Siemens desmonta las razones técnicas que aduce Putin para cortar el gas

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

DPA vía Europa Press

La empresa germana suministra y realiza el mantenimiento de las turbinas del gasoducto que surte de hidrocarburo a Alemania

04 sep 2022 . Actualizado a las 10:13 h.

Dijo el monopolio gasista del Kremlin, el gigante Gazprom, este  viernes que, en el transcurso de las labores de mantenimiento que en principio habían de llevarle solo tres días, había detectado en el Nord Stream (la gran arteria por la que fluye el gas ruso hacia el centro de Europa) fugas de aceite en la única estación compresora que está activa en la acutalidad. Y que por eso se veía obligado a cerrar el grifo sine die. Y dijo también que esa avería solo la puede subsanar «una empresa de reparación especializada», refiriéndose con ello a las instalaciones que el grupo alemán Siemens tiene en Canadá, país que participa en las sanciones occidentales contra Moscú. Una circunstancia que ya tuvo en vilo a lo Ejecutivos europeos a comienzos de verano a cuenta de la reparación de una turbina de ese mismo gasoducto.

En los despachos de los Gobiernos europeos arquean las cejas. No se creen las razones aducidas por Gazprom para cortar el flujo hasta nuevo aviso. Eso de la fuga de aceite no les convence.

Razones no les faltan. La propia Siemens, el proveedor habitual de turbinas de Nord Stream, salió ayer a la arena de la guerra energética que libran desde hace meses Rusia y la Unión Europea a raíz de la invasión de Ucrania para aclarar que no existen motivos técnicos para la paralización del gasoducto. Aseguran desde la compañía que este tipo de fugas no afectan a la operatividad de una turbina. Y que, en cualquier caso pueden ser solventadas en cuestión de poco tiempo, como parte de un proceso rutinario. In situ. Sin necesidad de que medie el fabricante. Nada de que tengan que ser enviadas a Canadá para ser reparadas.

La empresa alemana subraya, además, que «independendientemente de esto, hay suficientes turbinas disponibles en la estación de compresión de Portovaya [la afectada] para que el Nord Stream siga funcionando». También recuerda que antes de la guerra la aparición de este tipo de fugas, frecuentes, por otra parte, nunca había desembocado en la suspensión de las operaciones.

Nada que ver con las afirmaciones del presidente de Gazprom, Alexéi Miller, que esta misma semana —ahora parece claro que poniendo la venda antes de la herida— avisaba de que «la reparación de las turbinas del Nord Stream en una fábrica especializada resulta en estos momentos imposible debido a las sanciones occidentales».

Aunque a nadie se le escapa que el anuncio de Gazprom llegó tan solo unas horas después de que el G-7 y la Comisión Europea pactasen imponer un precio máximo al petróleo ruso y de que la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, abogase por ampliar la medida a la importación de gas, el Gobierno alemán —el teutón es uno de los países más dependientes del gas ruso— no ha querido entrar de lleno en la polémica. «En las últimas semanas hemos podido comprobar que Rusia no es de fiar y hemos continuado de forma inquebrantable y consecuente con las medidas para reforzar nuestra la independencia de las importaciones energéticas rusas», se limitó a subrayar una portavoz del Ministerio de Economía. «Estamos mucho mejor preparados que hace unos meses. Son tiempos difíciles. Se requerirán mayores esfuerzos, pero estamos en el camino correcto para lidiar con la situación», añadió.

Suministro garantizado

Según el regulador de la red gasista germana (Bundesnetzagentur), el suministro de gas en Alemania «está actualmente garantizado». Pero, eso sí, insiste en que los hogares y las empresas deben reducir su consumo energético. «Es bueno que Alemania esté mejor preparada, pero ahora es el turno de todos y cada uno», proclamó en un tuit su presidente, Klaus Mueller.

Mientras, la Unión Europea, a la que no le han dolido prendasa la hora de denunciar el «cinismo» del Kremlin, espera que Rusia «respete» los contratos energéticos. Y en el caso de que no lo haga, asegura estar preparada para hacer frente a la situación, según dijo ayer el Comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni. «Esperamos que [Rusia] respete los contratos que tiene», señaló. «Pero incluso si la militarización de la energía continúa o aumenta, la UE está preparada para reaccionar», aseguró a la entrada de una conferencia en Italia. «El uso del gas como arma no cambiará la determinación de la UE» para acelerar el paso en el camino hacia la independencia energética. «Nuestra obligación es proteger a nuestros ciudadanos y apoyar la libertad de Ucrania», zanjó el viernes en Twitter un contrariado Charles Michel, presidente del Consejo Europeo.

Y eso que, según datos de la Agencia Internacional de la Energía, entre marzo y julio pasados Rusia ingresó cerca de 94.870 millones de euros con sus exportaciones de crudo y gas a la UE, casi el doble que los dos años anteriores.

La guerra está lejos de tocar a su fin. También la energética.

Sánchez pide a la UE que acometa «de una vez» la reforma eléctrica

El último sobresalto en la crisis desatada por la invasión de la Rusia de Vladimir Putin de la soberanía ucraniana: el corte del gas a Europa aplicado por el Kremlin alegando una fuga de aceite en el Nord Stream justo después de que el G-7 acordara poner coto a los precios del petróleo ruso para interferir en las fuentes con las que Moscú financia el conflicto bélico, se coló ayer en la primera intervención del Gobierno en la campaña El Gobierno de la Gente, en Sevilla.

Pedro Sánchez prometió que va a «defender» el tejido productivo —es decir, la industria amenazada por los altos costes energéticos y la eventual falta de suministro— y a las «clases medias y trabajadoras» —el mantra de su argumentario político en este contexto de apreturas—, al tiempo que urgió a Bruselas a adoptar «las reformas» que su Ejecutivo lleva «doce meses» reclamando para intervenir el mercado de la energía y embridar su espiral inflacionista agudizada por el ataque «ilegal del autócrata».

Ante las decenas de militantes socialistas congregados en el barrio hispalense de Pino Montano, Sánchez quiso subrayar que su Gobierno apoya la decisión de los países más poderosos del planeta de «cortar el grifo» a Putin. Pero a renglón seguido vino a advertir de que con iniciativas puntuales y reactivas no basta. Porque es preciso, apremió, que la Unión Europea adopte «de una vez por todas» y porque no hay «justificación alguna» para no hacerlo, los cambios reguladores del mercado de la energía para tratar de maniatar así la capacidad de presión de Putin.

En la misma línea que Sánchez, el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, destacó ayer la importancia para Europa de «liberarse de la dependencia rusa» en las fuentes de energía, y subrayó que la Unión Europea es «el único actor continental que puede actuar para calmar los precios de la energía», inmersos en una espiral alcista. Para ello debe dar «un salto adelante en determinación política, integración e innovación», zanjó el italiano.

El PP reclama que se compense el tope al gas a las firmas que emplean la cogeneración

El vicesecretario nacional de Coordinación Autonómica y Local del PP, Pedro Rollán, reclamó ayer al Gobierno que aplique también la compensación del tope al gas a las empresas que utilizan la cogeneración en sus procesos, como ha hecho Portugal. Rollán aprovechó una rueda de prensa junto a la presidenta del PP de Palencia, Ángeles Armisén, para alertar sobre la situación «especialmente preocupante» de las empresas de sectores como la cerámica, el papel, la química, el cárnico, el automóvil o el metal.

Algunas compañías de estos sectores ya han anunciado que pararán su actividad debido a la falta de competitividad y que «están abocadas al cierre», advirtió. «El Gobierno no puede decir que no es conocedor de esta agonía», aseguró Rollán, quien explicó que estas empresas tienen aparejada a su producción especifica plantas de cogeneración porque se genera calor y también energía. En este sentido, el también senador del PP afirmó que al excluir a estas compañías de la compensación del tope al gas, el Gobierno está abocando a un «callejón sin salida» a unas 600 industrias de las que dependen 200.000 empleos directos, y argumentó que «la falta de competitividad es igual a destrucción empleos».

También recordó que la UE ha incluido en sus recomendaciones que se pueda aplicar el tope al gas a las compañías de cogeneración de alta eficiencia, y afirmó que el Gobierno «tiene la obligación moral de llevar a cabo esta medida con carácter extraordinario y urgente porque las empresas no pueden parar».

Cerámica Campo, con cuatro fábricas en Galicia en las que trabajan un centenar de empleados, ha sido una de las últimas en dar la alarma en este sentido. Asegura que dos de sus factorías, las de A Laracha y Mesía, funcionan ya a pérdidas. La firma ha parado las plantas de cogeneración asociadas a ellas.