El diésel ya es más caro que la gasolina

C. Porteiro / F. Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

VÍTOR MEJUTO

La escasez y el coste de refinamiento impiden tener precios más bajos

25 mar 2022 . Actualizado a las 12:47 h.

A pie de gasolinera, algunos conductores gallegos se llevaron ayer una sorpresa al mirar los precios en el panel del surtidor. Y no solo porque han bajado por primera vez en lo que va de año. El diésel ya ha desbancado a la gasolina. Por muy poco, eso sí. Apenas 20 céntimos de diferencia a la hora de llenar el depósito.

¿Qué está pasando? ¿Por qué a pesar de que el precio del barril de brent parece haberse estancado en los 120 dólares, el diésel sigue ganando terreno? En el último año, su precio se ha multiplicado por tres en el mercado de futuros, pero se ha desbocado a raíz de la guerra en Ucrania. Lo confirman las propias gasolineras. «La semana pasada empezó a subir, lo hemos notado ya en los dos últimos pedidos que hicimos», señala la propietaria de una estación de repostaje gallega. En su caso, compra el combustible a una gran distribuidora, Cepsa. «Desde que empezó la guerra, el pedido [de media son unos 16.000 litros] cuesta entre 5.000 y 6.000 euros más», explica. Su margen de beneficio sigue siendo el mismo: entre 14 y 15 céntimos por litro. El cliente no tiene alternativa, especialmente el más de un millón de usuarios que hay en Galicia con vehículos diésel, que dobla el volumen de los que circulan con gasolina, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT).

Aunque gasolineras como la suya, de bandera, suelen cerrar contratos de suministro anuales con las grandes distribuidoras de carburantes, el coste de los pedidos fluctúa en función de los precios diarios en el mercado Platts de Londres, a donde acuden las multinacionales a comprar materia prima.

Allí es donde se está gestando la nueva crisis del diésel, aderezada con una buena dosis de especulación. Si los 100,9 euros que se pagan de media en Galicia para llenar el depósito de diésel le hace saltar los ojos de las órbitas a más de un consumidor, ese precio es peccata minuta en comparación con los casi 136 que pagan los suecos. En ningún otro lugar del planeta se paga más por repostar un litro de diésel.

Hay varias razones que explican los altos precios. La primera de ellas entronca con la recuperación, que cobró fuerza en el último trimestre del 2021. Las economías desataron una demanda global, liderada por el transporte, difícil de abastecer con las capacidades de producción disponibles, ya mermadas por la pandemia y los largos años de desinversiones en el sector, motivadas por las políticas orientadas hacia la transición energética y el despliegue de renovables. La oferta no es capaz de cubrir la demanda. Y sin diésel, ni turismos, ni camiones, ni buques de carga pueden trabajar. En un país como España, por ejemplo, casi el 60 % de los productos petrolíferos que se consumieron el pasado año fueron gasóleos. Y el 10 % se importó de Rusia, según la Corporación de Reservas Estratégicas (Cores).

Pero es que además hay problemas en las refinerías europeas, que importan grandes cantidades de hidrocarburo. No solo les llega poco crudo bajo en azufre, es que muchas necesitan gas natural —cuyos precios se han disparado en el último año— para eliminarlo en el refinado. Los países que extraen petróleo bajo en ese oligoelemento, como Nigeria o Angola, no pueden aumentar la producción. Y los que sí podrían, como Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos (EAU) extraen crudo con alto contenido en azufre, apuntan desde Bloomberg. A ello se suman las reticencias de los miembros de la OPEP a aumentar el bombeo. 

Refinerías ineficientes

¿Podría España tener precios más baratos de los que estamos viendo? Sí. «El coste de refinería aquí es más caro que en otros países porque las instalaciones son más deficientes. El precio de referencia del crudo es el mismo. Otro coste importante es el del refinado y otro el de la logística. Lo que hace que el precio en España antes de impuestos sea superior a la media de la UE es el coste de refinería», explica el experto en mercados energéticos, José María Yusta.

Grandes petroleras han restringido sus compras a Rusia y buscan nuevos proveedores

Con el mercado del petróleo tensionado, que casi el 30 % del crudo que compra la Unión Europea (UE) venga de Rusia, es un problema. Sustituirlo es una tarea titánica. Y, aunque no se ha impuesto un embargo como el estadounidense, las grandes petroleras ya han empezado a cortar lazos con los proveedores de ese país: «Refinerías en Europa están buscando alternativas al suministro de crudo ruso», aseguran desde S&P Global. Llevará tiempo y, sobre todo, dinero, porque antes de la invasión, Europa estaba importando de Rusia unos 2,7 millones de barriles de crudo diarios y otros 1,5 millones de productos derivados, mayormente diésel, pero también componentes para fabricarlo.

Con el objetivo de asegurar el suministro se están cerrando contratos a largo plazo mucho más caros de los vistos hasta ahora, así que eso anticipa problemas para el bolsillo de los consumidores en adelante.

Ese es solo uno de los contratiempos que afronta la UE en los próximos meses. Lo más alarmante es que algunas petroleras han empezado a reducir las entregas, según apuntan desde Bloomberg, y ya no se descarta un escenario de escasez.

Para no verse en ese escenario, los países miembros de la Agencia Internacional de la Energía han pactado abrir de par en par las puertas de las reservas de petróleo estratégicas «en caso de emergencia».