Las grandes patronales del consumo temen un frenazo súbito tras el verano

Manoli Sío Dopeso
m. Sío Dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Piden ayudas para costear la energía y contener precios; y la bajada del IVA

30 jun 2022 . Actualizado a las 07:08 h.

Con los últimos coletazos del verano, una vez agotado el efecto positivo de la demanda turística embalsada por la pandemia, el consumo chocará de frente con una realidad muy complicada, marcada por la subida de precios, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, la imposibilidad de ahorrar y, por si fuera poco, el progresivo aumento de las cuotas hipotecarias. El otoño no pinta nada bien, a juzgar por la opinión de las patronales del gran consumo, y hay quien se lanza ya a predecir la inminente crisis de consumo que se avecina.

«Nos ponemos la venda en los ojos, se está viendo una alegría importante en el gasto, sobre todo por el sector turístico, pero nos tememos que a la vuelta del verano nos espera una crisis de consumo importante», afirma Eduardo Zamácola, presidente de Acotex, la patronal española del comercio textil, que califica el dato de incremento del IPC de «auténtica barbaridad», que además impactará negativamente en un sector que, según explica, vincula los contratos de alquiler de sus locales a la inflación.

«Las empresas están sufriendo un incremento altísimo de los costes, especialmente los energéticos, lo que destroza los márgenes. Estamos vendiendo a pérdidas, y esto está llevando a muchas empresas a la quiebra», asegura. «Ha habido ya multitud de despidos y cierres de empresas y la única solución pasa por subir los precios. O se suben o cerramos, aunque el problema es que, si se desploma el consumo, solo van a aguantar las marcas más potentes», concluye Zamácola.

Además del comercio, los supermercados también aprecian comportamientos de crisis de consumo por la inflación. Los clientes van ahora con más frecuencia a hacer la compra, pero en cada una de esas visitas gastan un poco menos que antes. Es un comportamiento de contención y control del gasto, que el sector de la distribución explica por el escenario de inflación persistente.

 Contención y control del gasto

«La inflación nos vuelve a situar en un escenario parecido al de [la crisis del] 2008, pero esperamos que no tengamos una bajada de consumo como en aquel momento», afirma el director general de la patronal de supermercados Asedas, Ignacio García Magarzo, que apela a la calma y a evitar hacer pronósticos alarmistas. «Se están percibiendo desde hace semanas cambios en el comportamiento de los consumidores. Se consume de otra manera por la especial sensibilidad del sector de la alimentación a la subida de los precios, pero no podemos aún hablar de una crisis de consumo», afirma.

El presidente de Asedas explica que los supermercados están haciendo grandes esfuerzos para reducir el impacto de la inflación. «Nuestro sector está conteniendo márgenes y ajustando costes para trasladar lo menos posible al consumidor, pero esto no podemos hacerlo solos. Las circunstancias actuales superan a la propia cadena agroalimentaria, por eso reclamamos al Gobierno medidas para abaratar los costes de la energía y una rebaja de los impuestos indirectos que son los que más afectan al consumidor, como el IVA y las tasas medioambientales», afirma Ignacio García Magarzo.

Desde Anged, la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución, que agrupa a compañías como Carrefour, Alcampo, Eroski o El Corte Inglés, admiten que «la inflación se ha convertido en un problema de primer orden para empresas y hogares». Y es que para la patronal, «en un entorno ya muy desfavorable, la guerra en Ucrania ha añadido, si cabe, más tensiones a la escalada que desde hace meses se ha producido en los precios de la electricidad y los carburantes, el alza histórica de las materias primas, los problemas de oferta y los cuellos de botella de la logística internacional».

Como consecuencia, «se empieza a observar por parte del sector un deterioro de la confianza de los agentes, que afecta de forma negativa a las previsiones de inversión y empleo de las empresas y, en especial, a la capacidad de compra de los hogares más vulnerables», afirma señala Javier Millán-Astray, vicepresidente ejecutivo de Anged.

«La situación internacional por la guerra y la crisis energética obligan a redefinir la estrategia de las empresas, en un escenario muy duro. Este esfuerzo tendría que ir acompañado de medidas que ayuden a reducir los costes y que flexibilicen el margen de actuación, si no queremos abocar al colapso a muchas de empresas», asegura Millán-Astray.