En la reunión de ministros de Energía del 9 de septiembre, Francia había propuesto a los otros países extender esa excepción ibérica para la fijación de precios de la electricidad, como forma de moderar la escalada que se ha producido por el efecto inducido del encarecimiento del gas. La cotización de la electricidad en los mercados mayoristas se ha disparado en Francia (a finales de agosto llegó a un récord de más de 1.000 euros por megavatio) por el gas, pero también por el temor a problemas de escasez este invierno debido al parón de casi la mitad de los reactores nucleares.
Macron avanzó también que los europeos van a iniciar conversaciones con sus aliados que son proveedores de gas para pedirles que bajen los precios, en un mensaje claramente dirigido a Estados Unidos, que conforme Rusia ha cerrado los grifos de los gasoductos en dirección de la UE, se está convirtiendo en el principal exportador.