A Coruña y Pontevedra reducen su «stock» de vivienda, pero tardan 7 meses en venderlas

D. Casas REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

ALBERTO LÓPEZ

Los precios se mantendrán en el 2023

07 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El impacto que la inflación ejerce tanto en las operaciones de compraventa de vivienda como en los precios en lo que resta de año, y previsiblemente en todo el 2023, inicia la senda de la desaceleración. El mercado residencial en el conjunto de España venía experimentando ya durante la pandemia unas subidas sin freno que ahora, en el actual contexto macroeconómico, comienza a mostrar signos de contención. La evolución del mercado para el próximo año y medio está condicionado por la huella que imprima la incertidumbre del actual contexto. La consultora de datos Atlas le pone cifras. El 2022 será bueno. Cerrará con un volumen de compraventas de vivienda un 2,3 % superior al del 2021, pero el verdadero frenazo —que ya se hará notar en la recta final de este año— llegará en el siguiente ejercicio, con un descenso de las operaciones estimado en un 15,4 %.

No solo habrá menos compras, sino que se tardará más en descolgar el cartel de «se vende» en el mercado residencial, pese a que el stock de vivienda registró el pasado julio una caída de casi un 8 % respecto a los máximos del 2020, señala el estudio realizado por Atlas. ¿Y qué está pasando en Galicia? En los datos disgregados por provincias, las dos atlánticas se colocan entre las quince primeras del país que más han conseguido reducir el parque de viviendas en venta en el último año. A Coruña tiene un 15,8 % menos de oferta, seguida de Pontevedra (-14,1 %), mientras que Ourense y Lugo han aumentado su disponibilidad en un 0,4 % y un 1,6 %, respectivamente, durante el mismo período. 

Tiempos de venta

Cosa bien distinta es la correlación entre la cartera disponible y los tiempos de venta. Una fuerte caída del stock en oferta puede resultar compatible con el aumento del número de días que se tardan en vender el inmueble desde que sale al mercado. En Galicia, este binomio lo cumple A Coruña que, habiendo reducido su cartera notablemente en los primeros nueve meses de año ha tardado, de media, 218 días para cerrar el cambio de propiedad de una vivienda (algo más de siete meses). La más alta de la comunidad. En Pontevedra se tardan 212 días, seguida de Lugo, con 209 días, y finalmente Ourense, con 186. Las previsiones para el año próximo irán a más. Los efectos de la inflación y el aumento de los costes de construcción en la obra nueva enfriarán el mercado de la compraventa, según el pronóstico de Atlas. Sus previsiones a partir de enero pasan por que se produzcan desaceleraciones controladas, aunque «el mercado no se enfrentará a fuertes variaciones» porque «la caída de la oferta tiene un efecto positivo en el caso de que se produzca un menor demanda a causa de la recesión». 

Mismos precios

Habrá ralentización de las compraventas de vivienda en las cuatro demarcaciones gallegas, pero apenas se dejará notar en los precios. El período de bonanza que había experimentado este mercado hasta principios de verano se tradujo en un aumento del valor tasado de los inmuebles del 5,7 %. Las correcciones empezarán a notarse de aquí a final de año y de forma más acusada en el 2023 si la presión inflacionaria continúa y el escenario geoeconómico persiste. Pero en Galicia, el incremento del precio por invertir en vivienda será cuestión de calderilla. En Lugo y en Ourense el valor medio permanecerá inalterable el año que vienes, es decir 872 y 925 euros por metro cuadrado, respectivamente. Algo parecido prevé la consultora Atlas para las provincias atlánticas donde solo registra un euro a la baja en el precio medio final. El metro cuadrado se pagará a 1.245 euros en la demarcación coruñesa y a 1.304 en la de Pontevedra.

Pero si hay algo que determinará las decisiones de compra de un inmueble durante el 2023 ese será el aumento acelerado del euríbor. Firmar un crédito hipotecario significará pagar intereses más altos para financiar la operación. El dinero está más caro y mantendrá esa senda si, según las previsiones, el Banco Central Europeo vuelve a subir los tipos. El impacto, sostiene Atlas, será moderado y se ya verá en el corto plazo. Sus efectos resultan más contundentes que en otros capítulos , como la propia inflación, la reducción del ahorro de las familias o el precio de los materiales.