Las autoridades y la gran banca salen al rescate del americano First Republic, después de dar un balón de oxígeno a Credit Suisse

Sara Cabrero
S. Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

JUSTIN LANE | EFE

Los helvéticos piden 54.000 millones de dólares al Banco de Suiza y los estadounidenses recibirán una inyección de 30.000

16 mar 2023 . Actualizado a las 21:52 h.

El terremoto del SVB se sigue cobrando víctimas al otro lado del Atlántico. Se trata del First Republic Bank, uno de los más afectados por las turbulencias de estos últimos días. Y para evitar males mayores, la gran banca y el Gobierno estadounidense han decidido unir fuerzas para estabilizar a la entidad californiana y detener el contagio. Tal y como adelantaba este jueves Bloomberg, coordinados por el Gobierno de Biden, bancos como JPMorgan, Citigroup, Bank of America, Wells Fargo, Morgan Stanley y PNC Financial Services habrían decidido remangarse para sentarse a negociar un rescate conjunto y depositar alrededor de 30.000 millones de dólares en First Republic Bank, la decimocuarta entidad del país por activos. Otra de las opciones que había al inicio del día sobre la mesa pasaba por la absorción del banco por parte de algún rival.

Al final ganó la primera opción. Once grandes bancos americanos, liderados por JP Morgan, han lanzado un salvavidas al First Republic. Un salvavidas que supone la inyección de unos 30.000 millones de dólares en depósitos. Según ha desvelado el Wall Street Journal, JP Morgan, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo aportarán 5.000 millones de dólares cada uno. Morgan Stanley y Goldman Sachs pondrán de su bolsillo otros 2.500 millones mientras que los restantes 5.000 se los tendrán que repartir entre las entidades más pequeñas: PNC Financial Services, Bank of New York Mellon, Trust Financial, State Street y US Bancorp (1.000 millones cada una). 

¿Qué implicará esta ayuda? Ni comprarán la entidad, ni ampliarán capital. Cada uno de ellos hará un depósito millonario con el que tratarán de lograr que el banco escape de una crisis de liquidez. 

Las autoridades han querido agradecer a la gran banca el gesto. El Departamento del Tesoro, la Reserva Federal (Fed) y otras instituciones públicas estadounidenses quisieron poner en valor el gesto: «Esta muestra de apoyo por parte de un grupo de grandes bancos se agradece mucho, y demuestra la resiliencia del sistema bancario», aseguraron los directores de las oficinas en un comunicado.

Parece que ha funcionado. Porque las acciones de First Republic subían un 11,42 %, a las 15:42 hora local, un gran contraste con la caída de casi 30 % a primera hora de la mañana.

Credit Suisse también recibe un balón de oxígeno

Las autoridades financieras occidentales siguen tratando de frenar el efecto dominó provocado por la quiebra del Silicon Valley Bank la semana pasada. A este lado del océano, los ojos están puestos en Credit Suisse, que este jueves consiguió tomarse un respiro después de dos días de infarto. Los helvéticos pasaron de los rumores y las palabras a los hechos y, después de un miércoles negro en el que la cotización cayó más de un 24 %, decidieron cortar por lo sano y solicitaba formalmente al banco central de Suiza 54.000 millones de dólares (unos 50.000 millones de euros) para tratar de «fortalecer de forma preventiva su liquidez».

El anuncio se producía este jueves de madrugada en forma de comunicado. En él, Credit Suisse se ofrecía también a acometer un programa de recompra de deuda denominada en dólares y en euros por valor de 3.000 millones de francos suizos. El comunicado logró el efecto deseado y las aguas se calmaron. Las acciones de la entidad se recuperaban este jueves y lograron subir un 19,15 % al cierre de la jornada en el parqué suizo, aunque llegaron a repuntar más del 32 % en los primeros minutos de negociación.

Atrás parecía quedar una de las mayores crisis de credibilidad de la histórica entidad suiza. La ola que posteriormente se convertiría en un auténtico tsunami arrancaba el miércoles, después de que los responsables de Credit Suisse reconocieran que en su informe anual existían importantes debilidades materiales en los resultados que había presentado en el 2021 y en el 2022. Esas palabras sembraban importantes dudas sobre la veracidad de sus resultados. La ola creció de forma desmesurada cuando, poco después, el Banco Nacional Saudí —su principal accionista con casi un 10 % del capital— aseguraba que no aumentaría su participación en el banco y tampoco aportaría más asistencia financiera para sanear a las maltrechas cuentas de la entidad.

Ante la sangría que estas palabras provocaron en su cotización, Credit Suisse no quiso esperar a la apertura del jueves. De madrugada, solicitaba el préstamo para intentar que ya en la apertura de las bolsas las aguas volvieran poco a poco a su cauce. La idea es acceder a la ayuda mediante líneas de crédito y liquidez a corto plazo, que estarán garantizadas por activos de alta calidad.

¿Y una compra?

Una de las posibilidades que estos días se puso sobre la mesa para tratar de frenar la crisis pasaba por una eventual compra de la entidad por parte de UBS, el mayor banco del país y competidor directo de Credit Suisse. Pero este mismo jueves, ambas entidades descartaban esta vía. El consejero delegado de UBS, Ralph Hamers, apartaba los fantasmas con una frase bastante categórica: «Estamos enfocados en nosotros mismos».