El Banco de España advierte que los hogares con menor renta están soportando una inflación 1,2 puntos superior

Efe MADRID

ECONOMÍA

Sandra Alonso

Avanza una revisión a la baja de las previsiones de PIB e insiste en que las pensiones no se actualicen con el IPC

18 may 2022 . Actualizado a las 15:48 h.

Los hogares con menos renta están soportando en los últimos meses una tasa de inflación 1,2 puntos porcentuales superior a la que sufren aquellos con mayor nivel de renta, según datos del Banco de España. El organismo presidido por Pablo Hernández de Cos incluye un apartado sobre la subida del coste de la vida en el informe anual presentado este miércoles, en el que apunta que entre abril del 2021 y marzo de este año el aumento de los precios de los hogares con menor y mayor renta fue del 5,6 y el 4,3 %, respectivamente, aunque, en términos absolutos. Pese a ese mayor impacto en términos relativos en las familias con menos recursos, en términos absolutos el incremento del gasto anual de las rentas más altas, de unos 1.329 euros, duplica de largo el de los hogares con menos ingresos, que han tenido que gastar 618 euros más.

Para ambos colectivos, apunta el Banco de España, esta subida se habría debido, sobre todo, al incremento en el recibo de la electricidad, de unos 286 en un año para las rentas más bajas, y de 446 euros para las más altas.

Por su parte, el estudio también destaca que aquellas familias en las que la persona de referencia es mayor de 65 años enfrentan una inflación superior en un punto porcentual a la del resto, brecha que se explica fundamentalmente por el mayor incremento del coste de la vida soportado por los hogares dentro de este colectivo con un menor nivel de renta.

Rediseñar las ayudas y las bajadas de impuestos

El Banco de España afirma que algunas de las medidas aprobadas en los últimos meses tendrán un impacto sobre el efecto de distribución de la inflación. En particular, sus estimaciones apuntan a que las rebajas de impuestos indirectos aprobadas en el 2021 habrían reducido la inflación promedio que soportaron los hogares con menor renta en un punto porcentual, reducción que habría sido más intensa que la que experimentaron las familias en el cuartil superior de la distribución de la renta, de solo medio punto.

En sentido contrario, apunta que las estimaciones preliminares del impacto que podría tener la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible aprobada para el período comprendido entre el 1 de abril y el 30 de junio de este año sugieren que la medida reducirá el aumento del coste de la vida de los hogares de menor renta en 0,35 puntos porcentuales, reducción que, en este caso, sería menos intensa que la que experimentarían los hogares con mayor renta, de 0,61 puntos porcentuales.

El Banco de España apunta también que la subida de los precios podría afectar de manera diferenciada a los hogares dependiendo de su posición financiera neta. Así, indica que los resultados de un trabajo reciente sugieren que las personas de mediana edad (de entre 36 y 45 años) con altos ingresos laborales, que de media mantienen una posición financiera neta deudora, se habrían visto beneficiadas por el alza de la inflación. En particular, su capacidad de ahorro se habría incrementado en un 3 % de su renta laboral anual gracias, principalmente, a la reducción del valor real de sus deudas, principalmente hipotecas.

Por el contrario, los mayores de 65 años, que suelen presentar una posición financiera neta acreedora, se habrían visto relativamente perjudicados.

No obstante, hay que considerar que, en este ejercicio, el canal de actualización de rentas con la inflación no se ha tenido en cuenta de forma diferenciada por grupos. «Esto hace que los efectos negativos encontrados sobre los mayores de 65 años puedan verse parcialmente mitigados por la indexación automática de las pensiones», indica el Banco de España.

En cuanto al impacto del alza de la inflación en las empresas, la institución monetaria afirma que es muy heterogéneo para los diferentes sectores de actividad y viene condicionado, fundamentalmente, por la intensidad con la que cada una de las ramas emplea la energía en sus procesos productivos.

En concreto, las manufacturas y el transporte son particularmente intensivos en uso de productos energéticos, mientras que su importancia relativa en los servicios inmobiliarios, en los farmacéuticos e incluso para la Administración Pública es muy reducida.

Asimismo, en términos generales la energía tiene un peso en los procesos productivos de las ramas de actividad españolas superior al del promedio de la zona euro, fenómeno que es «especialmente acusado» en el sector del transporte terrestre.

Medidas focalizadas y temporales

Con toda esta situación, y en un contexto en el que los márgenes de actuación son relativamente limitados, el Banco de España cree que es «fundamental» que las medidas de apoyo ante el impacto de la guerra se diseñen de forma «muy focalizada» hacia los hogares y las empresas más vulnerables.

En particular, cree que en la coyuntura actual sería deseable centrar los esfuerzos en el apoyo a los hogares de rentas más bajas, que son los que más padecen el impacto de la inflación, y a las empresas más vulnerables a esta nueva perturbación.

Además de ser focalizadas, el Banco de España ha insistido en que es importante que las medidas presupuestarias que se implementen tengan una naturaleza temporal y no supongan una distorsión significativas sobre las señales de precios.

Perder poder adquisitivo es «inevitable»

En su informe, el Banco de España vuelve a reclamar un pacto de rentas con «compromisos plurianuales» entre los agentes sociales para impedir que se desencadene una espiral de incrementos de precios y de costes, así como que eviten fórmulas de indexación automática de los salarios a la inflación pasada o cláusulas de salvaguarda y se tomen referencias que excluyan los costes energéticos, como la inflación subyacente.

En este sentido, en el actual contexto de inflación, la institución pide a sindicatos y empresarios que «acepten» que, a escala agregada, «la pérdida de poder adquisitivo del conjunto de las rentas de la economía es inevitable».

«La naturaleza de la perturbación exige que empresas y trabajadores acepten, respectivamente, una moderación de sus márgenes y una cierta pérdida de poder de compra de sus salarios en proporciones que habrán de ser determinadas mediante el diálogo social. Un hipotético intento por parte de unos y otros de mantener la capacidad adquisitiva de sus rentas actuales no garantiza el éxito para uno u otro colectivo y, a escala agregada, comporta los costes asociados a una tasa de inflación elevada, como son pérdidas de eficiencia y aumentos de la desigualdad», advierte.

Hasta la fecha, la institución aprecia que el reparto de costes entre trabajadores y empresas se está produciendo de forma tácita y que la transmisión a los crecimientos salariales del repunte de la inflación está siendo «modesta».

Romper la vinculación de las pensiones al IPC

El Banco de España reclama ademán que las pensiones también formen parte del pacto de rentas, pues su vinculación con el IPC tendrá consecuencias sobre el gasto público en 2022. Más allá de decidir «a la mayor brevedad posible» sobre las fuentes de ingresos que permitirán financiar este mayor gasto, el organismo avisa de que el mantenimiento del poder de compra de las pensiones plantea algunas cuestiones de equidad.

«Por un lado, esas mismas consideraciones de equidad justifican que se garantice el poder adquisitivo para los perceptores de pensiones mínimas. Pero, por otro lado, fuera de este colectivo concreto, el hecho de que haya un grupo de agentes, el conjunto de los pensionistas, a quienes se excluye del ajuste, conlleva necesariamente que otros agentes de la economía nacional (los perceptores de rentas del trabajo y del capital) tengan que asumir una parte mayor de esos costes», argumenta.

Asimismo, para el Banco de España, los incrementos del gasto en pensiones que se derivarán del envejecimiento poblacional requerirán de nuevas actuaciones en el futuro por el lado de los ingresos, de los gastos o de ambos. Así, aboga por reforzar el vínculo entre las contribuciones realizadas y las prestaciones recibidas y por iniciar «un debate riguroso» que aborde el nivel de prestaciones y la estrategia de captación de los ingresos necesarios para financiarlas.

Asimismo, con objeto de ofrecer certidumbre a los ciudadanos y de facilitar la toma de decisiones en los ámbitos del ahorro, el trabajo y la jubilación, vería conveniente valorar la introducción de mecanismos automáticos de ajuste que adapten algunos parámetros del sistema a los cambios que se produzcan en las dinámicas demográficas y económicas.

Revisión a la baja de la previsión de crecimiento

Asimismo, el Banco de España ha avanzado que volverá a rebajar en junio su previsión de crecimiento para el 2022 desde el 4,5 % calculado en abril, después de que la desaceleración del PIB en el primer trimestre haya sido «mucho más intensa» de lo esperado y haya estado acompañada de un repunte de la inflación subyacente.

El informe anual de la entidad señala que la inflación no energética crecerá más de lo previsto este año, mientras que la subida de los precios de la energía será más modesta, entre otras cosas por la puesta en marcha del mecanismo ibérico para limitar el precio del gas.

«Estamos revisando las previsiones y no tenemos números concretos, pero las dinámicas apuntan a una inflación subyacente (sin energía ni alimentos frescos) mayor de la que esperábamos», ha dicho el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, durante la presentación del informe.