Black Friday, el próximo gran termómetro de la economía

S. Cabrero / A. Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

MIGUEL VILLAR

Algunos expertos aseguran que el gasto crecerá un 25 %

11 nov 2022 . Actualizado a las 15:30 h.

Con una inflación desbocada y el fantasma de la recesión cerniéndose sobre la economía española, muchos consumidores han optado por instaurar la austeridad en su día a día. Las fechas no ayudan a la tarea. Sobre todo teniendo en cuenta que a la vuelta de la esquina ya empieza a asomar una de las épocas de mayor gasto del año. El Black Friday empieza a erigirse como el primer termómetro que ayudará a dar algunas pistas de cómo evolucionará el consumo en los próximos meses.

Algunos expertos ya han comenzado a analizar la situación y monitorizar el comportamiento de los clientes para tratar de vaticinar qué sucederá en las próximas semanas. Un estudio de Webloyalty estima que el gasto online en este viernes negro crecerá un 25 % con respecto a las mismas fechas del 2021. No solo gastaremos más, sino que también habrá más gente dispuesta a sacar la tarjeta en estas jornadas de descuentos. Según los cálculos, el número de compradores crecerá un 18 % en el Black Friday y un 11 % durante el Cyber Monday (otra campaña de rebajas que se celebra el primer lunes después de la festividad estadounidense de Acción de Gracias).

«Este año, el Black Friday viene marcado por la incertidumbre y la contención económica. Por ello, los consumidores van a aprovechar con más fuerza los descuentos de esta campaña, especialmente en el canal online, que les permite comparar ofertas e, incluso, beneficiarse de algunos ahorros extra. Este año, los españoles intentarán, quizás más que nunca, conseguir más por menos», resume la directora de Desarrollo de Negocio de Webloyalty, Paula Rodríguez.

Los cálculos que manejan los expertos apuntan a que la gente gastará una media de 160 euros en las compras realizadas a través de internet durante el famoso viernes de descuentos.

No son tan halagüeños los vaticinios que llegan desde el sector logístico y de transporte. UNO, patronal del sector, pronostica una caída del 5,3 % en el número de envíos que se gestionarán en las próximas semanas relacionados con esta fecha y con el resto de la campaña de Navidad.

El presidente de la patronal, Francisco Aranda, aseguraba hace unos días que se esperan cerca de 100,3 millones de envíos en las semanas previas a las fiestas. «La espiral inflacionista sin solucionar en la que estamos envueltos, la contratación del consumo derivada de la reducción del poder adquisitivo de las familias y la caída en las inversiones ya se han dejado sentir en nuestro sector, cuya actividad descendió un 16 % en el segundo trimestre del año», sentencia Aranda.

Aumenta la contratación

En Infojobs ya han empezado a notar una aceleración en las ofertas de empleo para el Black Friday. Según los últimos datos publicados, en el portal cuentan ya con 9.500 vacantes, un 18 % más que las 7.800 que publicó para la misma campaña del 2021. A falta de un mes para la celebración del día de descuentos, la plataforma asegura que todo apunta a que la campaña de este año parece haberse adelantado por la paralización del consumo en las últimas fechas, debido al incremento de los precios: «A pesar del contexto inflacionista actual que atraviesa nuestros país, el comercio necesita que el consumo se reactive en la próxima campaña navideña. Es por eso que las empresas han empezado ya a hacer los preparativos, por lo que casi con total probabilidad, la campaña de este año será todavía más activa que la del 2021», resumen.

La OCU advierte de que el año pasado los precios subieron un 3,3 % de media

No es oro todo lo que reluce. Al menos eso es lo que defienden desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que cuatro semanas de que se celebre el famoso Black Friday ha decidido comenzar a monitorizar los precios de más de 16.000 productos en cerca de 60 establecimientos. El objetivo es controlar su evolución real para que los consumidores no caigan en engaños y acaben gastándose el dinero en productos rebajados menos de lo que parece.

De hecho, tal y como advierten desde la asociación, el año pasado los precios subieron un 3,3 % de media. A pesar de que los carteles de rebajas cuelgan de la práctica totalidad de los escaparates españoles, en realidad solo bajaron de precio un 12 % de los productos, frente a un 33 % que se encarecieron en los días previos al Black Friday.

Las pantallas de ordenador fueron los productos que subieron sus tiques en mayor medida, seguidas de las impresoras y los altavoces portátiles. Al otro lado de la balanza se situaron los televisores, que sí que fueron los que experimentaron una rebaja más significativa con motivo de esta jornada de descuentos.

Los expertos de la OCU recomiendan desconfiar de los anuncios con descuentos llamativos. Además, recuerdan que cualquier promoción tiene que especificar el precio original del producto junto al rebajado, el porcentaje de la rebaja o directamente las dos cosas. «La ley no permite que se vendan rebajados productos defectuosos. Y si se adquirieron por internet los consumidores tienen un plazo de catorce días para devolverlos sin dar explicaciones», resumen.

«El único gasto racional es en tecnología y ropa de marca»

Toda una generación, la Z, la de clientes más jóvenes, no conoce el mundo sin Black Friday. Desde siempre activos en estas fechas, los consumidores júnior señalan cada vez menos estos días en el calendario, sobre todo porque no palpan un ahorro real.

«El único gasto racional es en tecnología y ropa de marca, el resto es consumismo, y para eso sobran días», asevera el viveirense David Castelo, enfermero de 23 años que actualmente vive en A Coruña: «El ahorro no está en el fast fashion, y eso que triunfa, aunque creo que se trata más de algo compulsivo que responsable». Justo por ello Castelo solo se plantea comprar «ropa de marca que realmente necesite y tecnología».

Consumo focalizado

Al fin ropa de marca. Para las marcas caras es la mejor oportunidad, todos concuerdan. Carmen Gómez, periodista coruñesa de 24 años, espera a estas rebajas prenavideñas para invertir en un vaquero «duradero, que además sienta mejor al ser de calidad». Irá al comercio local, más accesible en épocas de descuentos, aunque muchas veces crítico con esas campañas.

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El día de la tecnología. Junto a las tiendas de marca, en estas fechas también las tecnológicas tendrán una importante afluencia de público. «El ordenador se me rompió hace semanas, pero prefiero aguantar hasta el Black Friday», expone Álvaro González, de 25 años, un madrileño afincado en A Coruña que trabaja en el audiovisual. A pesar de que es una herramienta clave en su trabajo prefiere esperar, pues nota que «donde realmente están los descuentos, incluso más que en las rebajas normales, es aquí».

Auténticos inversores

Seguimiento de precios. Esta generación no está para derrochar, dada la dificultad de acceder a un empleo y el ato precio de los alquileres, así que cuentan cada céntimo. Cristina Varela, compostelana pero vecina de A Coruña, conoce bien a sus 29 años la campaña del Black Friday, ya que trabaja en márketing. «O venres negro éme útil para comprar básicos, roupa que hai que ter e que normalmente non se rebaixa», señala Varela, que además de focalizar sus compras en las realmente «racionais», se afana en monitorizar los precios habituales para dar fe de que hay descuento: «Comparo marcas e quedo cos prezos reais, pois creo que ás veces os inflan antes para esaxerar o desconto».

El autocontrol es el mejor ahorro. Es un razonamiento similar al de Elena Insua, viveirense enfrascada en estudiar una oposición desde hace un par de años. Tiene 23 y afirma ser «cada vez menos consumista». Compra sobre todo online, «y si pasan tres semanas y no estrené aún una prenda, la devuelvo, que tanta falta no me hará». No le queda otra que ironizar con su posición de opositora, reconociendo que «si saliese más de casa» compraría más. Ya no es que no compre ropa, es que vende la suya por internet.

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No más codazos

Las compras, ni «online». Otra opositora es Nazaret García, santiaguesa de 23 años. Dejó el Black Friday a conciencia, ganando en salud mental: «Antes hacía hasta listas con las compras, pero ahora la rebaja no me compensa el estrés». Lo achaca al «colapso» que se produce tanto en las tiendas como en las webs de las marcas. Compradora habitual de ropa fast fashion, prefiere las rebajas tradicionales, «con tiempo para organizarse» y que no tienen el punto «compulsivo» del Black Friday, «generador de necesidades inexistentes».