El desplome del euro es consecuencia directa de ese miedo. Y también lo alimenta. La pescadilla que se muerde la cola. Y es que, un euro débil encarece las materias primas, que cotizan principalmente en dólares. También pierde fuelle la divisa europea por el mayor margen para subir tipos del que dispone la Reserva Federal de Estados Unidos, lo que fortalece al dólar. Al otro lado del Atlántico los tipos subieron en junio tres cuartos de punto. Aquí hay anunciada un alza de un cuarto en julio y otra, aún por concretar la cuantía, en septiembre. Además de embridar la inflación el BCE ha de velar por que no se le vayan de las manos las primas de riesgo de los países fuertemente endeudados como España.
Las bolsas también reflejaron este martes esos temores: el Ibex bajó un 2,48 % y perdió de vista el listón de los 8.000 puntos.