La inflación da una tregua a final de año situándose en el 5,8 %

C. P. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Luis Tejido | EFE

Los alimentos siguen encareciéndose y lo hacen a un mayor ritmo que el IPC

30 dic 2022 . Actualizado a las 18:53 h.

Los precios despedirán el 2022 acumulando cinco meses consecutivos de bajada, desde su pico del 10,8 % de julio. La inflación ha dado una tregua al situarse este mes de diciembre en el 5,8 %, un punto menos que en noviembre, según los datos adelantados este viernes por del Instituto Nacional de Estadística (INE). 

Con el mercado energético desinflándose desde su pico de precios del verano (tanto la electricidad como los carburantes) el índice de precios al consumo (IPC) ha ido moderando su escalada en España hasta situarse a la cola de Europa, donde la inflación media alcanza todavía los dos dígitos. Repostar hoy en una estación de servicio de Galicia cuesta lo mismo que antes de la guerra en Ucrania. Lo mismo ocurre con la factura de la luz. Este viernes el megavatio hora cotiza de media diaria a seis euros, el precio más bajo desde hace casi dos años

A pesar de que los precios siguen ralentizando su crecimiento, hay una señal que preocupa a analistas y al propio Gobierno: los alimentos siguen encareciéndose y lo hacen a un mayor ritmo que el IPC. Según los datos del INE, la inflación subyacente, que excluye del cálculo los precios de la energía y los productos frescos, ha medrado hasta situarse un 6,9 % por encima de los umbrales de diciembre del 2021. Ha subido más de medio punto en un solo mes. Y no solo ha sido la comida la que ha subido. Prendas y calzado también se han encarecido. 

Llenar la cesta de la compra es cada vez más caro, aunque la factura de la luz ha dado un respiro a los españoles. De ahí que todas los ojos estén puestos en el paquete de ayudas que aprobó el Ejecutivo el pasado martes y que incluye la extensión de cheques de 200 euros para la compra de alimentos en hogares con rentas de hasta 27.000 euros anuales (se podrá pedir desde el próximo 15 de febrero y estará disponible hasta el 31 de marzo). Además, a algunos alimentos básicos se les ha bajado el IVA. Pan, harina, leche, queso, huevos, fruta, verdura, legumbres, patatas y cereales han pasado del 4 al 0 % y el aceite y la pasta del 10 al 5 %. La medida podría generar un ahorro de 3,85 euros por cada cien de compra.

¿Por qué crecen más rápido los precios de los alimentos que los de la energía? Según explicó esta mañana la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, en una entrevista a la Ser, existe un desfase temporal. Los precios de la energía fueron los primeros en subir y hubo que esperar un tiempo hasta ver cómo esa escalada permeaba al resto de productos industriales y alimentos, por lo que consideró «lógico» que todavía tarden en volver a bajar. 

A partir del día 1 de enero del 2023, los supermercados deberán reflejar en los precios la bajada del IVA decretada por el Gobierno, que confía en el compromiso de las grandes distribuidoras para conseguir que las medidas de apoyo acaben repercutiendo en los consumidores. Sobre posibles represalias contra quienes traten de sortear o absorber la ayuda gubernamental, Calviño aclaró que «tiene que haberlas», dado el caso. 

España es el tercer país de la Unión Europea donde más dinero se dedica a la compra de comida y bebidas no alcohólicas (22,1 %), solo por detrás de Letonia (25,9 %) y Eslovaquia (23 %), según datos del Banco Central Europeo (BCE). No obstante, está en el furgón de cola en lo que a consumo de electricidad, agua y mantenimiento de vivienda se refiere. 

La crisis de precios se extiende al resto de la eurozona. En algunos países, la inflación supera de largo los dos dígitos, razón por la que el BCE ha tenido que intervenir y subir los tipos de interés a marchas forzadas. En el vecino Portugal, donde los precios de la electricidad en el mercado mayorista también están limitados con el tope ibérico al gas, el IPC ha retrocedido este mes hasta el 9,6 %, tres décimas menos. Sin embargo, la evolución de la inflación subyacente ha crecido una décima, hasta el 7,3 %, el mayor umbral desde diciembre de 1993. Son solo cuatro décimas más que en España, a pesar de que en el país luso el IPC está 3,8 puntos por encima.

Las cosas podrían cambiar a partir de enero. No solo por el efecto de la rebaja del IVA en el cálculo de la inflación subyacente —debería empezar a moderar su crecimiento—, también por la eliminación de la bonificación de 20 céntimos sobre los carburantes a los particulares españoles, lo que podría volver a añadir presión al IPC general. Lo mismo podría ocurrir con la factura de la luz en cuanto los países empiecen a rellenar de nuevo sus reservas de gas en abril. Si el tope europeo a su precio se demuestra ineficaz podría volver a repuntar la inflación.