Asimismo, el supervisor propone intervenciones de las autoridades públicas en el ámbito de la regulación para impulsar la transición ecológica, como las iniciativas que establecen objetivos de calidad del aire, las normas de rendimiento energético en la promoción y renovación de edificios y los objetivos de penetración de fuentes de energía renovable en la generación de energía eléctrica.
En cualquier caso, en este contexto de un proceso de transformación estructural «extraordinariamente incierto», el Banco de España ve imprescindible que las políticas públicas proporcionen «certidumbre» a los distintos agentes económicos y favorezcan un marco operativo estable en el que estos puedan adoptar sus decisiones de consumo, inversión y producción con las máximas garantías.
Además, el supervisor ha avisado que para alcanzar los objetivos medioambientales propuestos sin malgastar recursos y evitando efectos indeseados sobre la actividad debe hacerse una evaluación continua de las políticas públicas, lo que a su vez exige elevar el volumen y la calidad de información granular disponible en materia medioambiental. «Esto no existe a día de hoy», ha reconocido Gavilán.
El sector financiero, imprescindible
El informe del Banco de España también hace hincapié en que, para movilizar el enorme volumen de recursos que requieren la lucha contra el cambio climático y la transición ecológica, es imprescindible la participación activa del sector financiero.
«Para realizar esta tarea de forma eficiente, es indispensable que todos los participantes en el sistema financiero y en los mercados de capitales puedan identificar correctamente el grado de exposición que ellos mismos y el resto de los agentes económicos presentan a los distintos riesgos físicos y de transición asociados al cambio climático y que incorporen esa información activamente en su gestión de riesgos», señala.