El plan de ahorro energético rebaja el consumo eléctrico un 9,5 % tras dos semanas

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

María José López | EUROPAPRESS

Según el IDAE, el tope al gas ha generado un ahorro colectivo de 1.400 millones, incluyendo las compensaciones a plantas generadoras

22 ago 2022 . Actualizado a las 14:45 h.

Han pasado dos semanas desde que el Gobierno puso en marcha el primer plan de ahorro energético, de carácter obligatorio, con el objetivo de limitar el termostato de los negocios a los 27 grados en verano y los 19 grados en invierno. Además, se ha decretado el apagado de los escaparates y edificios públicos. 

El balance, hasta ahora, ha sido positivo, según ha revelado este lunes el director general del Instituto para la Diversificación y Ahorro Energético (IDAE), Joan Groizard, en una entrevista a la Ser. Los españoles han conseguido rebajar el consumo eléctrico un 9,5 % en la semana del 15 al 21 de agosto, frente al 4 % de la semana previa. Eso supone un ahorro del 8,5 % respecto al mismo período del 2021. «Hay mucha parte de toma de conciencia», señaló Groizard, quien cree que las dudas iniciales sobre la puesta en marcha de las medidas se fueron despejando, acelerando su cumplimiento

No obstante, las cifras no son suficientes. El Gobierno deberá presentar un segundo plan de ahorro para cumplir con el compromiso de ahorro energético europeo que, para España, requerirá la mitad de esfuerzos. Para ello, ha instado a las comunidades autónomas a que presenten propuestas -el primer plan energético se decretó sin consenso-.

Todavía no se sabe qué nuevas medidas incluirá ese nuevo plan aunque, al contrario de lo que sostuvo el Ejecutivo de Pedro Sánchez recientemente, «habrá de todo»: tanto recomendaciones como medidas de obligatorio cumplimiento. Según anticipó Groizard, se dividirán en dos bloques. Unas estarán encaminadas a la sustitución de energías contaminantes por renovables, tanto en empresas como hogares. desde acelerar la instalación de placas solares en comunidades de vecinos hasta el cambio del gas natural que utiliza la industria por biomasa o energía solar.

Otras estarán enfocadas en el recorte del consumo, y esas son las que se quieren pactar con las comunidades. No obstante, Groizard ha aclarado que no afectarán al confort de los hogares en invierno. «Queremos evitar que los hogares puedan llegar a pasar frío en invierno o que las industrias tengan que parar su actividad», deslizó. 

¿Qué queda entonces por apagar? Los ojos están puestos en la publicidad luminosa y los monumentos, aunque algunos ayuntamientos se resisten por el impacto que podría tener sobre el turismo. 

Gasoducto con Francia

Sobre los atrasos que acumula el gasoducto que debía conectar la península ibérica con Francia, y que tanto interés ha despertado en Alemania y en los cuarteles de la Comisión Europea tras el cierre progresivo de las redes de la rusa Gazprom, Groizard ha sugerido que las reticencias de Francia tienen que ver con su nacionalismo energético y su apuesta por la industria nuclear, estratégica en el país galo. «Aquí entendemos que, si hablamos de proyecto europeo, tiene que haber implicación de la Comisión Europea y otros países beneficiarios últimos, como Alemania», sostuvo Groizard, quien cree que el gasoducto podría atravesar el Pirineo en ocho o nueve meses desde que se tome la decisión de continuar con su construcción. Pero dependerá de Francia que esa red pueda abastecer a Alemania si Rusia finalmente corta todo el gas desde el este. 

Para España, el invierno no será tan duro. Ni en precios, según apunta el mercado a futuro, ni en consumo. El país tiene diversificado el suministro y reserva cierta capacidad, limitada eso sí, para exportar a Europa.

  

Tope al gas

El invierno se complica para las principales potencias del euro. El precio del MWh en el mercado para los próximos meses cotiza en los 800, 900 y hasta 1.000 euros, algo inaudito, que pondrá en aprietos a los hogares, pero sobre todo, a las industrias, que no pueden asumir facturas tan desorbitadas por mantener su actividad. 

La proyección para España es que se sitúe en los 150 y 200 euros -sin contar la compensación a las plantas de generación por el tope al precio del gas-. «No subirá la luz, o no tanto como en otros países europeos. Parece que se va a mantener esta tónica», deslizó Groizard, recordando que desde la entrada en vigor del mecanismo ibérico, el ahorro conjunto de los hogares españoles en la factura final -incluida ya la compensación a las eléctricas- ha sido de 1.400 millones de euros, que «no han salido de presupuestos públicos sino de ingresos que han dejado de ingresar las eléctricas». 

 Renovables

A la escasez de gas este año se suma otro problema: la sequía ha obligado a las hidroeléctricas a reducir al mínimo su producción, aunque en cuencas como la del Miño-Sil, los embalses se encuentran ligeramente por encima del nivel que tenían hace exactamente un año, cuando no estaba vigente el tope al gas. Además, en verano hay menos energía eólica. Es previsible que aumente de cara al otoño y finales de invierno. 

Ante esta escasez energética, algunos países como Alemania han desempolvado planes para centrales de carbón y se ha llegado a sopesar la posibilidad de prolongar la vida útil de las centrales nucleares. 

El director general del IDAE descartó, como hizo el Gobierno, que España vaya a dar una segunda vida a la industria nuclear: «Es más cara y tarda más en ponerse en marcha que las renovales. El año pasado se instalaron en España 1,2 gigavatios de autoconsumo (placas en tejados). Para instalar un gigavatio nuclear se necesitan 20 años y mucha más inversión», justificó. 

Los planes del Ejecutivo central pasan por la instalación masiva de placas fotovoltaicas en hogares, empresas y Administraciones. El ritmo en España se duplica año a año, ya que puede generar un ahorro de entre el 30 y el 60 %, según estimaciones del IDAE.