». Un argumento que también manejan desde otros países donde los bancos están tardando más de lo habitual en aplicar el alza de tipos al ahorro de sus clientes, como es el caso de España, donde incluso el Ministerio de Economía ha encargado a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia un análisis para determinar por qué las entidades siguen sin mejorar la remuneración de los depósitos al mismo ritmo que suben el precio de sus préstamos.

Por si fuera poco, el sector también sufrió ayer la decisión de Moody’s de rebajar la calificación de una decena de bancos estadounidenses, la mayoría de menor tamaño, además de advertir que podría seguir el camino con algunas de las mayores entidades del país.

El aviso llega en medio de una fuerte restricción al crédito, tras el shock que en marzo desató la caída del Silicon Valley Bank y otras entidades regionales. Para Moody’s, los resultados que muchos bancos han presentado en el último trimestre evidencian una fuerte presión sobre su rentabilidad, que podría agravarse si finalmente llega una recesión a Estados Unidos.