Advertencias
¿Por qué tanta prisa? Pekín teme que la onda expansiva acabe alcanzando a sus empresas. Desde Estados Unidos (EE.UU.) ya han enviado varios mensajes amenazantes. El primero de ellos lo lanzó el propio presidente, Joe Biden, quien anticipó «un alto precio a pagar» y «consecuencias» si China apoyaba materialmente a Rusia en Ucrania. Su equipo también anunció que restringirán el acceso de empresas chinas al software estadounidense para fabricar productos si estas desafían las restricciones impuestas en EE.UU. Las advertencias se repitieron una y otra vez y la última en sumarse fue la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, quien se pronunció este miércoles sobre la «relación especial» que mantiene China con Rusia: «Si bien muchos países han tomado una posición unificada contra las acciones de Rusia y muchas empresas han cortado rápida y voluntariamente sus relaciones comerciales con Rusia, algunos países y empresas no lo han hecho», señaló la expresidenta de la Reserva Federal de EE.UU., asegurando que la coalición de países sancionadores «no será indiferente» a las acciones que socaven las sanciones implementadas. Apuntó con el dedo a China, a la que recordó que el mundo no olvidará su actitud cómplice con el Kremlin.
Repliegue
Precisamente este miércoles se ha sabido que el mayor productor chino de petróleo y gas en alta mar, China National Offshore Oil Corporation (CNOOC), está haciendo las maletas y prepara su repliegue de Occidente (Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido). Teme no poder seguir operando con libertad y seguridad sin exponerse a sanciones. Según Reuters, la operación salida coincide con sus planes de comprar activos en África y América del Sur. Altos cargos de la compañía se quejaron de que el negocio comenzó a tambalearse cuando la Administración Trump los incluyó en la lista negra de empresas controladas por Pekín, retirándola de la Bolsa de Nueva York en octubre del 2021, veinte años después de su estreno.