Carlos Bravo (CC.OO.): «Con la subida de las cotizaciones hay una transferencia de los beneficios empresariales a los salarios»

G. Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

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El responsable de pensiones del sindicato explica que los trabajadores con sueldos más altos recuperarán la mitad de la nueva cuota de solidaridad en la declaración de la renta

24 mar 2023 . Actualizado a las 11:30 h.

Carlos Bravo (Madrid, 1962), principal negociador de Comisiones Obreras en materia de pensiones, se desplazó ayer a Galicia para valorar el impacto de la última reforma, que según los cálculos del sindicato permitirá mejorar la nómina de 300.000 pensionistas gallegos, la mayoría mujeres.

—La pensión es la única fuente de ingresos en tres de cada diez hogares gallegos. ¿Cómo afectará la reforma en la comunidad?

—En una estructura de pensiones como la que tiene Galicia, donde el peso de las pensiones mínimas y no contributivas está por encima de la media, tiene un impacto especial. Para las mínimas se toma una doble medida. Por un lado, de aquí al 2027 van a crecer en términos reales, entre un 4 y un 14 % a mayores del IPC. Y también se fija un suelo para que las pensiones mínimas no puedan estar por debajo del índice de pobreza relativa, que es el 75 % de la renta mediana, y las no contributivas, del 75 % de ese índice de pobreza. Si la renta del país sube, estos dos suelos empujarían hacia arriba las pensiones.

—Los detractores de la reforma dicen que se está rompiendo el principio de contributividad: suben las bases máximas pero menos que la pensión más alta.

—Es falso. Es la primera vez que se garantiza una subida de la pensión máxima con el IPC, lo que da una garantía a los trabajadores de salarios más altos que no han tenido nunca. Se les obliga a cotizar más, pero la pensión máxima va a revalorizarse con la inflación, cuando en el pasado ha habido años en los que se ha congelado o ha subido menos que el resto. Ahora no va a ser así.

—Está la cotización adicional en los sueldos más altos, que no da derecho a pensión.

—Nosotros hubiésemos querido el destope completo, pero el Gobierno no se ha atrevido. En todo caso, la cotización de solidaridad no es un invento nuevo, ya existe en la jubilación activa, que permite cobrar el 50 % de la pensión al tiempo que trabajas. En ese caso se cotiza un 10 %, pero las cotizaciones que generan prestaciones que se pueden producir, como incapacidad temporal o fallecimiento, no llegan al 2 %. El resto es cotización de solidaridad y así se llama. Y ese mismo concepto, que por cierto reguló el Partido Popular, es el que ahora aplicamos por la diferencia entre el salario real y la base máxima, con una cotización reducida. Hay que tener en cuenta no solo que la mayor parte de la cuota la soportarán las empresas, sino también que para el trabajador esa cuota de solidaridad es un gasto deducible en su declaración de la renta y el tipo marginal de esas personas está entre el 45 y el 52 %. Es decir, la mitad de esa cotización la recuperarán vía IRPF. ¿Que las empresas van a cotizar más? Sí, y por tanto va a haber una transferencia de renta de beneficio empresarial a salario. Esta es la lógica de este acuerdo.

—Hay una advertencia velada ya de las empresas: si se obliga a cotizar más, esto afectará a las negociaciones de subida salarial.

—Es una excusa, que estoy seguro que van a utilizar. Si no firman el AENC [Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva], y está complicado, es porque no quieren asumir cláusulas de revisión, aunque hemos ofrecido que no vayan vinculadas al IPC, sino también a la situación real de las empresas. Ahora usan esta excusa porque se niegan a asumir que en el ciclo económico se garantice el poder adquisitivo. No hay que olvidar que entre 1979 y 1995 las cotizaciones a la Seguridad Social bajaron seis puntos, y de ellos 5,55 fueron reducciones a las empresas. Y lo que se les incrementa ahora con el MEI es un 1 %.

—Esta reforma pone todo el foco en los ingresos, ¿por qué no hay ningún ajuste por la vía del gasto, para acompasarlo al incremento de la esperanza de vida, como en Francia?

—No es verdad, estamos actuando del lado del gasto a través del sistema de jubilación gradual y flexible. En España, en el 2005 la edad media de acceso a la jubilación era de 63,4 años, mientras que en el 2022 fue de 64,8. Las medidas que hemos ido tomando han permitido retrasar 1,4 años la edad efectiva de jubilación. Y en relación con Francia, el sistema francés se parece muy poco al español. Allí la edad de jubilación también es de 65-67. Tienen la posibilidad de irse con 62 y el 100 %, pero solo si tienen entre 41 y 43 años cotizados. Aquí en el 2027 nos podremos jubilar con el 100 % a los 65 con 38,5 años cotizados.