Galicia creó más de 93 empleos al día en verano, la mitad en el campo y la pesca

G. Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

JOSE PARDO

El sector público genera dos de cada tres nuevos puestos en el conjunto de España

27 oct 2022 . Actualizado a las 19:22 h.

El deterioro de las expectativas económicas ante fenómenos como la subida de los precios o de los tipos de interés se empezó a trasladar en verano al mercado de trabajo. Aunque se siguió creando empleo, el incremento fue muy inferior al del trimestre previo, con 77.700 nuevo ocupados entre julio y septiembre, según la encuesta de población activa (EPA) del tercer trimestre publicada este jueves por el Instituto Nacional de Estadística. El frenazo fue especialmente brusco en el sector privado. Así, de los nuevos empleos, dos de cada tres (52.300) se crearon en el sector público, y solo 25.400 corresponden a empresas.

En realidad, estas últimas crearon 47.000 nuevos puestos de trabajo asalariados, pero la ocupación total se ve rebajada por la pérdida de 30.800 autónomos. Si se abre el foco al último año, del medio millón de nuevos ocupados, 492.600 trabajan en el sector privado y 22.100 en el público.

Si se compara con los datos de otros veranos, solo en el 2019 hubo un menor incremento de la ocupación. De hecho, el dato desestacionalizado, que refleja la tendencia del mercado de trabajo al limpiar los efectos propios del calendario (en este caso, la influencia de la campaña de verano), muestra que la creación de empleo se ha estancado, con una leve caída del -0,06 %. Pese a todos esos factores, la cifra total de ocupados se elevó hasta los 20.545.700, máximo en casi quince años (a solo 200.000 del récord histórico del verano del 2007, con 20,75 millones), lo que también puede indicar que el ciclo de crecimiento del mercado de trabajo está llegando a su techo.

Esa desaceleración del mercado de trabajo tuvo su reflejo en el desempleo, con 60.800 nuevos parados en el verano. Exceptuando el 2020, el año de la pandemia, se trata del peor dato de desempleo en un tercer trimestre desde el 2012, en plena crisis de deuda. Con este aumento, la tasa de paro se eleva al 12,67 %, aunque el total se mantiene por debajo de los tres millones (2.980.200).

¿Por qué aumenta el paro si se siguió creando empleo? Porque hay una incorporación muy significativa a la población activa de personas que antes estaban inactivas (es decir, que pese a tener la edad para hacerlo, no estaban en disposición o no tenían voluntad de trabajar). En concreto, hay 138.500 nuevos activos, de los que una parte encontraron empleo y otros lo buscan, engrosando las cifras de paro.

La desaceleración del mercado de trabajo no empeora la situación laboral de las familias. De hecho, durante el tercer trimestre los hogares con todos sus miembros en paro bajaron en 12.900, hasta situarse en 977.400, su menor cifra desde finales del 2008. Por el otro lado, las familias con todos sus miembros ocupados subieron en 47.100 y son ya 11.294.200 hogares, nuevo máximo histórico, tras aumentar en casi medio millón durante el último año.

En lo que respecta a Galicia, la tendencia es diferente a la del resto del país, ya que se crea empleo (8.500 nuevos puestos entre julio y septiembre), pero el paro sigue bajando (4.600 desempleados menos). A diferencia de lo que ocurrió en el conjunto de España, donde el sector servicios tiró del mercado de trabajo, el motor de la ocupación en la comunidad durante el verano fue el sector primario. La agricultura y la pesca crearon más de la mitad de los nuevos empleos, 4.500, más que el sector terciario (1.600), la construcción (1.300) y la industria (1.200) juntos.

En cuanto a la calidad de los nuevos contratos, destaca el descenso de la temporalidad. Todo el empleo neto por cuenta ajena que se creó durante el verano fue indefinido y a jornada completa, reduciendo la tasa de temporalidad (el porcentaje de asalariados con contrato de duración definida sobre el total) en más de dos puntos, al 20,18 % en España y al 18,3 % en Galicia.

El Supremo establece que los despidos durante la pandemia son, por defecto, improcedentes

Despedir no estaba prohibido durante la pandemia, por mucho que lo repitiese el Gobierno. Lo que no tenían las empresas era la posibilidad de justificar esos ceses por causas objetivas (económicas, técnicas, organizativas o de producción) y, por tanto, todos los despidos no motivados deben considerarse, por defecto, improcedentes. Así lo establece el Tribunal Supremo, que ayer publicó el texto íntegro de la sentencia, adelantada la semana pasada, en la que rechaza que esos ceses deban considerarse nulos, como había dictaminado el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.

El alto tribunal recuerda que la legislación laboral establece claramente que las extinciones de contrato sin causa deben calificarse como improcedentes, reservando la nulidad para aquellos casos en los que se haya producido una «violación de derechos fundamentales y libertades públicas del trabajador».

Calviño desdeña el despido a la carta que propone Díaz: «No se ha debatido»

La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, evitó ayer pronunciarse sobre la propuesta de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, de reformular la regulación del despido e introducir indemnizaciones diferentes en función de las circunstancias personales del trabajador. «No conozco esas propuestas, pero en todo caso no se han debatido en el seno del Gobierno», aseguró en Bruselas, donde se reunió con el comisario de Economía, Paolo Gentiloni.