La negociación más discreta de la legislatura, embarrada de ataques a la patronal

j. m. c. MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

RAQUEL MANZANARES | EFE

La previsible subida de salarios ultimada por CC.OO., UGT y CEOE llegará tras un año de confrontaciones del Gobierno con los empresarios desde que rompieron contactos con los sindicatos

06 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca antes en los cuatro últimos años un acuerdo del diálogo social había sido tan sigiloso como el de la negociación colectiva para elevar los salarios al que están a punto de llegar CC.OO. y UGT con la CEOE. Tampoco nunca antes las negociaciones se habían visto embarradas por las críticas que el Gobierno había lanzado contra la patronal. Fue el 5 de mayo del 2022, cuando los líderes sindicales, Unai Sordo y Pepe Álvarez, daban por rotas las negociaciones con el presidente de la patronal, Antonio Garamendi, para lograr un pacto de rentas al que el Gobierno llamaba a acordar desde el inicio de la guerra en Ucrania.

Entonces, las diferencias eran «insalvables». Superado el verano, con los precios subiendo casi un 11 % en agosto y la recomendación del Banco de España de contener los salarios, tampoco parecía haber visos de aproximación. Mucho menos con las elecciones de la CEOE. Cuando Garamendi se enfrentó a esa cita en noviembre para revalidarse al frente de la patronal, se retomó el diálogo. Pero de puertas para adentro. Muy sigiloso. Solo a principios de año los agentes sociales confirmaban las primeras tomas de contacto.

La discreción de las conversaciones coincidía con los ataques del Ejecutivo contra la patronal. Como el del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien llegó a acusar a los empresarios de «señores con puros» que intentaban cercenar la acción del Gobierno. O la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, que calificó de «capitalista despiadado» al presidente de Mercadona, Juan Roig; o la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que acusó a los empresarios de «forrarse» y de «engordar los beneficios a costa de los salarios y el esfuerzo de los trabajadores». La decisión de Ferrovial de cambiar su sede a Amsterdam amplío esa erosión.

Pero las posturas ya estaban muy cercanas, pese a los mensajes de los sindicatos de que se avecinaba un otoño caliente en el Primero de Mayo. Nadie esperaba que el principio de acuerdo llegara apenas 72 horas después.