Alemania podría entrar en recesión si Rusia corta el suministro de gas y petróleo

C. P. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

HENNING SCHACHT / POOL | EFE

La inflación escalaría hasta el 7,3 % este año, un umbral nunca visto desde la Segunda Guerra Mundial

13 abr 2022 . Actualizado a las 16:37 h.

Alemania se resiste a pactar un embargo al petróleo ruso. No solo por las dificultades de buscar proveedores alternativos, sino por el temor a que solo les quede un cartucho en la recámara para sancionar al Kremlin: el gas

Berlín hace cuentas. Y no le salen. Una interrupción del suministro de ambos hidrocarburos supondría una pérdida de 220.000 millones de euros en el conjunto del 2022 y el 2023, según cálculos del Instituto Ifo de Investigación Económica. El agujero equivaldría a más del 6,5 % de la riqueza anual que genera el país.

Ese es un escenario que no descartan los expertos, quienes creen que, de producirse un corte abrupto en el abastecimiento de Rusia, ya sea deliberado o voluntario, la economía alemana apenas lograría crecer un 1,9 % este año (frente al 4,8 % previsto anteriormente en otoño) y entraría en recesión en el 2023, cuando el PIB se desplomaría un 2,2 %. «Si se cortara el suministro de gas, la economía alemana sufriría una fuerte recesión», admiten. Incluso sin un veto o un corte ruso, el precio seguirá aumentando, pasando factura al tejido productivo. 

No es la única cifra que ha hecho saltar las alarmas. Si se produce ese estrangulamiento energético, la inflación en Alemania pasaría a estar fuera de control, alcanzando el 7,3 % este año, un umbral nunca visto desde la Segunda Guerra Mundial. Solo lograrían aplacar las subidas de precio en el 2023 (5 %). ¿Por qué? «Los paquetes de estímulos públicos durante la pandemia ya han credo un efecto inflacionario. El incremento de los precios de productos energéticos clave tras la invasión rusa está impulsando todavía más al alza los precios», explican. Por eso el vicepresidente del Ifo, Stefan Kooths, advierte al Gobierno alemán de que «debe tener cuidado de no proporcionar transferencias mal enfocadas para amortiguar los altos precios de la energía. Si esos esquemas se extienden ampliamente, aumentarán aún más la inflación [...] Esto, a su vez, exacerbará los problemas de los hogares de bajos ingresos y aumentará los costes económicos generales». 

El escenario central, sin embargo, es otro. La economía alemana crecerá un 2,7 % este año, a pesar de los problemas que ha acarreado la guerra en su economía. No solo por el reto de ir sustituyendo la energía rusa con proveedores alternativos, también por los problemas de sectores claves como el motor para poder hacer acopio de materiales y equipos que se producen o ensamblan en Ucrania. Si el suministro energético desde Rusia continúa, la economía alemana podría crecer hasta un 3,1 % el año que viene

En cualquier caso, las previsiones del Instituto de análisis son mucho más modestas de las elaboradas en otoño: «El proceso de recuperación de la economía alemana de nuevo se aplaza. Fuerzas negativas están dando forma al cuadro económico, las cuales están haciendo subir los precios», señalan sus expertos, quienes también apuntan a los riesgos de que aumente el desempleo y el déficit en el país. 

Déficit

Si las cosas no se tuercen, el déficit (diferencia entre lo que ingresa el país y lo que gasta), se reduciría a 52.200 millones de euros este año y 27.900 millones el año que viene. Pero si se produce el gran corte energético, el déficit podría dispararse por encima de los 76.000 millones de euros en el 2022 y unos 160.000 millones en el 2023, lo que equivaldría al 4,1 % de su PIB. Esa cifra lo situaría por encima de la barrera del 3 % que establecen las reglas fiscales el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, hoy congelado por la pandemia.

Desempleo 

A pesar del gran volumen de vacantes que hay en Alemania, la guerra en Ucrania puede pasar factura al mercado laboral. Según las estimaciones de Ifo, el desempleo podría caer al 5,2 % este año y al 6 % en el 2022 en un escenario adverso. No obstante, de reproducirse esa previsión más pesimista, el país no afrontaría un desafío de cierres y despidos masivos. «La mayor parte del shock sería absorbido reduciendo las horas de trabajo», explican sus expertos. En cualquier caso, lo más probable es que no haya un corte masivo de gas y que el paro, por tanto, se reduzca del 5,7 % al 5 % este año y el 2023.