El Banco de España defiende subir los impuestos medioambientales para avanzar en la transición ecológica

La Voz EUROPA PRESS / MADRID

ECONOMÍA

Cézaro De Luca | EUROPAPRESS

Sostiene que la mayor recaudación verde permitiría reducir los impuestos al trabajo

11 may 2022 . Actualizado a las 13:20 h.

El Banco de España considera «imprescindible» potenciar y mejorar la fiscalidad medioambiental en España para que la economía pueda avanzar eficientemente y con menores costes en el proceso de transición ecológica, y sostiene que un aumento de la recaudación en este ámbito podría destinarse a reducir otros impuestos y a compensar los costes de transición de las empresas y familias más vulnerables.

El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, ha indicado que el principal instrumento que deben utilizar los gobiernos es la imposición verde, un campo en el que España tiene «mucho recorrido», pues se encuentra, de manera persistente, en el grupo de economías de la UE con menor recaudación relativa de la fiscalidad medioambiental, con una brecha de casi un punto porcentual de media durante las últimas dos décadas. En el 2019, el diferencial negativo de España fue de 0,8 puntos, debido, en un 67 % a los menores impuestos sobre la energía y, en particular, sobre los hidrocarburos.

«La fiscalidad medioambiental es clave para la transición ecológica. Hay que avanzar en este terreno, hay que rediseñar y optimizar la fiscalidad medioambiental», ha insistido Gavilán, quien ha apuntado que el Libro Blanco sobre la Reforma Tributaria publicado el pasado mes de marzo es un punto de partida para valorar una posible revisión integral de la fiscalidad medioambiental en España.

Según Gavilán, una mayor recaudación medioambiental podría permitir reducir las distorsiones económicas que generan otros tributos. «Si al tiempo que aumentas la fiscalidad medioambiental, que te permite una mayor recaudación, reduces los impuestos al trabajo, que son muy distorsionadores, puedes llegar a tener un impacto positivo sobre la actividad», ha explicado el director general de Economía y Estadística.

Compensar temporalmente a empresas y hogares

Por otro lado, el Banco de España ha advertido de que el impacto de los riesgos por esa mayor carga fiscal, con el previsible incremento en el precio de bienes y servicios más contaminantes, será heterogéneo entre sectores, empresas y hogares.

En el caso de las familias, el impacto será más acusado sobre los hogares con menor nivel de renta, aquellos cuyo cabeza de familia tiene entre 35 y 45 años, los que residen en zonas rurales, los que tienen un menor nivel educativo y los que presentan un mayor número de miembros.

En cuanto a las empresas, el modelo CATS del Banco de España refleja que, si aumentase el precio de los derechos de emisión de forma similar a los últimos años (de 25 euros a 100 euros por tonelada de CO2 entre el 2019 y febrero de este año), los sectores más afectados, tras los energéticos, serían otros productos minerales no metálicos, el transporte aéreo y el papel.

Si además a ello se añadiese una generalización de la cobertura del sistema, por detrás de los energéticos se verían más afectados el sector de transporte (marítimo, aéreo y terrestre) y el de agricultura, ganadería y pesca. Asimismo, las empresas de menor tamaño se verían más afectadas que las grandes.

El Banco de España cree que sería conveniente que las políticas públicas articulasen mecanismos para compensar, con carácter temporal, a los hogares y empresas más vulnerables. «Por motivos de equidad, porque no tienen culpa y deberíamos ayudarles a que en el corto plazo esa transición sea más duradera, y por motivos de eficiencia, porque si los grupos más afectados por la transición ecológica no apoyan este proceso, no se va a llegar a producir o no lo va a hacer con la velocidad e intensidad necesaria para que sea eficiente», ha advertido Gavilán.

En este contexto, el Banco de España indica que parte del aumento de la recaudación derivada de una mayor fiscalidad medioambiental podría destinarse a desplegar medidas compensatorias que redujeran los costes de la transición ecológica para los hogares y empresas más vulnerables.

Evaluar las políticas públicas

Además de desincentivar las actividades medioambientalmente más dañinas a través de la imposición medioambiental, el Banco de España ha resaltado que la política fiscal también debe desempeñar un papel fundamental en el impulso del cuantioso volumen de inversiones que son necesarias para facilitar la transición y ve «deseable» fomentar también la inversión privada en tecnologías verdes mediante subvenciones.

Asimismo, el supervisor propone intervenciones de las autoridades públicas en el ámbito de la regulación para impulsar la transición ecológica, como las iniciativas que establecen objetivos de calidad del aire, las normas de rendimiento energético en la promoción y renovación de edificios y los objetivos de penetración de fuentes de energía renovable en la generación de energía eléctrica.

En cualquier caso, en este contexto de un proceso de transformación estructural «extraordinariamente incierto», el Banco de España ve imprescindible que las políticas públicas proporcionen «certidumbre» a los distintos agentes económicos y favorezcan un marco operativo estable en el que estos puedan adoptar sus decisiones de consumo, inversión y producción con las máximas garantías.

Además, el supervisor ha avisado que para alcanzar los objetivos medioambientales propuestos sin malgastar recursos y evitando efectos indeseados sobre la actividad debe hacerse una evaluación continua de las políticas públicas, lo que a su vez exige elevar el volumen y la calidad de información granular disponible en materia medioambiental. «Esto no existe a día de hoy», ha reconocido Gavilán.

El sector financiero, imprescindible

El informe del Banco de España también hace hincapié en que, para movilizar el enorme volumen de recursos que requieren la lucha contra el cambio climático y la transición ecológica, es imprescindible la participación activa del sector financiero.

«Para realizar esta tarea de forma eficiente, es indispensable que todos los participantes en el sistema financiero y en los mercados de capitales puedan identificar correctamente el grado de exposición que ellos mismos y el resto de los agentes económicos presentan a los distintos riesgos físicos y de transición asociados al cambio climático y que incorporen esa información activamente en su gestión de riesgos», señala.