
Merluza y percebes ya son un 16 y un 13 % más caros que hace un año
11 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Apenas queda medio mes para despedir el 2022, para brindar y dejar atrás un año para olvidar. Tras la pandemia vino la guerra en Ucrania y, con ella, la inflación más severa en 30 años.
Aunque la subida de precios se nota ya en el día a día, en cada recibo del supermercado o en cada factura que llega a casa, los gallegos la sentirán especialmente en Navidad, la época de mayor consumo del año.
Hasta ahora, los precios en la comunidad acumulan un ascenso en lo que va de 2022 del 9,5 % y eso es un reto para los bolsillos de los hogares, que han optado por seguir al pie de la letra el abecé del ahorro: adelantar compras, buscar ofertas y consumir menos.
¿Nos llegará con los 438 euros que gastamos de media cada gallego el año pasado? No. Quien quiera mantener el presupuesto o gastar menos estas fiestas (44 % de los gallegos, según el Observatorio Cetelem) va a tener que renunciar a algunos productos, buscar sustitutos de marca blanca o reducir cantidades. Lo normal es que la factura esta Navidad le suba a los 566 euros, de acuerdo a sus estimaciones. Son 128 euros más que en el 2021.
Y eso que encaramos las fiestas con menos optimismo. La mayoría de los gallegos rebajan sus expectativas de compra para casi todas las categoría de productos. No es de extrañar. Los precios, que aún sufrirán otro arreón antes de finalizar el año, están intratables. La inflación ha obligado a muchas familias a replantearse el menú navideño porque a estas alturas de año ya cuesta un 5,2 % más, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Más de uno se lo pensará mucho antes de comprar ciertos manjares como la merluza, un 16 % más cara en España que hace un año (15 euros el kilo) o los percebes (57 euros por kilo), que se han encarecido un 13 % a las puertas del rali de final de año, cuando el marisco puede llegar a triplicar su cotización en solo 15 días. Por eso comprar y congelar no es tan mala idea este 2022. La carne también ha seguido la senda de ascenso, aunque algo más moderada que los productos del mar. Según la primera muestra de la OCU, el cordero lechal ha subido un 1 % (18,63 %) y el redondo de ternera, un 13 % (15,4 euros el kilo). Desde la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc) calculan que cuatro de cada diez ciudadanos optarán por consumir menos carne y pescado en estas fiestas.
Al economato
En los pasillos de los supermercados, los gallegos no dan crédito a los precios que marcan las etiquetas. «¡Madre mía!», exclama sorprendido un cliente de un supermercado coruñés, sosteniendo una botella de aceite de oliva en la mano. Declina meterla en la cesta de la compra. «Eso, en el economato», apunta su acompañante. El litro ha pasado de costar 3,27 a 5,55 euros, casi un 70 % más, así que los bolsillos más humildes optan por preparados.
La pieza de aguacate ya cotiza a 1,89 euros. Por 50 céntimos más se puede comprar una vieira.
¿Qué hay del turrón? Según la muestra tomada por La Voz —respecto a la misma cesta del 2021 y de la misma cadena—, la tableta ha subido un 8,6 %, de 3,95 a 4,29 euros. Bastante menos que un producto tan básico en los hogares como las pechugas de pollo. El kilo se ha revalorizado más de un 50 % desde los 4,65 euros a los 6,99, atenazando todavía más las finanzas de las familias con menos renta. El jamón ibérico (8,5 %), el café (44 %) o el brik de leche (33 %) también han aumentado de precio respecto a la muestra del 2021. Subidas mayores de lo que indican los datos oficiales. Hasta las uvas de las doce campanadas de Fin de Año este 2022 cuestan más. Se han disparado casi un 30 %.
Subidas encubiertas
Seguir la evolución real de los precios y elaborar un presupuesto familiar ajustado es más difícil ahora que nunca porque las empresas de distribución han optado por encubrir las subidas ofreciendo menos producto, lo que se conoce como reduflación. Aseguran que no les queda más remedio porque los costes de producción han subido, desde la energía a los productos intermedios y los costes salariales. Pero, ¿en qué medida? Lo cierto es que desde su origen hasta el lineal del supermercado, el precio de los alimentos se dispara. Las manzanas un 281%, el gallo un 172 %, las patatas un 280 %, los huevos un 193 %, el pollo un 44 %, el cerdo un 164% y la ternera un 171 %. Unos márgenes que se reparten los intermediarios, desde el transporte a las grandes cadenas de distribución.
La pérdida de poder adquisitivo en Galicia el próximo año: 89 euros al mes
En tres de cada diez hogares gallegos solo hay un miembro trabajando. El salario medio en la comunidad es de 1.994 euros brutos al mes, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) —sin retenciones ni impuestos—. En lo que va del 2022, apenas se han aprobado subidas del 5% en los salarios pactados en convenio, en contraste con el alza media de la inflación, del 9,5% hasta octubre (siete décimas más que en el conjunto del país).
Eso significa que la escalada de precios se está comiendo unos 189 euros de poder de compra por persona, y las empresas solo están dispuesta a aumentar las retribuciones en unos 100 euros. La pérdida de poder adquisitivo, por tanto, asciende a los 89 euros mensuales (1.246 euros al año en 14 pagas).
El empleo resiste
Lo lógico sería pensar que, con el aumento de los costes de producción, las empresas optarían por ajustar plantillas. Pero eso no es lo que está ocurriendo, según apuntan desde Comisiones Obreras (CC.OO.) «El aumento de los costes de producción no se traduce en aumentos salariales de igual intensidad, pero sí repercute directamente en el precio final de los productos, ahí está el margen de las empresas», explica la secretaria de Emprego del sindicato en Galicia, Maica Bouza.
La dinámica sigue siendo buena. De hecho, Adecco calcula que entre el Black Friday y la Navidad se crearán 54.000 nuevos empleos en Galicia, un 8 % más que el año pasado. Es un ritmo más lento que el de otros años, pero muestra el músculo del mercado laboral.

Cestas de empresa con menos productos o más asequibles
Por estas fechas, las empresas ultiman los preparativos de las esperadas cestas de Navidad. El año pasado, la demanda y la facturación se dispararon porque centenares de compañías y negocios tuvieron que suspender las cenas de sus plantillas a causa del covid.
Este año, el sector no espera facturar tanto como en el 2021. Los trabajadores quieren recuperar las tradicionales comilonas de Navidad y los elevados precios de los productos desincentivan esta opción. Quienes se resisten a abandonar esta tradición han optado por adelantar compras, según explica Sergio Eceiza, uno de los dueños de Gula Galega, una tienda santiaguesa especializada en cestas con vinos, cervezas, embutidos, quesos, dulces y conservas de la tierra.