Reduflación, o cómo camuflar la subida de precios

Sara Cabrero
S. Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

PACO RODRÍGUEZ

Ante la escalada de los precios, muchas empresas buscan fórmulas menos evidentes de encarecer sus productos

04 abr 2022 . Actualizado a las 14:20 h.

Hay veces en las que la inflación llega a la cesta de la compra sin que los consumidores se den cuenta. No lo hace con precios inflados o con un esfuerzo económico mayor, sino con una argucia algo menos evidente. Este fenómeno, conocido con el nombre de reduflación —una palabra que sigue el mismo patrón que la original que surgió en inglés: shrinkflation, de shrink (encoger) e inflation (inflación)—, consiste en reducir el producto de los envases y mantener el precio o incluso subirlo algunos céntimos. Para entenderlo mejor, si un fabricante reduce la cantidad de patatas fritas que vienen en su bolsa y la pasa de 20 a 15 por el mismo precio, está consiguiendo subir el precio a su producto sin que el consumidor se de cuenta.

Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) registró reducciones de entre un 5 y un 10 % del contenido de una gran cantidad de envases para despistar a los consumidores. «Encontramos un paquete de lomos de merluza que había reducido su precio un 5,6 %, pero una mirada más atenta nos descubrió que había pasado de contener 400 gramos de pescado a incluir solo 360, es decir un 10 % menos. Es decir, pagas menos, pero también recibes menos. Teniendo estas cifras en cuenta, nos encontramos con que el precio en realidad subió un 3,2 %», resumen los expertos de la OCU.

No es un fenómeno aislado. Los casos de reduflación se multiplican en el supermercado y desde el año pasado se han convertido en una opción cada vez más reproducida en los lineales de los establecimientos. Se encuentran en productos tan dispares como yogures y mantequillas o cacaos y productos de higiene.

Este término está muy vinculado con las épocas de vacas flacas. La primera vez que se puso en el foco de la opinión pública fue en el año 2009 en un artículo del economista Brian Domitrovic. Este experto vinculaba la reduflación directamente con otro término tan en boga estos días: la estanflación, utilizado para definir aquellos momentos en los que la economía se contrae mientras que los precios suben.

Síntoma de recesión

Y dicen los expertos que este fenómeno debe poner en alerta a los consumidores. Porque es un síntoma más de que se avecina una recesión y de que las compañías tratan de mantener a toda costa el margen de beneficios en situaciones de carestía económica: «Las empresas ya no pueden dejar de repercutir el incremento de los costes de producción en sus productos y, ante estas circunstancias, tienen varias opciones. La primera, y más honesta, es subir el precio y justificar que la situación obliga a ofrecer lo mismo pero por un valor mayor. Otra solución es alterar el empaquetado y un tercero, y el más peligroso, es reducir la cantidad de producto. Esto puede ser una solución en un mercado poco maduro, en el que no existan redes sociales ni opinión pública. Pero a día de hoy es fácil que los clientes se den cuenta y acabe un poco dañada la imagen de la marca», resume Eduardo Irastorza, profesor de la escuela de negocios OBS Business School y experto en márketing estratégico.

Desde la OCU recuerdan que se trata de una práctica totalmente legal, pero no honesta, ya que en la práctica supone una subida de precio encubierta de la que muchos clientes ni tan siquiera son conscientes.

Difícil de detectar

Y es que detectar la reduflación es una tarea realmente complicada: «Muchos paquetes son totalmente opacos y hasta que no los abres no puedes saber si vienen seis o siete rebanadas de pan o diez galletas en vez de las once que había antes», resume Irastorza. Detrás de la reduflación también hay un intento de las marcas por llamar la atención del cliente. Porque los envases grandes, aunque contengan una menor cantidad de producto, siempre atraen más las miradas que los menos abultados. Por ello, Irastorza recomienda que, en épocas de vacas flacas, evitemos dejarnos llevar por las tentaciones que nos ofrece el supermercado y acudamos a hacer la compra con una lista cerrada.