La resolución apoya este último paquete de sanciones y reclama medidas que vayan aún más allá contra Moscú, como una exclusión total de la banca rusa del sistema Swift, pero también en el apoyo a Kiev, con más ayuda militar y un impulso en el proceso en marcha para otorgar a Ucrania el estatus de país candidato a la adhesión a la UE.
Jesús Carballo
Las atrocidades cometidas por el ejército ruso en la ciudad ucraniana de Bucha han obligado a la Comisión Europea a mover ficha de nuevo. Lo hizo este martes, poniendo sobre la mesa de los Veintisiete el quinto paquete de sanciones contra Rusia que, por primera vez, incluye la energía.
Bruselas no quiere quemar todos sus cartuchos. Por eso ha comenzado la ofensiva instando a prohibir solo las importaciones de carbón ruso. Un veto que hará perder al país 4.000 millones de euros al año y obligará a la Unión Europea (UE) a buscar un proveedor alternativo, puesto que Rusia suministra casi el 47 % del combustible fósil que se consume en el bloque. Es el primer peldaño de los otros dos que le quedan a la UE: el petróleo y el gas. La presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, no descarta ampliar el embargo al crudo: «Estamos trabajando en sanciones adicionales, incluidas las importaciones de petróleo», admitió.
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