Bruselas obligará a racionar el gas si Putin cierra el grifo del suministro

Sara Cabrero
Sara Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

STEPHANIE LECOCQ | EFE

El recorte decretado, del 15 %, podría reducirse al 10 % en el caso de España. El Gobierno rechaza el plan: «Nosotros, a diferencia de otros países, no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades»

20 jul 2022 . Actualizado a las 19:51 h.

En Bruselas llevan ya semanas repitiendo un aviso a navegantes a todos los ciudadanos del club de los Veintisiete: vienen tiempos duros. En los despachos de la Comisión Europea dan ya por hecho que la venganza de Putin por las sanciones se recrudecerá de cara al invierno e irá directa a donde más duele: al suministro de gas. Por ello, el Ejecutivo comunitario trabaja a marchas forzadas para protegerse de un más que posible corte de suministro energético por parte del Kremlin. Y, ante unos meses que se avecinan más gélidos de lo habitual, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, volvió a insistir este miércoles en que toca apretarse el cinturón. Sin excepción. Tanto los países menos dependientes de este suministro, como aquellos que pueden presumir de una mayor emancipación de la energía rusa.

El Ejecutivo comunitario puso este miércoles sobre la mesa las líneas maestras de un plan que llevará la semana que viene a un consejo extraordinario de ministros de Energía de la UE que se prevé tenso. Tirantes están las posturas de los países europeos. A un lado, aquellos como España, Francia o Portugal en los que el abastecimiento de gas natural se puede dar prácticamente por garantizado. Al otro, territorios como el teutón a los que su política energética —totalmente dependiente de Rusiapuede acabar arrastrándolos a una recesión económica. A sabiendas de la dura negociación que viene, Von der Leyen volvió a insistir este miércoles en la importancia de que en esta crisis también impere el principio de solidaridad: «Hay estados miembros más expuestos que otros al gas ruso y más vulnerables al riesgo de una interrupción, pero todos sufrirán las consecuencias». Y será un terremoto: «Los ciudadanos europeos perderán el trabajo y pasarán frío si no se toman medidas», advirtió el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Frans Timmermans.

Con ese telón de fondo, Bruselas ha elaborado un documento para trabajar ya desde agosto en un plan de contingencia ante el corte del gas ruso. En estos primeros meses, Europa se encomendará a la buena predisposición de sus socios. El objetivo es que se reduzca el consumo de gas, en principio de manera voluntaria, un 15 % entre el 1 de agosto y el 31 de marzo del año que viene. Dicen los expertos que esto se traduciría en una reducción de 45.000 millones de metros cúbicos para garantizar la seguridad energética.

Pero el proyecto conferirá al organismo comunitario mucho más poder en caso de que el peor escenario (un corte total y abrupto del suministro) se materialice. Si Putin cierra el grifo, la Comisión Europea tendrá la potestad de declarar un estado de alerta generalizado. Y, en ese contexto, el recorte del 15 % dejará de ser voluntario para ser totalmente obligatorio. El texto recoge que el racionamiento se empezará a aplicar desde «el primer día del mes siguiente a la declaración de la alerta y terminaría el 31 de marzo del 2023».

La pregunta que muchos se hacen es cómo cuantificará ese recorte del 15 %. Europa ha sacado la calculadora para tratar de aplicarlo de la manera más justa posible. De esta forma, se tomará la media de consumo de cada país en los últimos cinco años, para premiar a aquellos territorios que más han hecho por mejorar su eficiencia, de tal forma que se vean abocados a hacer menos ajustes.

Una excepción

Europa también deja abierta la puerta a ciertas excepciones, en las que, de hecho, España entraría. Los países con bajo nivel de interconexión o de baja dependencia de suministro de otros estados miembros podrán solicitar que el recorte del consumo de gas sea de hasta el 10 % en vez del 15 %.

A partir de aquí, cada socio tendrá potestad de decidir cómo llega al objetivo marcado. Tendrá que evidenciar ante Bruselas que ha hecho los deberes. Todos deberán actualizar sus planes de emergencia antes de finales de septiembre e incluir en ellos todas las medidas que impondrán para cumplir la meta del 15 % . También estarán obligados a rendir cuentas cada dos meses, informando al Ejecutivo comunitario de cómo avanza el plan. Si a pesar de los esfuerzos emprendidos, alguno de los Veintisiete se ve en apuros, Bruselas abre la puerta a que los países puedan apelar a la solidaridad de sus vecinos para recibir suministro. Eso sí, antes tendrán que demostrar que, hasta llegar a ese punto, se han tomado todas las medidas posibles para reducir la demanda.

El Gobierno rechaza la propuesta: «A diferencia de otros países, nosotros no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades»

La propuesta de Bruselas no ha sentado demasiado bien en los despachos de la Moncloa. De hecho, el Gobierno español manifestó este miércoles su rechazo al plan de la Comisión y empleó un tono inusualmente duro para criticar una medida que considera injusta: «Defendemos los valores europeos, pero no podemos asumir un sacrificio sobre el que ni siquiera nos han pedido opinión previa», aseguró la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

De hecho, la responsable de la cartera energética consideró que el plan europeo «no es necesariamente el más eficaz, ni el más eficiente ni el más justo».

Para la ministra, la solidaridad española pasa por hacer uso de las infraestructuras que tiene el país para poder aportar gas al resto de los europeos: «Pero no a costa de unos consumidores domésticos e industriales que vienen pagando desde hace mucho una factura muy elevada». Explicó Ribera que España lleva años invirtiendo grandes sumas de dinero para dotarse de una potente red de regasificadoras. Un monto que las empresas y los hogares han tenido que pagar a través de mayores cargos en la factura: «A diferencia de otros países, los españoles no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades desde el punto de vista energético», recalcó.

Con esta crítica, la ministra instó a los socios comunitarios a debatir de forma «abierta, transparente y respetuosa» las alternativas a este plan. Les recordó que España puede jugar un papel fundamental como «puerta de entrada» de más del 30 % del gas natural licuado que llega a Europa, recordando así que el país cuenta con unas infraestructuras preparadas para dar respaldo a sus vecinos.

No habrá restricciones

Con todo esto, el Gobierno quiso lanzar este miércoles un mensaje de tranquilidad a los ciudadanos españoles. Ribera pidió una apuesta firme de todo el país por el «ahorro y la eficiencia» en el consumo de gas. Pero sin llegar al extremo. Porque el Ejecutivo no tiene sobre la mesa la hipótesis de restringir energía a ningún tipo de consumidor.

España, insistió Ribera, tratará de cumplir con el llamado europeo y será solidaria con el resto de Europa: «Pero no a costa de los consumidores domésticos e industriales, que pagan desde hace mucho una factura muy elevada y no se merecen restricciones ni racionamientos».

¿Cómo están actuando los países de la Unión Europea para ahorrar energía?

Los países europeos se han lanzado ya a elaborar sus propias recetas para reducir la demanda de gas. Con los precios energéticos disparados y una situación que en muchos países ya empieza a ser preocupante, los Gobiernos preparan a sus ciudadanos para lo que viene.

Suiza

Cortes de energía. El Ejecutivo helvético está estudiando medidas de calado. En Suiza ya se maneja la posibilidad de aplicar cortes de energía de hasta cuatro horas el próximo invierno. Es el último escalón de un plan de contingencia que también recoge medidas como la reducción de la iluminación menos esencial (como la de tiendas y espacios públicos) y obligar a algunas compañías a reducir hasta en un 30 % su consumo de energía.

Alemania

Una situación de mucho riesgo. Es uno de los países que más a merced de Rusia está. Por ello, el gobierno de Olaf Scholz se ha visto obligado a buscar fuentes alternativas para ir sorteando el bache. Los teutones reactivarán las centrales eléctricas que funcionan con carbón y petróleo para ahorrar con ellas la mayor cantidad posible de gas. También promoverán el ahorro. Duchas cortas es una de sus recomendaciones. El país está solo a un escalón del nivel de emergencia, que permite a la Administración imponer restricciones a la industria.

Italia

Operación termostato. El Gobierno de Mario Draghi fue uno de los primeros en poner en marcha un programa de concienciación para pedir a sus conciudadanos un esfuerzo encaminado al ahorro energético. Y Draghi fue categórico. Porque pidió a los italianos elegir entre una temperatura algo menos cómoda de lo acostumbrado o, directamente, impulsar a Putin en su guerra. El país aprobó además la bautizada como operación termostato, con la que se regula la temperatura de los aparatos en los edificios públicos. No se podrá poner el aire acondicionado a menos de 27 grados ni la calefacción por encima de los 19. 

Francia

Renovar viviendas. Los galos también se plantean reabrir una de sus centrales de carbón y trabajan a destajo para crecer en lo que a energía nuclear se refiere. Mientras, ampliarán el plan de renovación de viviendas mal aisladas, impulsarán el uso de trenes y autobuses y premiarán a los que usen coches de emisiones cero.