China deja de ser el motor de crecimiento de Asia por primera vez desde 1990

P. Almoguera, V. Escribano SHANGHÁI / EFE

ECONOMÍA

ALY SONG | REUTERS

La segunda economía mundial crecerá solo un 2,8 %, frente al 5,3 % al que lo hará toda la región

27 sep 2022 . Actualizado a las 11:45 h.

Tras décadas espoleando el crecimiento de Asia y del Pacífico, el enrocamiento de China en su política de cero covid y otras circunstancias harán que, por primera vez desde 1990, la segunda economía mundial crezca por debajo de la media de la región: un 2,8 %, frente al 5,3 % regional.

Un informe del Banco Mundial (BM) publicado este martes ha rebajado su predicción de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de China para el 2022 al 2,8 %, una estrepitosa caída en contraste con el 8,1 % registrado en el 2021, y un resultado menos optimista que la entidad fijaba en abril, de entre el 4 y el 5 %.

Debido a China, la entidad rebaja la previsión de expansión regional para el 2022 del 5 % proyectado en abril a un 3,2 % actual, si bien, excluyendo a China (el informe incluye Asia Oriental, el Sudeste Asiático y las islas del Pacífico, pero no a Japón y las Coreas), alcanzará un crecimiento del 5,3 %.

Qué ha pasado para que entidades como el BM o el Banco Asiático de Desarrollo (BAD) —que la semana pasada ya alertó de que, por primera vez en 30 años, el gigante será superado en crecimiento anual en el 2022 por las economías emergentes asiáticas— rebajen así sus previsiones, se explica atendiendo a varias causas.

China, lastrada por la política de cero covid y el sector inmobiliario 

Los principales indicadores económicos de China apuntaron a un buen inicio de año, tanto que las autoridades se marcaron en marzo un objetivo de crecimiento del 5,5 % para el presente ejercicio, una tasa que, aunque sería de las más bajas en las últimas décadas, superó las expectativas de muchos analistas.

Sin embargo, todo comenzó a torcerse en el segundo trimestre a consecuencia de las restricciones y los estrictos confinamientos —como el de la megalópolis oriental de Shanghái— ordenados por el Gobierno ante los peores rebrotes de la covid en dos años, que provocaron un parón económico durante semanas o incluso meses.

El ejemplo más destacado es la evolución del PIB chino, que pasó de crecer un 4,8 % interanual en el primer trimestre a hacerlo tan solo un 0,4 % en el segundo, arrojando asimismo una contracción del 2,6 % en la comparación intertrimestral. También se vieron afectados otros indicadores de gran importancia para la economía china, como el que mide la producción industrial, que en abril se desplomó un 2,9 %, o el PMI del sector manufacturero, que ha experimentado contracciones en cinco de los últimos seis meses.

Otro de los factores que cita el informe del BM es la «debilidad» del sector inmobiliario, cada vez más asfixiado desde el 2020 debido a las limitaciones impuestas por Pekín para tratar de atajar el creciente problema de endeudamiento de múltiples promotoras, que durante años acumularon pasivo al financiarse vía apalancamiento.

Tras experimentar un notable crecimiento desde finales de los años 90, el pinchazo de la burbuja resulta ahora evidente: según datos de la consultora CRIC, las ventas de las 100 principales promotoras del país cayeron casi un tercio (-32,9 %) interanual en agosto. La agencia de calificación Moody's pronostica a su vez que la baja demanda podría prolongarse a lo largo de los próximos 12 meses.

Vietnam o Indonesia toman el relevo 

Una tormenta perfecta que ha impactado a una región acostumbrada a que China sea el motor de crecimiento, generando nuevos protagonistas, como Vietnam, que con una previsión de que su PIB crezca un 7,2 % en el 2022, según el BM, se sitúa a la cabeza, previéndose que países como Indonesia lleguen al 5,1 %. «La mayor fuente de crecimiento de la región hoy ha sido el levantamiento de las restricciones que los países estaban obligados a mantener (por la pandemia)», señala en el informe Aaditaya Mattoo, economista jefe del BM para Asia Oriental y el Pacífico.

Así, la entidad predice que países como Filipinas, Tailandia y Camboya, abiertos al exterior, volverán a los niveles de producción prepandémicos a finales de año, si bien China seguirá ralentizando al resto, y que, salvo Laos y Mongolia, la mayor parte de la zona podrá capear «relativamente bien» la subida de los tipos de la Reserva Federal de EE.UU.

«Mientras el resto de Asia aguante como motor del crecimiento mundial, tomando el relevo de China, el resto del mundo no lo sufrirá tanto. Solo que la recesión global y la excesiva fortaleza del dólar pueden crear problemas al resto de Asia a futuro», dijo a Efe Alicia García-Herrero, economista jefe de Asia Pacífico en Natixis.

Pese a las desalentadoras cifras, Pekín sigue enrocado en su estrategia de tolerancia cero contra el coronavirus, que mantendrá para tratar de evitar rebrotes graves antes del inminente XX Congreso del Partido Comunista (PCCh), en el que se espera que el presidente, Xi Jinping, se confirme para un tercer mandato inédito entre sus últimos predecesores. Sin fecha oficial para el fin del cero covid, analistas del banco de inversión Nomura especularon recientemente con la posibilidad de que siga en pie hasta marzo del 2023, mientras la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China pronostica que se mantendrá «al menos» hasta la segunda mitad del 2023.