C. Porteiro
Escala la tensión entre la Unión Europea (UE) y Rusia tras la decisión del gigante Gazprom de cortar el suministro de gas a Polonia y Bulgaria.
Ambos países se han negado a pagar el hidrocarburo en rublos, como había exigido la compañía tras el decreto promulgado el pasado 31 de marzo, por el que el Gobierno ruso obliga a las energéticas a cobrar en esa divisa a los clientes de países «hostiles», como los europeos.
Pagar en rublos supondría quebrantar las sanciones aprobadas por los Veintisiete contra Rusia por desatar la guerra de Ucrania. Se trata de una medida consensuada para cortar las vías de financiación del Kremlin.