Megasa en la antesala de la guerra energética: de 3,2 a 25,4 millones de beneficio

Beatriz García Couce
Beatriz Couce FERROL

ECONOMÍA

La siderúrgica naronesa, en foto de archivo
La siderúrgica naronesa, en foto de archivo CESAR TOIMIL

La siderúrgica naronesa disparó sus resultados económicos tras repercutir en el producto final el encarecimiento de las materias primas

10 nov 2022 . Actualizado a las 22:57 h.

La invasión rusa de Ucrania -que ha desatado una auténtica guerra por la energía a nivel internacional- ha convulsionado el 2022, desencadenando un encarecimiento del recibo eléctrico tanto para los hogares como para las empresas, especialmente las electrointensivas como la naronesa Megasa. A expensas de conocer la repercusión real de esa coyuntura en el balance económico de la siderúrgica, acaban de ser publicadas las cuentas correspondientes al ejercicio anterior. Fue, el 2021, un año marcado por el encarecimiento de las materias primas y por los tensiones en los mercados de aprovisionamiento, pero en el que Megasa disparó sus beneficios, al repercutir sobre el producto final esas subidas de los costes. Así, pasó de cerrar el 2020 con 3,2 millones de beneficios a multiplicar esa cifra por ocho un año después, anotándose 25,4.

 Ese balance vino acompañado de un incremento notable en las ventas -del 80,3 %- en un año marcado no obstante por «los efectos de la pandemia, las tensiones en la cadena de suministros, las dificultades logísticas y el incremento de los precios de las materias primas, transporte y energía, que han provocado un notable incremento de la inflación en todo el mundo». La dirección de Megasa puso el acento en la «maximización de la productividad y eficiencia productiva, así como la minimización de los costes de fabricación». No obstante, al trasladar el incremento de los costes a los productos finales, registró un incremento notable de las ventas.

Megasa cuenta con una plantilla formada por 130 personas, solo 2 de las cuales son mujeres. El censo de trabajadores prácticamente se mantuvo invariable del 2020 al 2021. Sin embargo, el gasto de personal descendió, bajando de 8,1 a 7,3 millones.

La mayor parte de la facturación se corresponde con el mercado nacional, y muy residual fue el exterior.

En el pasado ejercicio, la factoría comenzó a tomar algunas medidas organizativas, como producir únicamente las noches y los fines de semana, en los ratios de consumo energético más barato. Sin embargo, ha sido en este 2022 cuando la toma de decisiones ha sido más drástica, incluyendo parones de la factoría, cuando las escaladas de los precios del gas multiplicaron los recibos. «Los problemas de inflación y cuellos de botella en los suministros que afloraron en la economía global durante el segundo semestre de 2021 se han confirmado en el inicio del 2022 y todo parece indicar que obedecen a desajustes estructurales en mercados básicos como la energía, las materias primas o el mercado laboral, por lo que la superación de los mismos puede llevar más tiempo del inicialmente estimado», considera la empresa en su balance de cuentas. «Adicionalmente, todos estos problemas se han visto agravados por el conflicto bélico en Ucrania», añade, aunque apela a su buena situación financiera y su capacidad para adaptarse a los diferentes entornos» para salvar la incertidumbre reinante.

Sin deudas

Megasa Siderúrgica no cuenta con deuda bancaria. El pasado ejercicio, percibió 2,1 millones de euros en concepto de subvención concedida por el Ministerio de Industria, en el marco del Programa de Compensación de Costes Indirectos del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de Gases de Efecto Invernadero, frente a los 750.156,53 euros del 2020. Además, también percibió otros 428.600,73 euros de este mismo departamento, correspondiente al mecanismo de compensación a consumidores electrointensivos.