La UE convoca una reunión de emergencia para frenar la crisis energética

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

YVES HERMAN | REUTERS

Bruselas planea una intervención inminente y una reforma del sistema de fijación de precios de la electricidad

02 sep 2022 . Actualizado a las 20:55 h.

El pasado mes de marzo, cuando la factura de la luz no daba tregua a españoles, portugueses, franceses o italianos, ni era posible ni era recomendable cambiar el sistema de fijación de precios en el mercado europeo de la electricidad, por el que la última tecnología que entra a abastecer a la red es la que marca el precio al que cobran el resto, independientemente de sus costes de producción.

Alemania, la Comisión Europea y la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER) rechazaban cualquier modificación. Ya lo había hecho a finales del 2021 la comisaria de Energía, Kadri Simson, dando portazo a la propuesta española de excluir el gas —cuyo precio se ha desbocado— del cómputo: ««El actual modelo de precios es la mejor opción para los usuarios y negocios europeos», le espetó la estonia a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

Ni siquiera el estallido de la guerra en Ucrania les hizo cambiar de opinión. El pasado marzo, el Gobierno alemán, junto al austríaco y el holandés, entre otros, advertían de que no aceptarían «ninguna medida que entre en conflicto con el mercado interior de gas y electricidad, por ejemplo una reforma ad hoc del mercado mayorista de la electricidad». Por entonces, el precio del megavatio hora (MWh) en Alemania no superaba los 200 euros. Seis meses después, el panorama ha cambiado radicalmente.

Hoy alcanza los 660 euros. Y lo peor está por venir, porque los futuros para el primer trimestre del 2023 ya cotizan a casi 1.290 euros. Una cota que no solo es histórica, sino insostenible para la industria germana, que teme apagones y deslocalizaciones industriales hacia Estados Unidos, un país autosuficiente en materia energética.

Por eso Berlín se muestra ahora dispuesta a abrazar la medida que negó en su momento a los países vecinos: excluir el gas del sistema de fijación de precios de la electricidad, para que su elevada cotización en los mercados —derivado de la reducción del flujo de hidrocarburo desde Rusia— no se contagie al resto de fuentes de generación, como las renovables.

La situación es de extrema gravedad. El gigante Uniper, el mayor importador de gas de Alemania, ha tenido que ser rescatado por el Estado con 7.000 millones de euros. Este mismo lunes, la compañía pidió otros 4.000 para mantener la liquidez y seguir operando. Si el motor económico del euro se para, todas las economías se verán arrastradas a la recesión y eso es lo que ha hecho que las cancillerías se movilicen.

La presidencia checa de turno de la Unión Europea (UE) ha convocado una reunión de emergencia para el próximo viernes 9 de septiembre en Bruselas, a la que acudirán los ministros europeos de Energía. Debatirán medidas para poner freno de manera urgente a la subida de los precios, informó el primer ministro del país, Peter Fiala, después de reunirse en la capital con su homólogo alemán, Olaf Scholz, quien lleva días de gira en busca de proveedores de gas.

Intervención de los precios

No acaba aquí el despliegue de fuerzas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien rechazó en otras ocasiones las demandas de España y Francia, admitió este lunes que ha llegado el momento de intervenir el mercado eléctrico, ahora que «el aumento vertiginoso de los precios de la electricidad está poniendo de manifiesto las limitaciones de nuestro actual diseño del mercado de la electricidad».

Pero, ¿cómo tiene pensado actuar? Bruselas trabaja en una intervención de emergencia, que podría presentar esta misma semana, según Bloomberg, y que podría incluir la propuesta de extender el tope al precio del gas —como el que ya existe en la península ibérica y ahora demandan países como Bélgica— a toda Europa. Está por ver si recupera la propuesta, fracasada, de las compras conjuntas de gas. En la actualidad, los países europeos compiten entre sí en los mercados. Además, la alemana aseguró estar trabajando «en una reforma estructural del mercado eléctrico», que inicialmente quería posponer para el 2023.

Corte de gas ruso

Cuando el actual sistema de fijación de precios se diseñó, la UE disponía de fuentes fósiles y energía nuclear, que ha ido retirando a un ritmo mayor que el de la penetración de renovables. También contaba con el abastecimiento continuo y barato de gas ruso —factor de peso en la competitividad de las empresas alemanas— que ahora el Kremlin casi ha dejado de suministrar, forzando a la UE a buscar proveedores de emergencia alternativos y pagando el alto coste extra de oportunidad. Von der Leyen ha llamado a las cancillerías a prepararse para un corte total del gas en las próximas semanas. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ha acusado Alemania de poner en riesgo la prosperidad y seguridad de Europa por su «adicción» al gas barato.

El miedo no es infundado. El Nord Stream, el gasoducto que todavía bombea hidrocarburo desde Rusia a Alemania y que está funcionando al 20 % de su capacidad, entrará en parada técnica este miércoles 31. Debería reanudar el bombeo el día 2 de septiembre, pero nadie confía en que Gazprom abra de nuevo la llave de paso.

Francia prepara a sus empresas para apagones y Alemania estudia más ayudas

«No es la hora de las medias tintas», admitió hoy la primera ministra francesa, Elisabeth Borne, antes de advertir a ciudadanos y empresas de que se avecina un invierno con posibles racionamientos en el suministro de electricidad. Por eso instó a las compañías a elaborar a lo largo del mes de septiembre planes con los que ahorrar al menos un 10 % de energía.

«Debemos prepararnos para una posible escasez», deslizó. Los hogares franceses tienen limitada la subida de sus recibos anuales al 4 %, pero la diferencia entre lo que abonan y lo que realmente le cuesta a la comercializadora suministrar electricidad tendrá que compensarlo el Estado (20.000 millones de euros) a lo largo de los próximos años, cargándolo al déficit de tarifa. Una factura que podría multiplicarse porque los mercados anticipan que el megavatio hora escalará en Francia a 1.660 euros en el último trimestre del año y a casi 2.000 euros entre enero y marzo del 2023.

Alemania está en peor situación. Aunque el precio no alcanzará esas cotas, los hogares empezarán a pagar a partir de octubre un suplemento para cubrir el 90 % de los sobrecostes en los que incurran las empresas que importan gas, encareciendo la factura media unos 480 euros al año, como mínimo —el cálculo se hizo con el gas a menos de 161 euros el megavatio hora, casi la mitad que ahora—.

En esta tesitura, el Gobierno alemán estudia un nuevo plan de ayudas, con subvenciones directas a hogares de ingresos medios y bajos.

Olaf Scholz y Pedro Sánchez se reúnen con los ojos puestos en el MidCat

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asistirá este martes a la reunión extraordinaria de ministros del Ejecutivo alemán, presidida por el canciller Olaf Scholz. Ambos mandatarios se reunirán con la intención de relanzar el proyecto MidCat, el gasoducto que debía conectar España con Centroeuropa atravesando los Pirineos. El proyecto, aparcado durante años por el rechazo de Francia —que teme por los intereses de su industria nuclear—, ha recobrado el interés de la Comisión Europea y Berlín porque permitiría bombear el hidrocarburo argelino hacia Alemania.