Stefano Mallia: «No se puede resolver todo diciendo que hay que subir los salarios»
ECONOMÍA

La voz de los empresarios dentro de las instituciones europeas reclama más incentivos y medidas orientadas a recuperar la competitividad
01 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Stefano Mallia preside el grupo 1 en el Comité Económico y Social Europeo (CESE), del que forman parte los empresarios. Los grandes y también los pequeños. Desde multinacionales a pymes. El maltés estuvo presente en la designación de la nueva cúpula del organismo y no escondió su decepción al ver relegado a un segundo plano el que considera el gran reto de Europa: volver a ser competitivos.
—Dice que el gran reto olvidado de la UE es la falta de competitividad. ¿Cómo resolverlo?
—La última vez que la UE, de forma consciente y de manera estructural abordó la cuestión de la competitividad fue en la Agenda de Lisboa, que terminó en 2010. Desde entonces no tenemos estrategia. Debemos priorizar también el crecimiento económico, necesitamos tener fuertes industrias manufactureras, industrias fuertes de servicios, así que lo que vemos es que necesitamos tener una agenda de competitividad, porque es una prioridad. En la última década no lo ha sido. Cuando ves las cifras comparadas con Estados Unidos se ve. Desde el 2019 hasta el 2021 los flujos de inversiones directas hacia la UE se redujeron un 66 %. En Estados Unidos aumentaron un 63 %. Así que claramente ves que algo va mal. Lo mismo ocurre con el porcentaje de PIB mundial de la UE. Concentraba el 25 % en 1990. Hoy el 15 %. China tiene el mayor número de patentes.
Hablamos del Green Deal, de la necesidad de alcanzar cero emisiones y desarrollar nuevas tecnologías. Pero cuando vemos la fabricación de turbinas o paneles solares o bombas de calor, China es el líder. La UE tiene los mayores estándares, pero si a una compañía no se la acompaña con un necesario entorno competitivo y justa regulación...Hay demasiada regulación. No hablamos de los estándares medioambientales sino de la burocracia administrativa, que alarga los plazos de proyectos clave. Abogamos por empezar a ser más específicos en el marco regulatorio, más claros.
También hay unos costes energéticos que son más altos que en Estados Unidos, Japón y China. China todavía tiene minas de carbón abiertas. Y sin olvidar asuntos que están surgiendo como la inteligencia artificial (IA). Debemos garantizar que nuestras empresas sigan siendo innovadoras, pero también atraerlas a la UE y para eso necesitamos una agenda de competitividad.
—¿Cree que el calendario del Green Deal es realista? ¿Podría dañar a nuestras propias industrias?
—Primero, nadie discute que debamos emprender esta transición. Algunas personas piensan que estamos en contra y no es así. El cambio climático debe ser atajado, está claro. Aunque estamos de acuerdo con ello, en circular hacia economía cero carbono, todavía no tenemos claro que tengamos los instrumentos para llegar a tiempo a los objetivos. Por eso tratamos de hacer entender a la Comisión que existe la necesidad de discutir cómo llegamos hasta ahí. Por ejemplo, en la actualidad no estamos convencidos de tener las tecnologías para permitir que sigan funcionando las industrias electrointensivas. No podemos renunciar a producir acero cuando hablamos de autonomía estratégica.
—¿Cuáles son los sectores que se verán más afectados por la transición verde, los que pueden perder el ritmo?
—Hablamos de industrias pesadas como la construcción, el acero... todas las electrointensivas son las más expuestas. También tenemos al sector agrícola, que en las últimas semanas se ha manifestado, afectado por la interrupción de suministros por la guerra en Ucrania. Por supuesto, depende de país a país, porque depende también de las decisiones de las compañías.
—¿Qué medidas pondría sobre la mesa?
—Se habla de ayudar a industrias para invertir más en tecnología verde, que está bien, pero no estamos de acuerdo con que solo se ponga el foco sobre las industrias de tecnologías limpias. Tenemos un buen número de ellas que necesitan ser conducidas hacia la descarbonización, no podemos simplemente descartarlas. El Green Deal debe ser más amplio para abrazar todo el conjunto de la economía y garantizar que tenemos un buen ambiente que atraiga empresas. Ahora ven más fácil desplegarse en otros lugares. Tenemos que invertir en innovación, en tecnologías que nos ayuden a alcanzar esos objetivos. Y para eso necesitamos crear buen ambiente para que abran empresas, inviertan y desarrollen tecnología en la UE.
La digitalización y las tecnologías y conectividad de vanguardia son cruciales para que Europa reduzca la brecha tecnológica, acelerando la transición digital y ecológica e impulsando la competitividad de la base industrial, sin embargo, el plan industrial Green Deal carece de una fuerte dimensión digital.
—¿Necesitan más incentivos?
—Sí. Los incentivos son importantes. Cuando hablamos de ellos, estoy pensando en ayudas además de créditos fiscales... Un mix. Pero no solo eso, también en expedir permisos de forma más simple y rápida, haciendo que las inversiones en tecnologías sean menos complejas, reduciendo los requisitos de información y creando la capacidad técnica necesaria para la expedición más rápida de patentes.
—Nunca hemos visto un nivel de inflación tan alto en la UE desde los 80 y 90. ¿Cómo deberían evolucionar los salarios en este contexto?
—Tenemos que ver la foto entera. Si estamos en posición de hacer que nuestras empresas sean más fuertes, podemos hablar también de abordar la situación salarial. Entiendo que los consumidores, los trabajadores, las familias estén preocupados por la alta inflación, pero no se puede resolver todo simplemente diciendo que hay que subir los salarios. Se necesita un enfoque más amplio, ayudando a las empresas a lidiar con los altos precios de la energía y estar en situación para capear la situación. Abordar un solo punto del problema no es sostenible, porque algunas acabarán bajando la persiana o trasladándose a otros países.
—¿Considera que la política monetaria del BCE es la correcta? ¿Puede afectar a la financiación de las empresas?
—Es un ejercicio muy delicado. Por el momento, no sería negativo sobre ella. Pero sí, claro que estoy preocupado por la posibilidad de que haya más incrementos de los tipos. Pero para ser justos, creo que están tratando de encontrar un equilibrio entre atajar la inflación y no dañar el crecimiento.
«La UE debería haberse movido más rápido a la hora de abordar la situación energética»
—¿Cree que la UE dio una respuesta a la altura tras la guerra en Ucrania?
Primero, Ucrania es la principal prioridad. Debemos encontrar un equilibrio correcto y creo que la Comisión está lanzando medidas de apoyo, para agricultores, por ejemplo. En lo que se refiere a la energía, creo que la UE debería haberse movido más rápido a la hora de abordar la situación energética. En el mercado eléctrico debería haber sido más contundente. Sería crítico a este respecto.
—¿Cómo debería haber intervenido en este mercado?
Se trabajó para buscar diferentes países proveedores de gas, gas natural licuado (GNL) y fue importante para reducir la dependencia de Rusia y tener más seguridad de suministro. Es uno de los movimientos más importantes a corto plazo, pero a medio y largo plazo debemos conducir hacia una producción verde porque el acero, por ejemplo, es más caro.
—La Comisión Europea acaba de presentar su nuevo marco de reglas fiscales. ¿Es el momento de empezar a reducir el gasto público?
—Lo primero a abordar, y creo que la Comisión lo quiere hacer, es establecer normas de obligado cumplimiento. En segundo lugar, no veo que lo que proponga ahora mismo sea un recorte drástico del gasto. Al contrario, lo que busca es lograr reformas estructurales a lo largo de un período de tiempo, buscar un equilibrio de forma que se aborden unas finanzas insostenibles sin dañar el crecimiento económico. Los agentes sociales deberían estar involucrados en estas discusiones, tanto a nivel nacional como europeo.
—¿Cómo se puede mejorar este marco?
—Garantizando su aplicación, pero es un marco más realista.