El miedo a una recesión coloca el euro a un paso de la paridad y hunde las bolsas y el petróleo

M. M. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Altea Tejido | EFE

El Ibex perdió los 8.000 puntos tras caer un 2,5 % y el barril de brent se desploma un 9 % y roza los 100 euros

05 jul 2022 . Actualizado a las 19:08 h.

Los «trimestres complejos» de los que habla Nadia Calviño podrían acabar desembocando, más pronto que tarde, en una recesión. La vicepresidenta económica lo descarta. Este martes, y después referirse la víspera a lo complicado de los meses que se avecinan, aseguraba tras el Consejo de Ministros que, «es evidente que estamos en un momento de gran incertidumbre, que las noticias con respecto a la evolución y el impacto de la guerra no son positivas», pero que «España sigue manteniendo un crecimiento fuerte».

No es eso lo que están cotizando los mercados, en los que hoy volvieron retumbar tambores de recesión. Anticipan un escenario más que complejo. Sobre las mesas de operaciones se acumulan las señales que apuntan al declive económico. Caída de los precios de las materias primas industriales como el cobre, el acero o el aluminio; previsiones, como las de Citi, que apuntan a que no tardaremos mucho —a finales de año— en ver el barril de petróleo en 60 dólares, cuando ahora cotiza en el entorno de los cien, tras caer este martes casi un 10 %; un consumo de los hogares lastrado por la inflación —en solo un año los precios de los alimentos se han encarecido un 12,6 % y los de la energía se han disparado un 35,4% en el conjunto de la OCDE— y unas inversiones empresariales si no congeladas, ralentizadas ante el deterioro de las expectativas... Un cóctel de difícil digestión que se le está atragantando a los inversores, que tratan de poner su dinero a salvo de la tormenta que atisban en el horizonte.

La primera víctima de esos temores: el euro. La moneda única está ya a un paso de la paridad con el dólar (un dólar, un euro). En el nivel más bajo de los últimos 20 años, en el entorno de los 1,02 dólares. En lo que va de año acumula una depreciación que roza el 10 %. Y no descartan los analistas que acaben valiendo lo mismo, a la vista del complejo escenario energético en el que ha de moverse Europa. El veto al petróleo ruso y el riesgo de un corte de gas han desatado una escalada en los precios y avivado los temores a un déficit de suministro, un escenario que podría abocar al Viejo Continente a la temida recesión. A Estados Unidos no le ocurre lo mismo. No depende de Rusia. De hecho, está incrementando sus exportaciones energéticas con destino al Viejo Continente.

El desplome del euro es consecuencia directa de ese miedo. Y también lo alimenta. La pescadilla que se muerde la cola. Y es que, un euro débil encarece las materias primas, que cotizan principalmente en dólares. También pierde fuelle la divisa europea por el mayor margen para subir tipos del que dispone la Reserva Federal de Estados Unidos, lo que fortalece al dólar. Al otro lado del Atlántico los tipos subieron en junio tres cuartos de punto. Aquí hay anunciada un alza de un cuarto en julio y otra, aún por concretar la cuantía, en septiembre. Además de embridar la inflación el BCE ha de velar por que no se le vayan de las manos las primas de riesgo de los países fuertemente endeudados como España.

Las bolsas también reflejaron este martes esos temores: el Ibex bajó un 2,48 % y perdió de vista el listón de los 8.000 puntos.