Alemania retrasa el veto a la compra de petróleo ruso

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

JULIEN WARNAND | EFE

Bruselas quiere incluir el crudo en el nuevo paquete de sanciones

12 abr 2022 . Actualizado a las 08:12 h.

«¿Qué más tiene que pasar para que la Unión Europea (UE) para que haya un embargo de gas, petróleo y materias primas rusas?», se preguntaba este lunes el ministro de Asuntos Exteriores checo, Jan Lipavsky, a su llegada a Luxemburgo, donde se han reunido los Veintisiete para debatir sobre una nueva ronda de sanciones, la sexta.

Su país exige mano dura con el Kremlin, al que culpan directamente de las atrocidades cometidas en Ucrania. Y no es el único. Los países Bálticos, Polonia, Francia y hasta Italia abogan por apretar de nuevo el botón de las sanciones e imponer un veto a la compra de petróleo. «Estamos gastando cientos de miles de euros en importar petróleo de Rusia y eso está ayudando a financiar su guerra», lamentó el ministro de Exteriores irlandés, Simon Coveney. La factura anual asciende, en el caso del petróleo, a unos 80.000 millones de euros, según Bruselas. Es cuatro veces más de lo que se paga por el gas, aunque es mucho más fácil buscar nuevos proveedores de crudo. «Por eso es importante empezar por el crudo. Su factura es más grande y es más fácil de reemplazar», explicó tras la reunión el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.

La Comisión Europea ya trabaja en ese escenario. Quiere incluir el petróleo en el sexto paquete de sanciones, a pesar del rechazo de países como Alemania, Austria o Hungría, que se niegan a quemar cartuchos tan rápido. El veto al crudo ruso los dejaría a las puertas de prohibir el gas, algo impensable para sus cancillerías.

Esas reticencias están retrasando el embargo al crudo y generando críticas a las que la ministra alemana de Exteriores respondió este lunes: «Ya hemos dejado claro que abandonaremos los combustibles fósiles, comenzando por el carbón, luego el petróleo y el gas. Para hacerlo, necesitamos un plan acordado conjuntamente», señaló. Berlín consiguió una moratoria de cuatro meses para decir adiós al mineral ruso.

«Es fácil para los países que apenas usan gas ruso decir que están por no usar gas ruso. Para otros, que son altamente dependientes, no es tan fácil», admitió Borrell, antes de enfriar las expectativas sobre las próximas sanciones: «No hay que hacerse ilusiones. Cerrar el grifo del gas ruso la semana que viene no tendrá efecto inmediato, no parará la guerra», sostuvo. Ni siquiera puso fecha para el veto al petróleo, aunque hace apenas cinco días aseguró que «antes o después» sucederá.

¿Cómo sustituir a quien nos vende entre el 25 y el 27 % del petróleo que consumimos en la UE? Para despojar a Rusia de los cerca de 80.000 millones de euros que desembolsan los Veintisiete al año por su crudo, habrá que recurrir a otros países productores. Otra cosa es que estén en disposición de cubrir las necesidades energéticas de la Unión. Y a qué precio. La Agencia Internacional de la Energía (IEA) calcula que Rusia dejará de producir este año unos 3 millones de barriles de crudo al día. Esa retirada, además de subir los precios, coincidirá con una contracción de la demanda de unos 1,3 millones de barriles al día, insuficientes para poder suplir el agujero, que podría colmarse si Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait incrementan su oferta conjunta en 2,1 millones de barriles diarios. Según Beatriz Villafranca, de CaixaBank Research, tienen capacidad para hacerlo, pero tendrían que puentear los acuerdos en el seno de la OPEP, el cartel internacional del petróleo. Estados Unidos podría abrir nuevos pozos y aumentar capacidades, pero llevaría mucho tiempo y dinero. La otra vía es Irán. Si se cierra un nuevo pacto nuclear con el país persa, podría aportar al mercado 1,3 millones de barriles más al día. Por el momento, los países occidentales están dando salida a sus reservas estratégicas.

Coste del embargo

El Consejo de Análisis Económico francés calcula que un embargo energético total a Rusia (petróleo y gas) le costaría de media a cada ciudadano europeo unos 100 euros. En países como Lituania, Bulgaria, Eslovaquia, Finlandia o República Checa la factura sería mucho más cara, mientras que en Francia, España y Portugal, el impacto sería menor. ¿Qué hay de Alemania? Los expertos estiman que su factura ascendería a 100 euros, frente a los 91 de los franceses. Eso sí, disponiendo de alternativas, porque si los países europeos prescinden del Kremlin y no encuentran sustitutos, la factura para los alemanes se dispararía entre 600 y 900 euros, el equivalente a una destrucción del PIB de entre el 1,3 y el 2,2 %. La de los franceses apenas rondaría los 100 euros.

Aranceles a la energía

Desde el organismo sugieren sustituir el veto directo por la introducción de un arancel del 40 % a las importaciones de hidrocarburos. Una medida que recortaría en un 80 % las compras actuales (unos 64.000 millones de euros anuales), pero limitando mucho las pérdidas de los países particularmente dependientes: «Las pérdidas económicas podrían dividirse entre 3 y 4», sostienen.