«Eu voto cos que mandan»

ECONOMÍA

Viñeta humorística que publicó La Voz en 1928, ironizando sobre el impuesto de soltería
Viñeta humorística que publicó La Voz en 1928, ironizando sobre el impuesto de soltería

«Es imposible mantener el impuesto sobre el patrimonio, porque es el arma de la que se valen los caciques para aniquilar a los adversarios». La frase se escuchó en el Congreso y la reprodujo La Voz... en 1910: vienen de lejos las polémicas como la que estos días protagonizan el Gobierno y algunas comunidades a cuenta de los tributos. Pero peor fue la que se armó en 1925 a cuenta del impuesto de soltería.

28 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo de «que paguen los más ricos», por un extremo, y lo de «a menos impuestos, mejor nos irán las cosas», por el otro, siempre ha hecho más ruido en España que aquello de «Hacienda somos todos». Y el impuesto sobre el patrimonio (como el criterio de aplicación de los tributos, en general) lleva en la diana al menos tanto tiempo como años tiene La Voz. Pero vamos a irnos un poco menos lejos de los 140 que cumple este diario para encontrar una encendida disputa sobre este asunto que dejaría en pólvora mojada a la actual entre las huestes de Sánchez y algunos presidentes autonómicos del PP.

Nos trasladamos a 1910, con el liberal ferrolano José Canalejas como presidente del Consejo de Ministros y en pleno debate sobre la supresión del impuesto de consumos, aquel IVA prehistórico que venía provocando algunas de las mayores revueltas en España desde el siglo XIX. La construcción de un sistema tributario moderno no era tarea sencilla: los enfrentamientos entre partidos, ideologías y lobbis ponían muchas piedras en el camino, aunque para entonces ya se habían logrado ciertos avances, como la introducción del criterio de progresividad, los impuestos sobre las sucesiones, el impulso a la confección del catastro o, en el capítulo de la imposición indirecta, las tasas sobre consumo de alchol y de azúcar y las desgravaciones parciales del impuesto de consumos.

Vendedoras ambulantes en un mercado gallego en la primera década del siglo XX, una época en la que el impuesto de consumos sobre artículos de primera necesidad provocó grandes protestas en toda Galicia
Vendedoras ambulantes en un mercado gallego en la primera década del siglo XX, una época en la que el impuesto de consumos sobre artículos de primera necesidad provocó grandes protestas en toda Galicia LVG

En la crónica que hizo La Voz el 4 de noviembre de ese año sobre la última sesión en el Congreso podemos leer: «Es imposible también mantener el actual sistema de impuesto sobre el patrimonio, y menos que sea base de las haciendas municipales, porque es el arma de la que se valen los caciques para aniquilar a los adversarios». Era la primera vez que en La Voz se hablaba de la derogación de un impuesto (en realidad, una reformulación de aquel mediante una reforma de la tributación sobre las sucesiones) que con similar denominación tanto da que hablar estos días. La propuesta, a la que acompañaba un proyecto pionero de contribución sobre la renta, no salió adelante debido a la dura resistencia presentada por los parlamentarios que representaban los intereses económicos afectados.

Para entender el sentido de aquella demanda del reformista de origen pontevedrés Eduardo Cobián, recuperamos un extracto de la crónica a pie de calle en Boiro ante las elecciones municipales de ese año, que publicó el Diario de Galicia y del que La Voz se hizo eco entonces: «Aquellas pobres gentes —relataba el periodista— son víctimas del más feroz caciquismo, y al preguntárseles por quienes votan contestan: “cos que mandan”, pues saben que si se oponen serán gravados con toda clase de impuestos y vejados en sus personas e intereses, necesitándose vocación de mártir para oponerse a los señores que mangonean la cosa pública».

El ministro de Hacienda Cobián venía a decir, por tanto, que no bastaba solo con que el impuesto indirecto sobre consumos se suprimiese, y que los maltrechos ayuntamientos pudiesen dotarse de nuevos medios de recaudación, sino que también deberían desaparecer o reformularse otros modelos impositivos que además de gravar injustamente a los ciudadanos frenaban en su opinión el camino hacia una auténtica democracia. Aquellas controvertidas tasas se aplicaban sobre artículos de primera necesidad («los productos de comer, beber y arder», especificaba la legislación) de forma lineal y en muchos casos, injusta, cuando no fraudulenta. A la hora de establecer el denominado repartimiento vecinal, las Cortes fijaban la cantidad que el Estado debía recaudar cada año y la base impositiva no se calculaba por la declaración del contribuyente, ni por la comprobación de documentos, sino por la estimación de signos externos, como la localidad donde se ejercía un negocio o se ubicaba la propiedad, la extensión y la calidad de ésta o el número de máquinas de una industria. Unos criterios fácilmente manipulables y además alejados de las distintas realidades económicas que vivía el país. El impuesto de consumos sería suprimido por Canalejas en 1911, aprovechando el retorno del superávit y presionado por los republicanos que controlaban el ayuntamiento de Madrid.

Así informó La Voz en su primera página del asesinato de Canalejas. El ferrolano derogó en 1911 el impuesto de consumos e impulsó la modernización del sistema tributario
Así informó La Voz en su primera página del asesinato de Canalejas. El ferrolano derogó en 1911 el impuesto de consumos e impulsó la modernización del sistema tributario

Hasta la Segunda República no llegaría el primer impuesto progresivo sobre la renta. Pero antes, en 1925, nos encontramos en el archivo de La Voz con otro polémico tributo que mirado desde hoy puede provocar una sonrisa. Se trata de un impuesto directo sobre la soltería que debían pagar los célibes o viudos que superaran los 25 años. Entre las cartas al director de la época que ponían el grito en el cielo sobre este asunto elegimos este párrafo: «Yo no tuve acogida entre las mujeres bellas a quenes osó mi labio dedicar frases de amor. Y opté por quedar soltero. Si los castigos son para quienes faltan a sus deberes, bien sabe Dios y ellas cuánto era mi deseo matrimoniar. Y quisiera que el señor Calvo Sotelo me resolviera este caso».

Este sí que era un duro reto, no el de bajar el IVA de la cesta de la compra o el de deflactar el IRPF con los que andamos ahora a vueltas.

Hemerográfico de La Voz

Con su suscripción puede acceder a todas las noticias publicadas en La Voz de Galicia, desde 1882 hasta hoy, buscando por palabra clave