El Gobierno alemán paraliza la venta de dos empresas de chips a inversores chinos

La Voz REDACCIÓN / EFE

ECONOMÍA

CLEMENS BILAN | EFE

Alega que deben proteger su soberanía tecnológica y económica frente a los intereses políticos de China

09 nov 2022 . Actualizado a las 13:35 h.

El Gobierno alemán ha prohibido este miércoles en Consejo de ministros la venta de dos empresas alemanas del sector de los semiconductores a inversores chinos, según anunció el ministro de Economía y vicecanciller, Robert Habeck, informa Efe.

Una de las empresas es el fabricante de microchips Elmos Semiconductor, con sede en Dortmund, al oeste de Alemania. Habeck no mencionó explícitamente a la segunda por motivos de privacidad aunque, según los medios, se trata de la compañía bávara ERS Electronic.

En ambos casos, la decisión se justifica con la necesidad de garantizar la seguridad nacional, afirmó el ministro en una comparecencia ante los medios en Berlín en la que subrayó que los «sectores de producción críticos requieren especial protección».

Habeck indicó que en vista de la situación geopolítica, el paso adoptado por el gabinete es «consecuente» e instó a estar alerta ante las operaciones comerciales que esconden intereses políticos contrarios a los de Alemania.

En un comunicado difundido a los medios, el ministro ecologista preciso además que en particular en el sector de la producción de semiconductores es importante «proteger la soberanía tecnológica y económica de Alemania y de Europa».

«Por supuesto que Alemania está y seguirá estando abierta a las inversiones, pero tampoco vamos a ser ingenuos», afirmó y agregó que el papel del Gobierno consiste precisamente en evitar los efectos negativos de ciertas operaciones.

Según los medios alemanes, la empresa que aspiraba a adquirir la fábrica de Elmos Semiconductors, que emplea a unos 200 trabajadores, es la sueca Silex Microsystems, una filial de la corporación china Sai Microelectronics.

A finales de octubre, el Gobierno alemán dio luz verde a la venta de una parte de uno de los operadores del puerto de Hamburgo al gigante chino Cosco, en una decisión polémica que fue criticada por el presunto riesgo para la seguridad nacional.

En aquel caso, sin embargo, se autorizó sólo la adquisición parcial del operador bajo una serie de condiciones diseñadas para minimizar la influencia de Cosco sobre la empresa, mientras que en la operación relativa a Elmos esto no hubiera sido posible, según Habeck.