Un año de caos energético encarece un 60 % la factura doméstica de la luz

clara alba MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

VÍCTOR LERENA | EFE

La de julio fue la tercera más cara de la historia pese a las rebajas fiscales

23 ago 2022 . Actualizado a las 12:47 h.

Gas, luz, agua y alimentos. Las familias españolas siguen ahogadas en una avalancha de facturas que ya han provocado cambios en los hábitos de consumo habitual. Un giro que el Banco de España ha detectado de forma más evidente en los hogares vulnerables, alertando de que muchos de ellos se han visto obligados a eliminar partidas de su presupuesto diario para hacer frente a la escalada de la energía.

Las medidas fiscales adoptadas por el Gobierno para rebajar ese coste han logrado limitar el impacto de los desbocados precios en el mercado mayorista de electricidad. Pero no han borrado por completo, ni mucho menos, la herida energética que las familias sufren desde hace meses. De hecho, y según cálculos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el recibo medio de la luz, calculado para un consumo medio de 3.500 kilovatios hora al año y una potencia contratada de 4,6 kilovatios, alcanzó los 115,27 euros en julio. Fue un 60 % más caro que hace un año, cuando ese mismo hogar medio abonó 72 euros.

Además, se trata de la tercera factura más cara de la historia, después de la de marzo de este año (143,03 euros) y la de diciembre del 2021 (119,17).

Desde julio del 2021 se han sucedido doce meses de caos energético en los que solo cuatro se registraron facturas medias por debajo de los 100 euros: agosto, septiembre y noviembre del 2021; y mayo pasado, cuando el recibo fue de 98,8.

Entre medias, una oleada de medidas fiscales para aliviar el bolsillo, entre las que destaca la rebaja del IVA eléctrico del 21 % al 10 % y más tarde al 5 % actual, además de la rebaja del impuesto especial sobre la electricidad (del 5,11 % al 0,5 %) o la suspensión del que grava la producción eléctrica.

La medida estrella del Gobierno, ha sido, no obstante, el tope del gas con el que el Ejecutivo espera reducir la factura de los consumidores entre un 15 % y un 20 %. De momento, la denominada excepción ibérica ha logrado contener en cierta medida las subidas de precios energéticos en el mercado mayorista de España y Portugal frente a lo ocurrido en otros países como Alemania o Francia, donde siguen batiéndose máximo tras máximo.

Sin embargo, el plan no ha desembocado, de momento, en una notable caída de la factura. «Se trata más bien de una moderación de la subida que de una bajada como tal, pues los precios han seguido escalando», explican desde la OCU.

Entre otras cosas, porque la puesta en marcha del mecanismo desde mediados de junio ha coincidido con varias olas de calor y unos precios del gas completamente desbocados. Y cuando el coste real del gas supera los 40 euros por megavatio hora establecidos de tope para los primeros seis meses de aplicación de la medida, hay que compensar a las compañías que tienen que activar las centrales de ciclo combinado para cubrir toda la demanda. Así, cuanto más caro es el gas y más cantidad se emplee para producir, más elevada será esa compensación.

Según la normativa, el coste de la misma se reparte entre todos los usuarios del mercado regulado y los contratos del mercado libre indexados al mayorista. También se aplicará a todos los que se vayan renovando entre el 26 de abril y el 31 de mayo del 2023.

Así, y a medida que se vayan incorporando esos clientes, el coste total será menor, al repartirse entre un mayor número de consumidores.