Antonio Garamendi: «No admitiremos que la subida de salarios se vincule a la inflación»

manu álvarez MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

MARTINA MISER

El empresario pide cautela: «Entramos en una situación dificilísima»

27 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Acaba de ser reelegido presidente de la principal patronal española (CEOE). El empresario vasco Antonio Garamendi (Guecho, 1958) deja atrás la batalla electoral para adentrarse en otras en las que no tendrá a empresarios en frente, sino al Gobierno y los sindicatos porque en este final de año se acumulan asuntos sobre los que hay que negociar: salario mínimo, pacto de rentas y una nueva vuelta de tuerca a las pensiones.

— La vicepresidenta Nadia Calviño ha asegurado que muchas negociaciones han estado congeladas por el proceso electoral de la CEOE. ¿Ha sido así?

— No por nuestra parte. No hemos parado de hablar. Si hubiese tenido que firmar un acuerdo el día antes de las elecciones, lo hubiese hecho. Más bien lo que ha sucedido es que el Gobierno no nos ha pasado ni un papel sobre el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o las pensiones, por poner algún ejemplo.

—El término pacto de rentas comienza a parecer ya desgastado.

—Creo que le llaman pacto de rentas a algo descafeinado y como si quisieran fijarse únicamente en un aspecto: el de las subidas salariales. Eso es el tradicional Acuerdo Nacional de Convenios, que no lo llamen de otra forma. Un pacto de rentas debería ir más allá de una legislatura y, precisamente por eso, debería tener también en la mesa a la oposición. Y debe abarcar muchas cosas, no solo el aumento salarial.

—¿Qué cosas?

—El aumento de las pensiones, la subida de los funcionarios, el salario mínimo, también el acuerdo de convenios. Y lo que no es justo es asegurar que alguien se ha levantado de la mesa porque te exigen algo que no puedes dar.

— Los sindicatos demandan subidas salariales junto a la inflación.

— No podemos admitir bajo ningún concepto que las subidas salariales estén vinculadas a la inflación. Eso es pobreza a medio y largo plazo, porque supone poner en peligro muchas empresas, sobre todo pymes. Y no es lógico tampoco la homogeneización de todo. No es lo mismo una peluquería que un bar o una empresa energética. Y, por cierto, se están firmando bastantes convenios en España. Firmar una subida lineal para todos no sería serio. Y además, nos piden a las empresas algo que la Administración no quiere cumplir. El salario mínimo ha subido un 35 % y los contratos con la Administración no están indexados y no hay revisión. En muchos servicios, eso coloca a las empresas en pérdidas.

—La ministra de Trabajo ya ha dejado claro que quiere una nueva subida del SMI para el 2023. ¿Cuál es la postura de la CEOE?

— No nos oponemos a subir el salario mínimo, pero debe hacerlo con cabeza. Es diferente hablar de Madrid, Barcelona o Bilbao que de Extremadura. Ya hay nueve comunidades autónomas donde el salario mínimo es superior al 60 % del salario medio.

— ¿Cree que hay margen para el acuerdo en este tema?

— Lo que plantea la ministra de Trabajo ya le anticipo que va a ser muy difícil que podamos suscribirlo.

— Algunos analistas consideran que la subida de las pensiones ligada a la inflación será una pesada losa para el gasto público.

—En el Pacto de Toledo, todos los partidos políticos, excepto Vox, votaron a favor de esto. Nosotros dimos el visto bueno con el compromiso de que hubiese un factor de sostenibilidad, aunque se le llamase de otra forma. Cada punto de inflación en la subida de las pensiones son 1.500 millones de euros de gasto público. Estamos hablando de 14.000 millones, y si a eso le sumamos el efecto de la jubilación del baby boom, debemos añadir otros 2.000. Y son estructurales, se quedan para siempre, con un nivel de deuda pública muy elevado. A todo esto hay que agregar una subida de tipos de interés y una situación económica de incertidumbre. Tengamos cuidado, porque entramos en una situación dificilísima.

— ¿Tienen ustedes ya una postura en torno a la segunda parte de la reforma de las pensiones [debe cerrarse antes de terminar el año]?

—El Gobierno no nos ha pasado ni un papel. Pero la reforma de las pensiones solo tiene sentido si conseguimos que sean sostenibles. El problema no es mi jubilación, sino la de nuestros hijos y nietos.

—Ha habido muchas críticas empresariales al aumento de costes que supone la cotización.

— Es que se ha subido 0,6 puntos las cotizaciones de forma general, por cierto, sin consultar a nadie, además de incrementar la base máxima de cotización. Creo que debemos darnos cuenta de que eso complica hablar de subir los salarios, cuando ya tenemos una cotización a la Seguridad Social un 30 % más elevada que el resto de Europa.

— Ha sido muy crítico con los impuestos a energéticas y bancos.

— Las leyes y los impuestos a la carta solo crean inseguridad jurídica. Poner impuestos sobre la facturación es una barbaridad, y más en un momento en que habrá que hacer grandes inversiones en sostenibilidad. Si te cambian las reglas de juego cada minuto, paras la inversión. En el caso de que exista eso que llaman beneficios extraordinarios caídos del cielo, el culpable es el regulador. Es él quien ha establecido las reglas de juego. Con el impuesto a la banca, los organismos que lo han estudiado se han mostrado críticos o han pedido que se traspase a los clientes [...] Si dejamos temblando el sistema financiero, lo pagaremos caro.