Este movimiento de Alemania y Austria deja a Hungría completamente sola. Se convierte en el único Gobierno que todavía mantiene abiertamente su veto a que las sanciones europeas incluyan el petróleo. Y no es esta una cuestión menor. Porque este tipo de decisiones deben ser aprobadas por unanimidad. Mientras, Polonia —el principal socio húngaro en el bloque— trata de convencer al gobierno de Viktor Orbán de la importancia de aplicar mayor contundencia contra Moscú.
Sin detalles
Bruselas no ha querido detallar todavía el contenido del que será el sexto paquete de sanciones contra el Kremlin, en el que se baraja castigar a más bancos rusos y bielorrusos, nuevas sanciones individuales o aplicar correctivos al sector nuclear del país. Habrá que esperar a las negociaciones.