Si Alemania quiere más gas desde la península, podría tenerlo dentro de nueve meses

F. Fernández LA VOZ

ECONOMÍA

ANNEGRET HILSE | REUTERS

La ministra Ribera asegura que el tramo español de la tercera interconexión con Francia podría estar operativo en ese plazo

13 ago 2022 . Actualizado a las 10:09 h.

¿Que Alemania necesita que fluya más gas desde la península ibérica hacia el centro de Europa? Pues, dicho y hecho. La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, recoge el guante lanzado el jueves por el canciller Scholz y asegura que España podría enviar más hidrocarburo al resto del continente dentro de ocho o nueve meses, para cuando podría estar operativa ya la tercera interconexión del gasoducto que une la península con Francia. Un proyecto (denominado MidCat) que se manejó hace años, pero que quedó descartado en el 2019 porque entonces se consideró que era económicamente poco rentable. Porque en ese momento, y hasta hace pocos meses, era más barato para Europa comprar gas ruso que traerlo del sur de Europa, a donde llega mayoritariamente por barco. Pero ahora, con una guerra energética por medio y con una amenaza permanente del Kremlin de cortar el suministro, las prioridades para la Unión Europea han cambiado y se encomienda a las nuevas rutas de entrada desde el sur.

Durante una entrevista en Televisión Española, Ribera precisó que ese nuevo ramal, que partiría de la localidad catalana de Hostalric y atravesaría los Pirineos en dirección a Le Perthus, podría estar listo en esos pocos meses, pero solo la parte española. Faltaría el tramo francés. La ministra insinuó que el Gobierno galo nunca ha estado muy por la labor de estrechar más los lazos energéticos con España, extremo confirmado abiertamente por el primer ministro portugués, Antonio Costa, quien matizó que las dudas que tiene el Ejecutivo de Emmanuel Macron sobre el impacto ambiental de esa nueva interconexión con la península han retrasado el viejo proyecto. Y «tiene poco sentido que nosotros corramos mucho si el lado francés se convierte en un callejón sin salida, porque no hay manera de evacuar ese gas», resaltó Ribera.

Así que la pelota está ahora sobre el tejado del Gobierno galo. O más bien sobre el de Alemania. Porque la ministra para la Transición Ecológica entiende que las palabras del canciller alemán ejercerán una presión decisiva sobre París para vencer todas sus reticencias. De hecho, Ribera invitó al Gobierno germánico a participar en el «grupo de alto nivel» que trabaja en cómo hacer más efectivas las interconexiones entre España y Francia. «Lo importante de lo que dijo Scholz es que las interconexiones entre dos países no son una cuestión bilateral, sino que son importantes para el conjunto de Europa», resumió la ministra.

«Tiene poco sentido que nosotros corramos mucho si el lado francés se convierte en un callejón sin salida, porque no hay manera de evacuar ese gas»

Lo cierto es que la península -gracias a su importante capacidad de almacenamiento con siete plantas regasificadoras, que serán ocho dentro de unos meses- ya ocupa un papel protagonista dentro de las rutas de transporte de gas al resto del continente alternativas al suministro de Rusia. Así lo reconoce la Comisión Europea en su plan REPowerEU para independizarse de los combustibles fósiles rusos lo antes posible. Esa planificación incluye el refuerzo de las interconexiones de la península con el resto del continente para aumentar los flujos de hidrocarburo a través de tres proyectos, que el gestor técnico del sistema gasista española (Enagás) ha incluido en su plan estratégico 2022-2030, hecho público hace unos meses. Uno de ellos es ese tercer empalme con Francia que Ribera dice que podría estar operativo dentro de entre ocho y nueve meses, al menos en su parte española. Otra actuación sería una tercera interconexión con Portugal para reforzar el flujo de gas entre ambos países (con una inversión de 110 millones) y una última infraestructura submarina entre España e Italia (desde Barcelona a Livorno). 

Las inversiones previstas en estas tres infraestructuras rozarían los 2.000 millones, 680 millones de los cuales se concentrarían entre los años 2022 y 2026.

España lo que quiere es que la Unión Europea financie esas infraestructuras, al menos una parte, porque, como dijo Ribera, garantizarían el suministro de gas de todo el continente. La ministra también quiere que sean infraestructuras preparadas para durar una vida útil de 30, 40 o 50 años y transportar también hidrógeno renovable en un futuro. «El gas lo seguiremos necesitando unos años más, pero en el horizonte 2040-2050 irá disminuyendo» para ser sustituido progresivamente por los gases renovables.

Además de tener operativa la nueva interconexión con Francia dentro de nueve meses, la ministra explicó que en cuestión de dos meses se podría bombear más gas a Francia a través de los dos tubos existentes instalando un nuevo compresor, algo que permitiría aumentar un 20 % las inyecciones de hidrocarburo. «No es mucho -reconoció Ribera-, con las actuales interconexiones podemos facilitar entre un 2 % y un 2,5 % del gas que consume la Unión».

La titular de Transición Ecológica también desveló que está en marcha una especie de puente marítimo entre Barcelona y Livorno: metaneros de gran tamaño descargan gas natural licuado en la terminal de la capital catalana y de ahí parten gaseros más pequeños hacia el puerto italiano, desde donde se distribuye por ese país y por el resto de Europa.

Una «ambición antigua»

António Costa aclaró que el objetivo de reforzar las interconexiones gasistas de la Península con Francia es una «ambición antigua», acordado en el 2014, que tanto su Gobierno como el español han querido impulsar, pese al freno de Francia. Y que «desde el inicio de esta crisis [energética], tanto Portugal como España han insistido en que es absolutamente prioritaria la construcción de este gasoducto». El primer ministro luso recordó que este megaproyecto no interesa solamente a Alemania, también a Hungría, Polonia y «todos los países que hasta ahora tenían dependencia de Rusia». 

La calefacción, a 19 grados y los edificios públicos, apagados en Alemania

El ministro alemán de Economía, Robert Habeck, anunció un plan de ahorro energético que incluye limitar a 19 grados la calefacción en edificios públicos y el apagón nocturno de instalaciones, elementos publicitarios y monumentos. En España, la limitación de temperatura incluye a los negocios del sector terciario más los escaparates comerciales.

«Emitiremos ordenanzas a través de la Ley de Seguridad Energética», avanzó Habeck en una entrevista. Su ministerio ya está en contacto con el de Trabajo y con los agentes sociales para tratar de ultimar unas medidas que ya había esbozado Habeck en julio, con el objetivo de reducir progresivamente la dependencia de los suministros de combustibles fósiles procedentes de Rusia. 

Varios países europeos han emprendido iniciativas de la misma índole, después de que la Comisión Europea reconociese la necesidad de ahorrar energía ante la posibilidad de que la situación empeore en los próximos meses, en los que no se descarta un corte completo en el suministro de gas ruso.