Yolanda Díaz aboga por subir el salario mínimo por encima de los 1.050 euros

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN

ECONOMÍA

Los empresarios rechazan el que sería el quinto incremento desde el 2018

31 ago 2022 . Actualizado a las 10:48 h.

El salario mínimo interprofesional (SMI) volverá a subir para los alrededor de 1,8 millones de trabajadores españoles que cobran el sueldo más bajo que permite la ley.

El alza acumulada del 36 % desde el 2018 parece insuficiente para la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien defendió este jueves la necesidad de elevar los 1.000 euros brutos actuales (en 14 pagas) y de hacerlo con más intensidad de la prevista. El objetivo de situar el SMI en 1.050 euros —el 60 % del salario medio en España, como sugería la comisión de expertos— se le queda corto: «Vamos a subir el salario mínimo y vamos a hacerlo más que nunca porque estamos en un momento de absoluta excepcionalidad, con una inflación como no habíamos conocido desde el pasado siglo XX», justificó.

Ahora bien, ¿hasta dónde subirá ese umbral? Sindicatos como UGT exigieron esta semana al Gobierno que lo eleve a 1.100 euros, lo que permitiría prácticamente compensar la subida de precios acumulada en el último año (10,8 %). Y lo han hecho antes de advertir al Ejecutivo y a los empresarios de que se avecina un otoño caliente, de alta conflictividad laboral.

«Vamos a subir el salario mínimo y vamos a hacerlo más que nunca porque estamos en un momento de absoluta excepcionalidad»

Díaz ha hecho suya esa demanda y, a la espera de reunirse el próximo viernes 2 de septiembre con la comisión de expertos, ya ha anticipado que su intención es hacer prevalecer el artículo 27 del Estatuto de los Trabajadores (ET), en el que se estipula que la revalorización del SMI debe atender a cuatro criterios: la inflación, la participación de los salarios en la renta nacional, la productividad y la situación económica del país.

A pesar de que los precios siguen desbocados y terminarán el año muy por encima de lo que se había calculado al inicio del 2022, lo cierto es que la productividad —medida por persona y hora trabajada— no ha mejorado, poniendo en duda la idoneidad de mayores aumentos. De hecho, España es el país con el segundo peor resultado en la Unión Europea. Solo los griegos son menos productivos, según Eurostat.

Rechazo de los empresarios

La patronal española (CEOE) ya anticipó este mes su rechazo a cualquier subida. Pidieron «moderar» el coste laboral, «incluyendo el salario mínimo interprofesional», para generar estabilidad, certidumbre y no enfriar la creación de empleo. Fuentes de la patronal insistían ayer en subrayar que las señales que apuntan a una recesión, el descarrilamiento de los precios y los posibles efectos de segunda ronda —que las subidas salariales se retroalimenten con la inflación— invitan a ser cautos.

Antes de la última subida del SMI, Cepyme calculó que el aumento de los costes laborales podía lastrar la creación de hasta 130.000 empleos nuevos. Una estimación que fue difícil de encuadrar en las estadísticas de afiliación del primer semestre del 2022, cuando se crearon 523.000 puestos de trabajo. Y, si bien la productividad sigue siendo de las más bajas de la UE, lo cierto es que España fue el país donde menos crecieron los costes laborales el año pasado respecto al 2020 —tan solo un 0,2 %, frente a la media comunitaria del 1,6 %—.

También es el séptimo país de la Unión Europea (UE) con el salario mínimo más alto, solo por detrás de Luxemburgo, Bélgica, Irlanda, los Países Bajos, Alemania y Francia. Los 1.166 euros brutos que percibe un español (prorrateados en doce pagas) contrastan con los 2.313 euros de un luxemburgués o los 363 de un búlgaro.

Al igual que ha ocurrido con los países del este, España ha sido una de las economías donde más ha crecido el SMI desde el 2012, a un ritmo medio del 4,5 % anual, frente al 2 % promedio de la eurozona.

 «Bloquear los convenios colectivos en nuestro país no es una buena receta»

La ministra Yolanda Díaz arremetió contra la patronal CEOE, a la que acusó de torpedear las negociaciones con los trabajadores: «Le pido al señor Garamendi [presidente de los empresarios] que se comprometa con su país [...] Sabe muy bien lo que está pasando y bloquear los convenios colectivos no es una buena receta», deslizó ante las cámaras, antes de mostrar su apoyo explícito a las movilizaciones de los sindicatos.