El mercado laboral se enfría y cierra julio en números rojos por primera vez

G. Lemos LA VOZ

ECONOMÍA

ANGEL MANSO

La pérdida de cotizantes, más de 7.300, se concentra entre los autónomos y en dos sectores: la educación y la agricultura; el resto siguen creando empleo

02 ago 2022 . Actualizado a las 21:41 h.

El Gobierno había puesto la tirita antes de la herida. La semana pasada, mientras la encuesta de población activa (EPA) constataba la creación de más de 383.000 puestos de trabajo entre abril y junio, la vicepresidenta Yolanda Díaz y el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, advertían que los datos diarios de afiliación en la segunda quincena de julio mostraban ya una «ralentización» del mercado laboral en la segunda quincena de julio. Y así ha sido. Por primera vez en los más de veinte años de los que hay registros, el mes cerró en números rojos, con una caída de 7.366 cotizantes (medidos en media mensual). Además, el paro aumentó en 3.230 personas, la primera subida en julio desde el 2008.

Pese a que el total de afiliados se mantiene por encima de los 20,34 millones, el segundo mejor dato de toda la serie histórica, el cambio de tendencia se ha interpretado como una primera señal de alarma del frenazo en el mercado laboral, cuya fortaleza ha sido clave para preservar el consumo y el crecimiento en plena espiral inflacionista. Sin embargo, los datos de julio arrojan todavía demasiadas incógnitas para poder sacar conclusiones.

En primer lugar, porque todo el empleo neto perdido ha sido por cuenta propia, es decir, autónomos. Son más de 10.400 los autoempleados que se han dado de baja el mes pasado, el mismo en el que se aprobó el nuevo sistema de cotización por ingresos reales, que entrará en vigor el año que viene.

En lo que respecta al empleo asalariado, todavía hay un leve crecimiento, de poco más de mil nuevos puestos. De hecho, todos los sectores de actividad siguieron engordando sus plantillas, salvo dos: la educación y el agrícola. Como es tradición en esta época del año, el fin del curso se traduce en el despido de miles de profesionales que son enviados al paro durante las vacaciones escolares. El mes pasado fueron más de 115.500. En el caso del campo, el desplome de cotizantes en el sistema especial agrario rozó los 51.500, cifras habituales en esta época del año (el año pasado la caída fue incluso superior) por la finalización de campañas como la recogida de la fresa.

Por contra, el resto de sectores siguieron incorporando trabajadores: más de 51.500 el sanitario, 39.000 el comercio y cerca de 23.000 la hostelería. En el caso de los bares y restaurantes, el incremento es apenas una tercera parte del registrado en el mismo mes del año anterior. Aunque hay que tener en cuenta que, con la entrada en vigor de la reforma laboral y la obligación de cambiar los contratos temporales por fijos discontinuos, muchas empresas adelantaron la incorporación de los refuerzos para la campaña estival.

En cualquier caso, la desaceleración se nota también en la contratación, que cae hasta los 1,65 millones de firmas, un 6,4 % menos que en junio y un 10 % por debajo del mismo mes del año anterior.

Cuatro de cada diez nuevos contratos que se suscriben son indefinidos, aunque en el último mes esta es la modalidad que más cae, un 12 % respecto a junio, frente al descenso del 1,6 % en los temporales.

A esto hay que sumar que se está reduciendo la duración efectiva de los contratos indefinidos y que se produce una mayor rotación en puestos fijos (casi 30.000 personas firmaron más de un contrato de este tipo en julio), lo que reduce su potencial resistencia ante una crisis.

En Galicia se crearon casi 312 nuevos puestos cada día del mes

Frente a la tendencia negativa del mercado laboral en el conjunto de España, Galicia cerró julio con 9.670 cotizantes más que el mes anterior, lo que se traduce en la creación de casi 312 nuevos puestos de trabajo al día, según los datos publicados este martes por el Ministerio de Seguridad Social. El repunte de la contratación (que en la comunidad crece casi un 8 %) trajo aparejada una reducción del paro, con 1.082 bajas en los registros de demandantes de empleo.

El dato, pese a ir contracorriente respecto a la tendencia general en España, es coherente con el comportamiento del mercado laboral gallego en toda la serie histórica. Si en el resto del país los meses fuertes para la afiliación son los de primavera, entre marzo y mayo, pues las campañas turísticas empiezan antes que en Galicia. De seguir el mismo patrón que en ejercicios previos, ese diferencial positivo se mantendrá en agosto.

«El paro cae y las afiliaciones aumentan tanto en la evolución anual como mensual», destacó la conselleira de Promoción do Emprego, María Jesús Lorenzana, que subrayó que la gallega es «la tercera comunidad que más sube» en número de cotizantes.

1.500 asalariados en ERTE

Más de dos años después del estallido de la pandemia, en la comunidad quedan todavía 1.511 trabajadores en expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), de los que 1.152 tienen su contrato suspendido y el resto, 359, trabajan solo parte de su jornada. De ellos, 62 son empleados de agencias de viajes que están afectados por el mecanismo RED de protección del empleo en el sector.

Calviño admite que «vienen curvas» y ya no descarta una recesión

L. P. Colpisa

Agárrense que vienen curvas. Así lo reconoce la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, quien en una entrevista en la radio el mismo día que se conocían los malos datos de empleo de julio, advirtió que España debe «prepararse para lo peor, esperando, por supuesto, que no suceda».

La ministra de Asuntos Económicos ni siquiera fue capaz de descartar una recesión y señaló que «estamos en un momento de una elevadísima incertidumbre», por lo que todo dependerá de lo que suceda con la guerra de Ucrania, el suministro alimenticio, la política monetaria tras la subida de tipos de interés... «Son muchos los factores de incertidumbre que hacen que sea particularmente difícil tratar de anticipar lo que vaya suceder», admitió. No obstante, resaltó que la previsión actual es un crecimiento fuerte y eso es lo que «nos muestran los datos».

Sin embargo, cada vez son más las voces de expertos que se suman a la advertencia de que España, y la zona euro en su conjunto, entrará en recesión en la recta final del año. Los últimos en hacerlo han sido los analistas del Consejo General de Economistas, que, pese a mantener su previsión de crecimiento para el 2022 en el 3,9 %, esperan ahora «cierta recesión» en el cuarto trimestre del año y primero del 2023. «La situación europea es más débil en el contexto mundial por la cercanía de la guerra de Ucrania y el corte de los suministros», indican.

Calviño insistió en el pacto de rentas y avanzó que el Gobierno «hará su parte» en lo referente al salario mínimo y al sueldo de los funcionarios, e instó a empresarios y sindicatos a llegar a un «acuerdo a medio plazo, porque eso da tranquilidad a los trabajadores, empresas e inversores nacionales e internacionales».

Desde la patronal CEOE advirtieron del «comportamiento inhabitual» del mercado de trabajo en pleno verano, «que anticipa una desaceleración preocupante del empleo». Para evitar que vaya a más, reclamaron medidas para contener la inflación y moderar los costes laborales, mostrando su oposición a una nueva subida del salario mínimo.

Todo lo contrario de lo que piden los sindicatos UGT y CC.OO., que claman por incrementos salariales para sostener el consumo y, en consecuencia, el empleo, que se vería resentido en caso de que la economía deje de crecer.

Desde el lado de los autónomos, el presidente de ATA, Lorenzo Amor, calificó de «pésimos» los datos de julio y aventuró un otoño «realmente complicado». Su homólogo de UPTA, Eduardo Abad, puso el foco en la crisis del pequeño comercio, que «se desmorona» en España, con la desaparición de 40.000 negocios en dos años, «sin que las administraciones hagan nada para frenar la incesante pérdida».