Los ahorradores buscan en el Tesoro la rentabilidad que les niegan los depósitos

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

Colas de gente frente a una oficina del Banco de España, este miércoles.
Colas de gente frente a una oficina del Banco de España, este miércoles.

Pequeños inversores hacen colas en el Banco de España para comprar deuda

14 feb 2023 . Actualizado a las 12:06 h.

Ni la noche cerrada ni las bajas temperaturas son suficientes para disuadir a centenares de pequeños ahorradores de hacer largas colas ante las sedes que el Banco de España tiene por el país. La imagen se ha repetido en los últimos días. Ayer, a primera hora de la mañana, la sede madrileña del supervisor, en la céntrica calle de Alcalá, registraba una cola de decenas de metros para hacerse con las emisiones del Tesoro, especialmente letras, más que bonos y obligaciones (de menor a mayor plazo de interés). Tal y tan creciente es el furor, que el Banco de España ha impuesto la cita previa para atenderlos: será necesaria a partir del próximo día 7.

¿Qué explica este apetito inversor por la deuda pública?

El enorme interés que la deuda pública ha despertado entre los pequeños ahorradores se explica porque buscan poner a salvo su dinero de una voraz inflación, que lo hace menguar a pasos agigantados, sin que la casi nula rentabilidad de los depósitos bancarios absorba —ni siquiera parcialmente— esa pérdida. Ante este escenario, la deuda pública se ha convertido en objeto de deseo para los pequeños inversores, especialmente los de mayor edad, que tienen una especialmente marcada aversión al riesgo, dentro del ya conservador perfil del inversor español. Es decir, oídos sordos a los cantos de sirena de la bolsa.

¿Compensa la rentabilidad de las letras frente a otros productos?

En este momento parece que sí. Según los datos oficiales que recoge la web del Tesoro, las rentabilidades de la última subasta fueron del 2,182 % en el caso de las letras a 3 meses, del 2,667 % en los bonos a 5 años y del 3,306 % en las obligaciones a 10 años. Frente a estos porcentajes, según el comparador de productos financieros Kelisto.es, la ganancia que ofrecía el mejor depósito de la banca en enero —el depósito a 3 años de Banco Progetto— tenía un tipo de interés nominal (TIN) del 3,5 %, pero para obtener rentabilidades medias como las de las letras del Tesoro es preciso mantener el dinero inmovilizado varios años, no solo un trimestre.

¿Por qué hacer cola?

«Ha sorprendido un poco ver otra vez largas colas de gente para comprar determinados productos financieros. Es volver al pasado», señala Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) y catedrático de Análisis Económico en la Universidad de Valencia. El experto sostiene que, en cualquier caso, se explica como respuesta a la situación extraordinaria —con tipos de interés negativos— vivida en los últimos 12-15 años. «Mientras que no se normalice, es decir, que los depósitos vuelvan a remunerarse de forma atractiva, si el interés lo ofrecen las letras del Tesoro, es lógico que la gente vaya. Pero sorprende que hagan cola en todos los lugares con sede del Banco de España, no solo en Madrid», añade Carbó, en referencia a las filas registradas también en Bilbao, por ejemplo.

En Galicia, el Banco de España tiene presencia en A Coruña, concretamente en la Rúa Durán Loriga 16, donde ayer no se registró afluencia de público.

Pero en tiempos de absoluto reinado digital, choca esta presencialidad. De nuevo, se explica por un doble motivo: económico y tecnológico. El primero responde a que comprando directamente en el Banco de España, con una cuenta abierta allí, el cliente se evita el pago de las comisiones que sí le repercutiría su banco por hacer la operación. A ello se suma, además de la complejidad de operar por internet, para lo que se precisa un certificado digital que no todos los inversores tienen, el hecho de que la web del Tesoro lleva colapsada varios días, lo que impide, por ejemplo, acceder a la pestaña de compra-venta de valores.

Además, los ahorradores también pueden acudir al mercado secundario para invertir en deuda pública —con lo que estarán financiando al Estado, que en este ejercicio tiene prevista una emisión neta de 70.000 millones de euros—, pero también sujeta a comisiones.

¿Este furor por la deuda tiene fecha de caducidad?

Carbó así lo cree. «Cuando se vaya retirando la liquidez del BCE se irá corrigiendo. Los depósitos volverán a remunerarse en los próximos tiempos. Algún competidor iniciará la guerra y hará reaccionar a toda la banca. Seguro», concluye.

«Opté por esto porque ningún banco me ofrecía esa rentabilidad»

S. Cabrero

Iago García se animó a invertir parte de sus ahorros en deuda del Estado. Lo hizo impulsado por las escasas opciones con las que cuentan los pequeños ahorradores actualmente: «Llevaba pensando un tiempo en invertir mis ahorros en algún sitio. Vas viendo cómo sube el euríbor y que tú tienes unos pequeños ahorros por los que tu banco no te da nada. No encontraba ningún depósito remunerado y me puse a investigar. Existen algunas entidades pequeñas o plataformas como Raisin que invierten en el extranjero, pero el proceso es un poco lioso. Así que intenté encontrar otras alternativas», explica García.

Tras indagar un poco, se decantó por la deuda pública: «Vi que en las últimas subastas las rentabilidades se situaban en el entorno del 3 %, así que me decidí». Él optó por las letras a seis meses, cuya subasta se celebrará este 7 de febrero.

Este gallego no tuvo que padecer largas colas. Tampoco se vio obligado a pedir cita previa para acudir a una oficina del Banco de España. García decidió probar a través de la propia página web del Tesoro. Pero admite que no fue un proceso sencillo. «El 22 de enero, que era domingo, pensé que el sistema no estaría muy sobresaturado y me puse en el ordenador para acceder a la web». Para arrancar el proceso, el organismo le pedía registrarse como nuevo inversor con DNI electrónico o con clave permanente, la opción que finalmente escogió Iago García. Tras registrarse y entrar en una web que él mismo califica como «un poco arcaica» consiguió acceder al lugar en el que se podía efectuar la elección de los títulos en los que invertir. En ese momento, asegura, solo le ofrecían las letras no competitivas a seis meses que se subastaban el 7 de febrero. Lo de no competitivas implica que el suscriptor no fija el tipo de interés y se atiene al resultante de la subasta. «El proceso es relativamente sencillo. La web te crea primero una cuenta en el Banco de España y tú debes proporcionar un número de cuenta desde el que vas a hacer la transferencia y donde ellos te van a mandar de vuelta los intereses». A partir de aquí, siguió los pasos hasta completar la operación. El problema es que, hasta casi 48 horas después de efectuar la transferencia, no obtuvo una confirmación por parte del Banco de España: «Tampoco me cogían el teléfono ni respondían a los correos electrónicos». Casi dos días después, recibió el visto bueno.