El pasado martes, el regulador británico del sector de la energía, Ofgem, advirtió de que en octubre probablemente elevará hasta un total de 2.800 libras (3.276 euros) anuales el tope que los suministradores pueden cobrar a los usuarios, para reflejar las condiciones del mercado.
El máximo anual actual, incrementado el pasado abril, es de 1.971 libras (2.306 euros), lo que ha sumido ya a parte de la población en una situación de pobreza energética.