A diferencia de lo que ocurre con el recibo de la luz, en el caso del gas la tarifa regulada (tarifa de último recurso, TUR) es actualmente la opción más ventajosa, ya que no está vinculada a la evolución diaria del mercado mayorista, sino que se revisa trimestralmente, y el Gobierno ha optado por limitar esas subidas. De esta forma, según el comparador de tarifas de Competencia, un usuario con un consumo anual de 6.000 kilovatios hora pagaría 526 euros al año en el mercado regulado, casi la mitad de los 983 euros que desembolsaría con la mejor oferta actual en el libre.
Pese a los datos, solo 4.780 consumidores gallegos trasvasaron su contrato desde el mercado libre al regulado el año pasado, un 26 % más que un año antes y el doble que antes de la pandemia. El grueso de los movimientos, casi 28.000 (856.000 en el conjunto de España) se producen entre tarifas libres. Hay que tener en cuenta que, en el caso del gas, solo pueden contratar en el mercado regulado aquellos usuarios que tengan un consumo inferior a 50.000 kWh, lo que deja fuera a las comunidades de vecinos y a la mayoría de empresas.