La gran industria europea lanza un órdago a Bruselas y exige incentivos para no irse a EE. UU.

Olatz Hernández BRUSELAS / COLPISA

ECONOMÍA

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El sector demanda a la Unión Europea una hoja de ruta más ambiciosa que se centre en reducir sus gastos operativos

10 abr 2023 . Actualizado a las 01:41 h.

El plan de la Comisión Europea para impulsar la industria comunitaria podría no ser suficiente para evitar la huida de compañías a Estados Unidos. Es lo que advierte el sector, que critica la falta de concreción del pacto europeo para la industria verde, ante los más de 349.000 millones de euros en incentivos fiscales y subsidios que ofrece la Administración Biden para desarrollar tecnologías limpias.

Las compañías del sector exigen más facilidades, simplicidad e incentivos para la reducción de gastos operativos, medidas que deberán llegar rápido para asegurar que las inversiones que necesitan ejecutar se queden en el continente europeo y no acaben yéndose fuera.

La amenaza de deslocalización del capital industrial europeo es seria. Washington ya ha empezado a tentar a algunas de las grandes compañías del continente, como el constructor alemán Volkswagen, al que ha ofrecido ventajas fiscales millonarias para que traslade a su territorio un proyecto de construcción de una gigafábrica de baterías para vehículos eléctricos prevista para Europa del Este.

El Consejo de Industria Química Europea (CEFIC) asegura que ve «muy poco probable» que la actual estrategia europea impulse la competitividad del sector. Según su director, Marco Mensink, «se centra demasiado en las inversiones de capital, ignorando los incentivos para reducir los gastos operativos diarios, que sí tiene en cuenta la ley estadounidense».

Esta cuestión es extremadamente importante para la gran industria gasintensiva —química, cerámica, vidrio, papel...— que utiliza grandes cantidades de gas en su proceso de producción. Y es que, con la pandemia y la guerra, el precio de esta energía se ha disparado y es ya cinco veces más cara en la UE. El coste del consumo de electricidad para una empresa es, además, el doble que en EE. UU. Los Veintisiete trabajan ya en una reforma del mercado eléctrico europeo que sirva para contener la volatilidad del gas, a través de contratos a largo plazo y el impulso de las energías renovables. Sin embargo, no parece que esta reforma vaya a llegar antes de que finalice el año en curso.

La facilidad para lograr materias primas y el coste menor de estas también son factores que resultan atractivos para los productores de baterías y electrolizadores. Estos fabricantes son clientes de la industria química, por lo que estas también podrían moverse a EE. UU. ante la huida de sus compradores.

Una «acción decidida»

En España, la Alianza por la Competitividad de la Industria afirma que la ley estadounidense «influirá de manera clara» en las decisiones de inversión de los principales sectores industriales, «poniendo en riesgo las inversiones europeas y la continuidad de las cadenas de suministro». Este organismo —está formado por asociaciones de empresas de automoción, refino, papel, química y farmacia, alimentación y siderurgia, entre otras— apunta que las compañías europeas ya están soportando cargas mayores que las estadounidenses, por ejemplo, con el diferencial de derechos de emisiones, que son entre tres y siete veces más elevadas en la zona comunitaria.

Advierten, además, de que la huida de las empresas de alta intensidad energética también podría generar una grave dependencia sobre materias primas y componentes esenciales en la UE, por lo que haría falta ya una «acción decidida» de las autoridades comunitarias. Para evitar esta alarmante pérdida de competitividad, exigen, entre otras medidas, el «desarrollo de una política industrial propia, basada en el incentivo y no exclusivamente en la regulación o en la penalización, como ocurre ahora». El nuevo modelo de ayudas europeas debe «corregir» además «los defectos» del plan de reparto de los fondos de recuperación Next Generation, incorporando «plazos realistas» para la ejecución de las inversiones. Todo ello deberá diseñarse «evitando la ruptura del mercado único», añaden.