Rusia afronta el veto europeo a sus derivados de petróleo

Redacción LA VOZ, AGENCIAS

ECONOMÍA

SPUTNIK | REUTERS

El régimen de Putin descarta, de momento, recortar la producción, aunque los expertos auguran que tendrá que hacerlo porque no podrá colocarla en otros países

03 feb 2023 . Actualizado a las 12:33 h.

Rusia descarta recortar la fabricación de derivados de petróleo debido a la entrada en vigor, el próximo domingo, del embargo de la Unión Europea (UE) a la importación de estos productos rusos.

«Cuando se aplique el embargo, veremos a qué conducirá. De momento, no vemos fundamentos para considerar que disminuirán bruscamente el refinado y la producción de derivados de petróleo», dijo el ministro de Energía de Rusia, Nikolái Shulguínov, según la agencia Interfax.

Aseguró, además, que las autoridades rusas tampoco contemplan cambios en el plan de reparaciones de las refinerías del país debido al embargo comunitario. El año pasado, Rusia produjo 276 millones toneladas de derivados de crudo, un 3,5 % menos que el año anterior, según la agencia federal rusa de estadísticas, Rosstat.

En particular, la producción de gasolina aumentó en un 3,6 % y fue de 42,3 millones de toneladas, mientras que la de diésel creció un 5,4 % y totalizó 84,7 millones de toneladas.

Además del embargo a las importaciones de derivados de petróleo rusos, la UE estudia la imposición de un precio tope a estos productos, como ya lo hizo con el crudo.

El experto en el sector petrolero y gasístico ruso Mijaíl Krutijin declaró a Efe que este nuevo veto será más dañino que el adoptado en diciembre al petróleo. «Y es que, si en el caso del crudo Rusia puede redirigir a Asia gran parte de los volúmenes que antes iban a Occidente, en el caso de los derivados de petróleo eso será muy difícil, ya que países como China, India o Corea del Sur cuentan con una importante industria de refinado y también son exportadores de productos petrolíferos», explicó.

¿Se paralizarán refinerías?

La contracción del mercado para los derivados, agregó el experto, tendrá un impacto sensible en la industria petrolera rusa, ya que obligará a reducir la producción y, en algunos casos, a paralizar refinerías. Krutijin advirtió de que ello obligará a las petroleras a reducir las extracciones e incluso a cerrar pozos, que es un proceso de alto coste.